Paula Teresa Martín, 40 años, natural de La Orotava, era conocida en el pueblo tinerfeño por su cercanía y amabilidad. Vivía en un edificio construido por su padre, muy popular en la localidad, junto a su pareja y sus dos niñas pequeñas. Una bucólica estampa que se truncó cuando una patrulla de la Guardia Civil halló los cuerpos de la familia en su casa.
El curso que ha tomado la investigación -aún abierta- apunta a que la mujer se ha convertido en la segunda víctima de violencia machista en Canarias en lo que va de año, según ha informado el gobierno regional. No había denuncias previas por violencia de género o malos tratos. En un principio, el caso se tomó como un suicidio pactado, pero el informe preliminar de la autopsia emitido el miércoles desmiente esta hipótesis.
Los habitantes de La Orotava (Tenerife) han manifestado su consternación ante el suceso. Una vez conocidos los datos de este primer análisis forense, han organizado una concentración para este jueves como protesta contra los crímenes machistas.
El fatídico día fue el sábado. A mediodía, los ahora fallecidos asistieron a una comida familiar en el pueblo. Este fue el último momento en que la familia fue vista con vida, según ha corroborado el propio alcalde de La Orotava, Paco Linares. La caída de la tarde fue el inicio de la macabra ceremonia que presuntamente llevó a cabo la pareja de Paula, Israel Rodríguez, de 45 años y militar condecorado, para acabar con las vidas de su mujer e hijas.
La familia se encontraba reunida en su casa, en el número 30 de la calle Cruz de los Martillos, cuando Israel supuestamente comenzó a matar. El informe de la autopsia no especifica qué orden se siguió. Las niñas, de 3 y 5 años, murieron asfixiadas por sofocación, probablemente mediante una almohada apretada fuertemente contra sus rostros.
El final de Paula fue más complejo. Primero fue envenenada pero, al ver que no surtía efecto con la celeridad deseada, el presunto asesino la estranguló con las manos, dejándole profundos hematomas en el cuello. La hipótesis del veneno no se descarta para explicar el fallecimiento de una de las pequeñas, que fue hallada con espuma en la boca igual que su madre.
Tras esto, Israel tumbó los cadáveres de sus hijas, perfectamente vestidas y con un peluche entre sus manos, en una cama. Después, agarró el cuerpo de su pareja y lo colocó en medio de sus hijas. Por último, dejó una carta escrita de su puño y letra. Esta fue la trágica escena que esperaba a los agentes de la Guardia Civil cuando penetraron en la vivienda.
Hecho esto, ató con gran habilidad una cuerda al techo y se colgó del cuello, suicidándose. El hombre extinguió cada vida que encontró en su casa. La mascota de la familia, un pequeño perro de unos tres kilos de peso, también apareció muerto al pie de la cama.
La carta del crimen
Fue Teresa, la madre de Paula, la que alertó a las autoridades policiales tras haber intentado contactar con los fallecidos sin éxito en reiteradas ocasiones. Finalmente, el lunes se presentó en la puerta de la vivienda una patrulla de la Guardia Civil. Llamaron varias veces, sin respuesta.
Tras pedir una orden judicial, accedieron al interior del piso a través de una ventana. Allí estaban los cuatro cadáveres: las tres chicas tendidas en la cama, como si durmiesen plácidamente, y el hombre colgando de una cuerda. También encontraron la mencionada carta.
Israel explicó en la misiva de forma detallada lo que quería que se hiciera con sus cuerpos, especialmente con los de sus hijas: debían ser enterradas junto a su madre Paula.También aprovechó para reprochar a la familia de su pareja que no les ayudaran cuando la familia no pasaba por un buen momento económico. El alcalde, Francisco Linares, asegura no tener constancia de este fenómeno : “No tenemos tampoco conocimiento ni constancia de que estuvieran pasando por una coyuntura económica complicada”.
El contenido de la carta todavía no ha salido a la luz, pero parece que el padre también hablaba de un presunto problema de salud de una de sus dos hijas, como ha explicado Diario de Avisos.
Olga Barroso, psicóloga especialista en violencia de género entrevistada por EL ESPAÑOL, ve en esta acción un "patrón típico de maltratador". El agresor "aísla a la víctima" haciéndola creer que su entorno es malo y que "sólo él está ahí para ella".
Sin embargo, los investigadores no han hallado “ni un ápice de rencor, ni justificación alguna sobre las muertes”. Con esto, se termina de descartar la hipótesis de que el suceso fuera un suicidio pactado como venganza a la familia de Paula Teresa. Más allá de los temas económicos, parece que Israel no tenía una buena relación con los familiares de su pareja.
Tres hijos
Paula nació y creció en La Orotava. Era la mayor de cuatro hermanos -tres mujeres y un varón- y acudía al colegio todas las mañanas en autobús junto a sus hermanas. Así lo recuerda José Hernández, el conductor que las llevaba durante el trayecto y que este pasado lunes permanecía inmóvil junto a la escena del crimen. “Era una mujer amable y cercana”, realtó a La Opinión de Tenerife.
A la familia de Paula le iba bien en el plano económico. Miguel, su padre, conocido en la zona como El Bicho, regenta un bar desde hace años que se ha convertido en el punto de encuentro del vecindario. Detrás de la barra se podía ver a Paula Teresa algunos días. El hombre también se dedicaba a la construcción y al alquiler de pisos en el sur de la isla, en la zona de los Cristianos (Arona). Fue él quien edificó el bloque de pisos en los que vivía Paula con su familia en la calle Cruz de los Martillos.
Paula tenía tres hijos. Un niño de entre 11 y 12 años, y dos niñas de 3 y 5 años. Aquella noche el niño, fruto de un matrimonio anterior, no durmió en el domicilio familiar por mandato de sus padres. Las dos niñas, cuyo padre era la pareja actual de Paula, Israel Rodríguez, yacían junto a su madre en la cama sin vida. La madre llevaba a sus hijas todos los días a un céntrico colegio, cerca del casco viejo, y a judo, según los vecinos de la zona.
Israel Rodríguez Miranda, el presunto asesino, nació en Zamora y residía en La Orotava desde hace unos diez años. De profesión militar, participó en misiones en lugares como Afganistán y Kosovo. Por su labor recibió la Cruz al Mérito Militar en 2009, la máxima condecoración que puede entregarse en tiempos de paz. Actualmente, Israel trabajaba como técnico de mantenimiento del Batallón de Helicópteros de Maniobra (Bhelma VI), en la base de Los Rodeos, a 24 kilómetros de donde sucedieron los hechos.
Caso de Manuel
El 29 de marzo de 2017, ocurrió un suceso similar. Manuel Bustamante, conserje de la piscina municipal de Campo de Criptana (Ciudad Real), asesinó a su familia y se suicidó. Un vecino se alarmó al encontrar a Manuel tirado en la calle junto a la puerta de su portal. Todavía respiraba, pero cuando llegó la asistencia médica no pudieron hacer nada por él.
Sus hijos, Daniel y Paula, de 8 y 5 años respectivamente, no acudieron aquella mañana al colegio. Fue entonces cuando saltaron las alarmas. Agentes de la Policía Municipal y la Guardia Civil entraron en la vivienda y encontraron en el salón a los dos menores asfixiados junto a su madre, Ana María Rosado, que había sido estrangulada.
Manuel estaba ahogado en deudas, no tenía dinero. Le había tocado un boleto de la lotería con 150.000 euros, pero ya no le quedaba nada. Parece que su familia no conocía su situación económica y en un momento de ira acabó con la vida de todos. El crimen se calificó como violencia de género.
Paula Teresa Martín es la vigésimo cuarta mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Cristina Marín, de 24 años; Ati, de 48 ; María Isabel Fuente, de 84; Martha Arzamedia de Acuña, de 47; Raquel Díez Pérez, de 37; Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34,; María del Mar Contreras Chambó, de 21; Vanesa Santana Padilla, de 21; María Soledad Álvarez Rodríguez, de 49; Josefa Martínez Utrilla, de 43; Magdalena Moreira Alonso, de 47, y una mujer de 40 años que no ha podido ser identificada.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.