Juan ‘Groc&lloc’ limpia él solo de lazos amarillos la avenida de la cárcel donde están Junqueras y los suyos
- Juan Ribas, líder del grupo Groc&lloc, llenó “un saco de esos grandes negros y una bolsa de basura entera” de propaganda independentista que encontró en las inmediaciones de la prisión 'cinco estrellas' de Lledoners.
- Acabada la faena, un coche le persiguió intentando detenerlo.
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La cárcel catalana 'cinco estrellas 'de Lledoners (Figueres) ya cuenta en su interior con los presos más famosos de Cataluña: los políticos Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Carme Forcadell y Dolors Bassa. A la llegada a los aledaños de la prisión encontraron un cálido recibimiento en forma de lazos amarillos de apoyo y una pancarta pidiendo su libertad. Pero ya no queda nada. Un hombre en solitario lo ha limpiado todo.
Se trata de Juan Ribas, líder de Groc&lloc. Es una de las brigadas de limpieza más activas de Cataluña. Sin embargo, esta vez Juan ha actuado solo. No le ha hecho falta ningún compañero para retirar los plásticos del entorno de la cárcel. Él, sin ayuda, ha llenado “un saco de esos grandes negros y una bolsa de basura entera” de propaganda independentista.
“Yo estaba por allí porque me iban a hacer una entrevista. Había acordado con el medio de comunicación hacerla allí, en la puerta de la cárcel. Me conocen bastante por Groc&lloc y me pidieron unas declaraciones sobre el traslado de los presos. Quedamos en hacerlas allí mismo, a la entrada de Lledoners”, explica Ribas.
Era de noche. Serían poco más de las 23h del miércoles y por la zona no había nadie. El follón había tenido lugar el día de antes, cuando trajeron a los presos. Mucha gente de los CDR fue a recibirlos, a poner lazos, a pintar la calzada. También fueron miembros de los GDR a quitar lazos en una rotonda próxima. Hubo incluso incidentes y la detención de un GDR. “Sucesos con los que yo no tengo nada que ver”, se desmarca Juan. Pero todo eso aconteció el martes, el día de antes. En cambio el miércoles por la noche ya estaba todo tranquilo y Juan esperaba a los periodistas en solitario.
Para matar el tiempo
Se demoraron en llegar los que tenían que hacerle la entrevista. Juan decidió entonces que, en lugar de matar el tiempo jugando con el móvil, podría dedicarse a pegarle una pintada al entorno. “La verdad es que estaba todo sucio. Las vallas, los árboles, el suelo… No sabes cómo han dejado el suelo de pintadas”, indica.
Dicho y hecho. Entre que venía la unidad móvil a entrevistarle, Juan se dedicó a sacar plástico amarillo de alrededor, hecho que llamó la atención de un coche patrulla que rondaba en el interior. “Vinieron unos agentes a pedirme explicaciones y a identificarme. Ya estoy acostumbrado a que me identifiquen. Pero tampoco pudieron hacerme nada más porque yo no estaba haciendo nada ilegal”, sentencia Juan. Así, mostró su documentación y preguntó a los agentes si había algún problema en que él acabase de limpiar “Me dijeron que no, pero que tuviese mucho cuidado, que no lastimase ningún árbol. Yo les dije que no pensaba romper nada. Sólo limpiar”, explica.
Llegaron los periodistas, le hicieron la entrevista y se marcharon por donde habían venido. No así Juan de Groc&lloc, que decidió quedarse un poco más en la puerta de la cárcel. “Hasta que acabase mi trabajo y dejase aquello bien limpio”, señala. Asegura Juan que “yo desde fuera escuchaba que dentro estaban cantando el himno de Els Segadors. También me pareció ver una pérgola con algo amarillo colgado, pero eso ya no lo puedo asegurar porque estaba muy oscuro”.
Persecución en un coche de cortesía
Acabó Juan de quitar los plásticos amarillos, los metió en bolsas de basura y los cargó en su coche junto a la pancarta de “Llibertat presos polítics”. Se dispuso a marcharse a casa, con la sensación del trabajo bien hecho. Pero para entonces, alguien ya había dado la voz de alarma. Llegaron tarde a buscarlo pero llegaron. “Cuando me fui de allí me di cuenta de que un coche me perseguía. Cuando se acercó más me di cuenta de que era un Nissan Patrol, que me estuvo siguiendo un buen rato”. No recuerda cuánto duró la persecución, pero sí cuándo acabó: “Al final logré despistarlos a la altura de Vilafranca”, explica.
No sería el primer coche que aparece pintado de lazos, apedreado y vandalizado una vez le han tomado la matrícula. Pero a Juan le da igual que hayan anotado su número de placa. “Lo llevan claro. Yo fui con un coche de cortesía que me habían dejado en el concesionario porque el mío está roto. Si apuntan esa matrícula me van a encontrar poco”, ríe.
De todos modos, él sostiene que “ya saben quién soy. A los de Groc&lloc nos conocen en todos los círculos independentistas. Ya me han dicho incluso que hay una alcaldesa que está tratando de identificarme para sancionarme. Pero yo voy a seguir limpiando el entorno. Se lo están cargando. Me gustaría también poder limpiar todo lo que se están cargando, convivencia entre catalanes incluida, pero eso va a ser mucho más difícil. Mientras tanto, los de Groc&lloc y el resto de brigadas de limpieza vamos a seguir haciendo nuestro trabajo”, explica mientras despliega en su garaje la pancarta que quitó en la entrada de la prisión de Lledoners.