A pesar de que su suegro, Don Juan Carlos, ha asegurado en público y en privado en muchas ocasiones que su nuera iba a terminar con la Corona, lo cierto es que de quien se dice eso ahora es del Rey emérito y no de la reina Letizia. Así ha vivido la esposa de Felipe VI la publicación de los asuntos de su suegro.
"Me quedo un rato, me hago la foto y me marcho". Esa frase resume la emoción y las ganas que la reina Letizia tenía, el pasado 5 de enero, al acudir al almuerzo del cumpleaños de su suegro, Don Juan Carlos, con motivo de su 80 cumpleaños. Y así fue. La esposa de Felipe VI apareció, saludó sólo a un número reducido de personas, se hizo la foto con el resto de su familia política y, sin probar bocado, se marchó. Allí se quedaron su marido, Felipe VI, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
Este es sólo un ejemplo para ilustrar cómo es la relación entre el Rey emérito y la esposa de su hijo: tensa, delicada y prácticamente inexistente desde los últimos cuatro años. Siempre han tenido una relación más cordial que familiar.
La reina Letizia ha aguantado con bastante estoicismo todos los desplantes del padre de su marido desde que llegó a Zarzuela en el año 2003. Ha tenido que oír muchos comentarios de su suegro, delante de ella y a sus espaldas.
"Lo que duren"
No se había convertido todavía en Princesa de Asturias cuando Don Juan Carlos cenaba con un grupo de amigos en la residencia de uno de ellos. El anfitrión de la noche levantó su copa y dijo: "Por España, por el Rey y por la boda de los Príncipes". A lo que el ahora Rey emérito apuntillo: "Lo que duren", ante el asombro de todos los asistentes.
Don Juan Carlos nunca ha hecho nada por acercarse a la actual Reina y con sus nietas la convivencia tampoco es fluida; es prácticamente inexistente. Hay muy pocas fotos de Juan Carlos con las niñas y ninguna participando en actividades lúdicas.
Ya convertida en Princesa, Letizia tuvo que "tragar mucho" -según la expresión de una amiga de ella- con los feos de su suegro. Uno de los más comentados fue el que ocurrió en 2005 delante de toda la familia. Acompañados por Constantino de Grecia y su mujer, Ana María, estaban comentando la situación de Irak, que en aquellos momentos estaba en plena guerra. La esposa de Felipe VI se extendió en exceso a la hora de dar su opinión, dando un pequeño discurso de diez minutos acerca de las cuestiones a las que se enfrentaba el pueblo iraquí (no hay que olvidar que ella hizo un breve viaje al país de Oriente Medio cuando trabajó en los informativos de TVE). En un momento dado, Don Juan Carlos interrumpió a su nuera y le dijo: "Letizia, ya sabemos que eres la más inteligente de la familia, pero por favor, deja hablar a los demás".
La esposa de Felipe VI no puede olvidar los desplantes que le ha hecho su suegro en el pasado lejano y más cercano. Hace un par de veranos, ya con Felipe VI proclamado y delante de ella y de su marido, Don Juan Carlos le comentó a un amigo en el Club Naútico de Palma de Mallorca: "Desde que es Reina la vemos más contenta, ¿no?".
Nunca le pareció adecuada
No es una novedad contar que la relación suegro-nuera nunca ha sido un camino de rosas. El Rey emérito siempre pensó que su hijo se equivocaba en la elección de la mujer para compartir su vida y su trono y así se lo hizo saber en 2003 cuando Felipe VI presentó a Letizia a sus padres. Nunca le pareció adecuada, por muchas razones. Siempre ha manifestado su temor a que sea la culpable de un posible final de la Corona en España.
Sin embargo, en estos momentos en que la institución vive una de sus situaciones más complicadas por culpa de 'las cintas de Corinna', la esposa de Felipe VI no tiene nada que ver, mientras que todas las miradas se sitúan en don Juan Carlos.
Cuando el pasado miércoles día 11 de julio EL ESPAÑOL publicó la noticia de las cintas de la examante del Rey, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Letizia tenía una jornada normal de despacho. Con las niñas en Estados Unidos, -en un lugar que nadie sabe para guardar su intimidad; bajo amenaza de la Reina al que revele dónde se encuentra el campamento de la Princesa de Asturias y su hermana- la esposa del Rey preparaba su agenda de los próximos días cuando le avisaron.
Y así, tranquila, en su día a día, espera la Reina a que su venganza llegue sola. Puede que ella no guarde las formas o sea una persona cuya relación con el resto de la Familia Real llene páginas y páginas en los medios de comunicación por no ser ni cordial. Pero lo cierto es que su familia política se está retratando sola: con Urdangain en la cárcel y las revelaciones de Corinna mientras Letizia continúa con su agenda sin nada que comentar.
"Para ella es un momento dulce, porque al final se demuestra que ella no es tan mala, ¿no? Puede que saque los pies del tiesto alguna vez, pero sigue siendo impecable en el desarrollo de su labor como Reina", reflexiona una amiga personal de Letizia.
Ajenos al asunto Corinna, los Reyes dicen o aparentan estar tranquilos. "A ellos no les afecta de forma directa, es cosa del pasado. Lo que sí les preocupa es otro ataque más a la imagen de la institución, lo dañada que queda la Corona. Con la entrada de Urdangarin en prisión, pensamos que quedaba cerrado el capítulo… y ahora se ha abierto un libro entero con otros protagonistas. Es el cuento de nunca acabar", señala una fuente de Zarzuela a EL ESPAÑOL.
La conexión con el primo Álvaro
Pero esta afirmación no es del todo cierta. En las grabaciones de la expareja del Rey emérito, entre los muchos datos que contaba Corinna estaba el nombre del hombre de paja del anterior Rey para mantener a salvo sus negocios y cuentas en Suiza: Álvaro de Orleans-Borbón. Primo de Don Juan Carlos, este amante del vuelo sin motor, ha sido el anfitrión de los actuales Reyes en varias vacaciones de verano. Primero en la mansión que los Orleans-Borbón tienen en Arcinazzo, cerca de Roma, la Villa Parodi Delfino. Y después en la casa que tienen en la isla de Ischia, en Capri.
Entre la Reina Letizia y la esposa de Álvaro, Antonella Rendina, existe una buena relación, ya que ambas tienen muchas cosas en común como mujeres jóvenes, independientes y con una profesión a sus espaldas. Además, la hija de la pareja, Eulalia -ahijada de Don Juan Carlos- tiene once años, una edad muy cercana a la de Leonor y Sofía. "Pasar unos días de vacaciones en casa de un familiar no es delito y nada tiene que ver con todo lo demás. Seguro que no repiten destino vacacional y que se alejan de ellos una temporada, pero no creen que importe mucho este dato", asegura la citada fuente.
Sin embargo, la noticia de 'las cintas de Corinna' no sentó igual de bien a todos los miembros de la familia real. Según la periodista Pilar Eyre, el Rey Don Juan Carlos sufrió un ataque de ansiedad tras conocer la publicación de las declaraciones de su examante y necesitó la asistencia médica del doctor Miguel Fernández-Ruano, médico oficial de la Casa del Rey.
Tras la ya bautizada 'crisis de las Reinas' en Palma de Mallorca el pasado mes de abril, donde Don Juan Carlos se posicionó claramente a favor de su mujer, Doña Sofía, el Rey emérito comentaba a sus amigos de regatas en Sanxenxo, Galicia, que ahora él lo único que quería era que con su nuera "corra el aire". Nunca ha habido química entre ellos y, desde que es Reina, menos todavía. Ha habido desplantes reales, visibles e incómodos por parte del anterior jefe del Estado, que la llegó a calificar como "una divorciada más".
A pesar de todo, el propósito en la Familia Real es seguir manteniendo las formas y suegro y nuera se verán las caras en Palma de Mallorca. El rey Don Juan Carlos ha decidido volver a competir este verano en la Copa del Rey de Vela, en la que no participaba desde hacía cuatro años, como confirmó hace algunas semanas su amigo y armador, Josep Cusí. "Nos han invitado a participar y lo haremos en la Clase 6 metros, que es lo que mide nuestro nuevo barco, que en realidad tiene 80 años y está perfectamente restaurado, es precioso, de madera. Hay algunos inconvenientes, pero nos encantaría volver", expresó Cusí.
La primera semana de agosto, pues, es otra fecha marcada en rojo para los responsables de ese equilibrio que cada vez se tambalea más. Palma estaba preparada para recibir de nuevo como regatista al Rey, esencial para este deporte en España, y ahora todo es demasiado complejo. Juan Carlos I ganó su quinta Copa en el año 2000 y a sus 80 años esperaba con entusiasmo poder recordar esos momentos. Sin embargo, parece poco probable que su nuera acuda a recibirle o animarle desde el muelle del Club Náutico.