A la entrada del pueblo sevillano de Pilas recibe al visitante un letrero que afirma su pertenencia desde 2003 a la Red Andaluza de Municipios Libres de Violencia Contra las Mujeres. “Pilas contra la violencia machista”, añade el cartel en letras mayúsculas. El pueblo está impactado desde que se ha enterado de que en la madrugada de este martes moría asesinada por su marido una paisana de 36 años, Manuela Morales Pérez, Manoli, pero no aquí, en este sur agrícola andaluz vecino de Doñana, sino a 1.105 kilómetros al norte, en un piso del número 10 de la calle Richelieu de Pau, capital del departamento de Pirineos Atlánticos, en Francia. Allí vivía con su esposo, Badr Hraichete, un francés de origen marroquí de 32 años, y el niño de ambos, Joseph.
Durante este pasado fin de semana o el lunes, a ese piso de Pau, escenario de un crimen múltiple, tuvo que llegar de visita desde Sevilla el padre de Manuela. José Morales Real, jubilado de 65 años natural de Pilas, era uña y carne con su hija. A él le acompañaba su actual pareja, Dolores Reina Gómez, enfermera jubilada y originaria del pueblo sevillano de Arahal. José había sido visto el miércoles pasado en Pilas, su pueblo, por lo que tuvo que viajar a Francia en busca de su hija a partir del jueves, como muy pronto.
José iba de vez en cuando de vacaciones a Francia en verano para visitar a su hija y a su yerno, aunque la última vez que José publicó fotos en Facebook de sus viajes a Francia fue en febrero de 2016; antes había estado con su hija en Pau en agosto de 2015. Otras veces iba solo. Esta vez le acompañaba Dolores. Y su misión, según están cada vez más convencidos en el pueblo, no era pasar unos días relajados con Manuela en un viaje organizado de antemano, sino acudir urgentemente en su ayuda, a su rescate, por las amenazas del marido que ella había denunciado hacía poco; denuncia de la que la víctima le habló este pasado viernes, 6 de julio, al director del instituto donde trabajaba como profesora de español.
La llegada del padre al piso de Pau pudo precipitar la masacre. En la madrugada del lunes al martes, José, Dolores, Manuela y el niño Joseph estaban con el supuesto maltratador, Badr (al que no le constaban antecedentes policiales) en la vivienda familiar de la pareja en Pau. Ella había regresado allí tras pasar unos días con su hijo refugiada en casa de una amiga, antes de que llegara su padre. El presunto asesino acabó con todos ellos. Ocurrió en torno a las cinco de la madrugada, cuando los vecinos oyeron gritos, golpes en la pared y el llanto del niño; antes de retornar el silencio y de que el humo, las llamas y un reguero de sangre delataran el crimen.
Los bomberos recibieron a las 6.40 horas de la mañana de este martes 10 de julio la llamada de una vecina que alertaba de un incendio en ese apartamento y la sangre que chorreaba en el alféizar de una ventana. Al llegar se encontraron un sofá en llamas y cinco cuerpos. La Policía cree que el marido, Badr -cuyo nombre significa "luna" en árabe, mató a su esposa, al padre de ella y a la pareja de éste antes de prender fuego a la casa y cortarse las venas para suicidarse, y que al niño lo mató por el humo desatado.
A Manoli la hallaron maniatada, amordazada y con la cabeza metida en la bañera, según ha informado el diario francés Sud-Ouest citando una fuente conocedora de la investigación policial. José y Dolores habían sufrido golpes en la cabeza con un objeto contundente. El pequeño Joseph, que aparentemente no tenía rastros de contusiones violentas, como tampoco su madre (se espera que este miércoles practiquen las autopsias a los cadáveres en Toulouse), estaba en parada cardiorrespiratoria, pero no pudieron reanimarlo. El homicida tenía cortes en ambas muñecas, confirmó la fiscal de Pau, Cécile Gensac.
Profesora en prácticas de español
¿Por qué Badr cometió esta masacre? “Era un marido celoso”. La pista la ha dado a Sud-Ouest el director del instituto de Educación Secundaria donde Manuela Morales era durante este pasado curso profesora en prácticas de español, el centro La Hourquie, en la vecina localidad de Morlaàs. Al instituto, donde era muy querida, llegó en septiembre después de aprobar la oposición para convertirse en funcionaria docente del sistema nacional de educación de Francia.
El director, Antoine Ramos, habló por teléfono con ella este pasado viernes, 6 de julio, preocupado porque otros compañeros profesores le habían comentado que su colega española no había acudido la víspera a la comida de fin de curso, como tampoco el 26 de junio a unos exámenes que ella tenía que supervisar, unas ausencias que atribuían al problema que ella tenía con “un marido celoso”. Manuela le tranquilizó diciéndole que ya había denunciado a su esposo por amenazas y que ella y su hijo estaban en ese momento a salvo en casa de una amiga. El director se pregunta cómo es posible que si Manuela había denunciado amenazas, no tuviera protección.
Así que la violencia machista contra la que Pilas se ha plantado oficialmente desde 2003 habría acabado con la vida no sólo de su vecina Manoli, la profesora Manuela Morales, sino también de tres seres queridos más, dos de ellos varones: su hijo y su padre, el hombre más leal de su vida. Acabada la concentración de repulsa contra el crimen en la plaza del Ayuntamiento de Pilas, donde el alcalde ha leído un manifiesto junto a representantes de la Junta de Andalucía y el Gobierno -una concentración paralela se celebra en Arahal por su paisana Dolores-, vecinos del municipio sevillano cuentan a EL ESPAÑOL detalles de la vida de padre e hija, y subrayan que eran uña y carne. Para ella, su padre seguía siendo la referencia y el pilar de su familia en España desde que terminó sus estudios de Filología Francesa y se fue a vivir a Francia hace unos doce años, cuando tenía 24. En el país vecino se instaló con su marido francés, Badr Hraichete, con el que se había casado en Pilas en 2006, y a quien, según creen, conoció cuando fue a estudiar como becaria Erasmus a Francia.
José, de 65 años, que había trabajado como tapicero, carpintero y faenas relacionadas con la construcción y el campo, tenía tres hijas. Cuando hace años se separó de la madre en Pilas, Manuela, la hija mediana, se fue a vivir con él a la casa de la abuela paterna, María, en el número 12 de la calle Hermanos Machado (a la muerte de la abuela, José vendió la casa, el nuevo dueño la demolió y hoy en el solar está sólo el esqueleto de una casa en construcción parada desde hace años). José vivía ahora en Sevilla capital pero seguía viniendo de visita a Pilas. Su hija también seguía viniendo en vacaciones a Pilas a ver a amigos y familiares, aunque tenía poca relación con su madre, Josefa, Pepi para sus vecinos.
El actual compañero de ésta dice al periodista en la puerta de la casa que Josefa ni siquiera conocía aún a su nieto, y que al yerno, el homicida, no lo habían visto. “No estaba loco, lo que era es un sinvergüenza”, dice el hombre sobre el autor de la tragedia. Una vecina cuenta que la madre no hablaba mal del marido de su hija pero no le gustaba su origen árabe. “Mi Manoli está con un moro”, le escuchaba decir. Cuando el martes el alcalde fue a casa de la madre de Manuela a darle la noticia y el pésame, la mujer clamaba: “¡Mi hija, mi nieto! ¡Que me los traigan, que me los traigan!”. Su pareja dice ahora a EL ESPAÑOL que sólo piden que las autoridades agilicen al máximo la repatriación de los cadáveres. Manuela tenía una cuarta hermana, fruto de la relación que, tras separarse, su madre tuvo con otro hombre, llamado también José y de Pilas, quien murió de forma trágica: trabajaba con su furgoneta recogiendo chatarra y un cable seccionado le cortó la cabeza.
"Mi hija es la más guapa del mundo"
Manuela Morales encabezaba su perfil de Facebook con una foto de ella con su marido, los dos sonrientes, y otra imagen de la tarta con la que el 7 de mayo celebró el segundo aniversario de su hijo. En sus respectivos perfiles de Facebook, padre e hija declaraban públicamente su mutuo amor. “Al lado de mi hija soy el más feliz del mundo”, escribió él junto a una foto con Manoli en una de sus visitas para verla en el sur de Francia. “Mi hija es la más guapa del mundo para mí”, publicó en otra ocasión.
La profesora española colgó varias fotos de ella con su marido en actitud feliz, como cuando el 10 de febrero de 2016 se felicitaba por el décimo aniversario de su boda, o cuando fueron juntos a Marruecos. La pareja recibía numerosos piropos de sus amigos: “¡Guapos!”. El padre colgó el 13 de agosto de 2015 una foto situada en Navarrenx (Francia) donde se le ve en primer plano abrazado con su hija; detrás aparece su yerno y futuro homicida, Badr, sonriendo también. El año siguiente, el 7 de mayo de 2016, nació su nieto Joseph. La familia crecía y era en apariencia feliz.
Manuela experimentó un subidón de alegría cuando superó las oposiciones para acceder al cuerpo de profesores de Francia. Este curso se había incorporado como profesora en prácticas (stagiaire) en el instituto La Hourquie, en Morlaàs, a 12 kilómetros de Pau. Su experiencia debió serle muy gratificante. “Ella estaba muy orgullosa de formar parte de la Educación nacional. Era una chica alegre, contenta de tener un oficio y de enseñar. Estaba muy preparada”, ha declarado el director del centro donde trabajaba. Este próximo septiembre debía incorporarse a su nuevo destino en otro centro en Poitiers, a 460 kilómetros de Pau, pero le había confiado a una vecina que no iba a hacerlo, según informó Sud-Ouest.
En Pilas creen que era ella la que ahora sostenía el hogar con su trabajo; de su marido no saben a qué se dedicaba. Sí tienen vagas noticias en el Ayuntamiento de Pilas de que la pareja estuvo viviendo un tiempo en Pilas en las fechas cercanas a su matrimonio y que él desempeñó allí algún trabajo ocasional. La investigación deberá determinar si al homicida le movía una animadversión hacia Manuela por la creciente responsabilidad profesional de ella como profesora y si el previsto traslado a Poitiers tuvo algo que ver en las “frecuentes discusiones” que los vecinos oían procedentes del piso de la pareja en Pau.
Cuando el hijo de la pareja cumplió un año, su madre colgó una foto en su Facebook de la tarta que le habían dedicado, decorada con las banderas de España y Francia y el escudo de su equipo de fútbol, el Betis. Llama la atención que ni Manuela ni su padre mencionen nunca por su nombre al marido de ella, Badr, pese a que cuelgan fotos con él en actitud cariñosa y normal. Padre e hijas tenían centenares de amigos en esta red social, pero no mantenían tratos allí con el “marido celoso”. Éste no tenía perfil en Facebook, al menos con su nombre.
Dolores Reina, enfermera jubilada originaria del pueblo sevillano de Arahal, encontró una muerte violenta e imprevista al acompañar a José en su viaje para ver y ayudar a la hija de éste. Una hermana de Dolores ya ha viajado a Francia para interesarse por la repatriación de los cadáveres. Otros familiares de las víctimas de Pilas viajarán en los próximos días a Francia. En su casa de la calle Doctor Fleming de Pilas, la madre de Manoli, sin fuerzas para salir a la calle, espera a que le traigan los cuerpos de su hija y del nieto que no llegó a conocer.