"En unos años sólo quedarán cinco reyes en el mundo, Isabel II de Inglaterra y los cuatro de la baraja de naipes". Así hablaba el rey Faruk de Egipto tras ser derrocado en 1953 por un golpe de estado del general Naguib. Y aunque todavía hay más monarcas que la británica en Europa, lo cierto es que sólo ella conserva el aura que llevar corona significa.
Las últimas semanas de estos primeros siete meses de 2018 están siendo muy duras para Felipe VI. Desde que llegó al trono el 19 de junio de 2014 no ha tenido un día tranquilo, aunque él siempre ha sido consciente de no iba a vivir un reinado placentero. Seguramente lo que no podía intuir es que tantas bombas le estallarían en tan pocos años de reinado y, algunas, muy potentes, procedentes de su misma trinchera familiar.
Uno de los objetivos del equipo de Zarzuela que rodea al soberano en estos cuatro años de reinado ha sido conseguir, o al menos intentarlo, que Felipe VI sea mucho más que un Rey, remarcando su papel y su imagen como Jefe del Estado.
No hubo coronación como tal, se llamó proclamación, con un discurso ante las Cortes, sin corona, sin capa, sin ningún tipo de simbología. Y no fue sólo con la intención de dar una imagen de una Monarquía renovada, sino un mensaje claro de poner por delante sus funciones como cabeza visible de España antes que como Felipe de Borbón y Grecia.
El Rey debe de estar deseando, con ansiedad, los días de descanso y vacaciones que cada verano se toma con su esposa y sus dos hijas, sin que nadie sepa a dónde van (más allá de la obligación que tiene de informar al Gobierno sobre su paradero). La honda crisis de preocupación que existe en Zarzuela no se debe sólo por enredos partidistas y tensiones extremas en el plano político, como las que ha vivido por el referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña, la moción de censura a Rajoy, el cambio de Gobierno con la suma parlamentaria de todos frente a la mayoría insuficiente del PP…
En casa, las cosas tampoco han estado muy calmadas durante este aciago 2018. Pero lo que Felipe VI ignoraba hace unas pocas semanas es que quedaba por estallar una bomba de una potencia inusitada: el escándalo por las cintas de Corinna Larsen.
La exclusiva aparecida en EL ESPAÑOL a principios de este mes aireando las intimidades amatorias, los negocios y parte del patrimonio del Rey emérito en el extranjero, han disparado todas las alarmas en Zarzuela. "Esto pertenece al pasado, no tiene nada que ver con este Rey y es del ámbito privado. Lo que sí nos preocupa es la imagen de la Corona, que vuelve a estar en el candelero, y una pregunta peligrosa e injusta que puede hacerse la ciudadanía: ¿si todos tienen algo que esconder, va a ser Felipe VI el único honrado de la familia, el san Felipe de la Zarzuela?", reflexiona una persona próxima al equipo del monarca.
Estas vacaciones, la primera parada de Felipe VI es en Palma de Mallorca, donde el viernes comenzó a disputarse la Copa del Rey de Vela. Allí se esperaba que se encontrase con su padre por primera vez en público desde la publicación de las cintas de Corinna, pero finalmente no habrá foto de ambos. Fuentes de Zarzuela informaron este viernes que Juan Carlos renunciaba a participar en la competición debido a una lesión en la muñeca que le ha generado problemas musculares en la zona cervical y lumbar. Durante todos estos días se discutió, y mucho, en el seno de la Casa Real acerca de la conveniencia de este encuentro entre el Rey actual y el Rey emérito. La idea de una foto de ambos reyes juntos, en este momento, producía pánico en palacio.
Por más que desde Zarzuela se pregone el mensaje oficial, que el affaire Corinna es un problema del ámbito privado, lo cierto es que ya son varias las voces cualificadas alzadas pidiendo a la Casa un gesto que ayude a encauzar el problema. Pilar Urbano, en un artículo publicado en EL ESPAÑOL, pidió a Juan Carlos que renuncie al título de Rey y abandone Zarzuela en beneficio de la Corona y de su hijo, Felipe VI.
No sería la primera vez que ocurre algo así en la historia de las monarquías europeas. La reina Juliana de los Países Bajos, en 1980, no sólo renunció al trono en favor a su hija Beatriz, sino al título de Reina Madre que le correspondía de manera vitalicia y con todos los honores. Juliana quiso ser llamada tan solo Princesa. Años más tarde, Beatriz seguiría el ejemplo de su madre y, en 2003, abandonó el cetro en beneficio su hijo Guillermo, actual Rey de Holanda.
Pero este asunto de Juan Carlos y Corinna no ha sido la única piedra en el camino de Felipe VI puesta por su propia familia. Toda España recuerda el caso Urdangarin y cómo actuó Felipe VI en el proceso de encarcelación de su cuñado Iñaki. Dicha crisis también afectó a las vacaciones familiares en Palma de Mallorca. En los últimos veranos por estas fechas la reina Sofía ya llevaba un par de semanas descansando en Marivent. Esta vez llegará al mismo tiempo que su hijo y que la reina Letizia. Como los actuales Reyes siempre llegan a la isla el último fin de semana del mes de julio, en años anteriores la Reina emérita aprovechaba para pasar unos días con sus otros nietos, con los Marichalar Borbón y los Urdangarin Borbón, acudiendo a cursos de vela en la escuela Cala Nova o practicando esquí acuático. Este verano tampoco habrá reunión de primos.
El Caso Nóos es el asunto que más horas de sueño ha quitado a Felipe VI desde 2014. Ahora con la encarcelación de Urdangarín en la cárcel de Brieva, Ávila, parece que el asunto está zanjado. Nadie puede cuestionar que la Corona no acata las decisiones judiciales. El Rey tiene que ver cómo su hermana, la Infanta Cristina, exduquesa de Palma, entra en la cárcel, aunque sea de visita para ver a su marido preso. ¿Puede servir de guía, de inspirador ejemplo, cómo actuó la Casa Real con el imputado Urdangarin para abordar este otro escándalo, el de Juan Carlos, aunque esté aún en fase incipiente?
EL 12 de diciembre de 2011, en un desayuno con los periodistas habituales de Zarzuela, el entonces jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, comunicó a los allí presentes que debido al comportamiento "no ejemplar" del duque de Palma, se le retiraba, de momento, de la agenda de la Familia Real. "Se mire como se mire, en el caso Urdangarin se ha producido un juicio popular propio de Estados o regímenes de otros tiempos en el que no se ha concedido la presunción de inocencia. Es la peor de las situaciones posibles. Un goteo de informaciones de un caso que está bajo secreto de sumario", proclamó Spottorno. Entonces, las irregulares actividades empresariales del marido de la Infanta Cristina y de su socio, Diego Torres, estaban siendo investigadas por la Justicia y llenaban titulares a diario.
La ominosa historia de los negocios de Juan Carlos y su patrimonio que se desprende de las cintas de Corinna está aún en fase embrionaria, pero no parece que vaya a quedarse solo en titulares de periódicos. La Audiencia Nacional acaba de abrir una pieza separada del caso Villarejo para investigar las grabaciones de Corinna. El excomisario ha sido llamado a declarar y se preparan peticiones de comisiones rogatorias a Suiza para investigar las presuntas cuentas del Rey emérito en el país. Siguiendo la actuación que la Casa del Rey tuvo con Urdangarin, ¿no deberían tomarse las mismas medidas con el Rey emérito? La pregunta quedará en el aire, por lo menos hasta la vuelta de las vacaciones.
Con todo esto el comportamiento de la reina Letizia la pasada Semana Santa en Palma, que parecía tan grave en abril, ha quedado en anécdota. Letizia tiene todavía que recuperar su imagen pública ante los españoles tras la ‘crisis de las Reinas’. Eso es innegable; sin embargo, parece haber aprendido. Todavía no se sabe la fecha de llegada de Letizia a la isla de Mallorca. Ya es una tradición que los Reyes lleguen por separado. Es seguro que la Reina pasará solo los días obligados en Marivent en compañía de la Doña Sofía. Hará el posado con sus hijas en los jardines del palacio, acudirá a la recepción con las autoridades en la Almudaina con su suegra para acto seguido tomar luego rumbo a las deseadas vacaciones privadas. Con semejante contexto es inevitable preguntarse si habrá foto de familia este verano en Marivent.
Al menos sabemos que la Familia Real, el matrimonio y sus dos hijas, no se refugiarán en una mansión de Roma, como en alguna ocasión han hecho, propiedad de Alonso de Orleans-Borbón, un pariente lejano que se ha hecho famoso por ser el supuesto testaferro de Juan Carlos en sus negocios.
Unas vacaciones deseadas por Letizia y, sobre todo, por su marido el Rey. Felipe VI, convertido en el sufridor de la Corona, más por los fallos de su familia que por sus propios errores. Santificado, a la fuerza, como 'San' Felipe de la Zarzuela y de Marivent. El monarca tranquilo y preparado que en silencio suspirará pensando qué hago yo con esta familia que me ha tocado y con esta España que heredé.