Guillermo Fernández Bueno podría encontrarse con su pareja, Elena Ruiz Sancho fuera de España. La policía nacional ha formalizado este jueves la orden internacional de detención contra el preso, que quebró el pasado lunes a las 16.00 horas su permiso penitenciario.
La Interpol ha incluido sus datos con notificación roja, el distintivo empleado para solicitar la localización y detención de una persona buscada por las autoridades judiciales de un país determinado o un tribunal internacional. De hecho, el entorno cercano al preso asegura que éste habría intentado conseguir un pasaporte falso los días previos a su huida.
Por otro lado, fuentes del penal de El Dueso, ubicado en el municipio cántabro de Santoña, -donde el violador y asesino cumplía condena- , consideran que su huida pudo haber sido planificada después de que al recluso le fuera denegado, por segunda vez, el tercer grado penitenciario o régimen de semilibertad por parte de la Junta de Tratamiento como por el juzgado de vigilancia penitenciaria. A estos planes de fuga podría haber colaborado además su actual pareja, Elena Ruiz.
Ambos se conocieron en la antigua prisión provincial de Santander, clausurada en el año 2009, cuando Elena, educadora social -rama que surge para atender las demandas educativas fuera del ámbito escolar-, ejercía como voluntaria en diversas actividades programadas por asociaciones y ONGs. Allí se enamoró del violador y asesino. Posteriormente formalizaron su relación contrayendo matrimonio y desde que a Fernández le trasladaron a El Dueso, los únicos contactos que se produjeron entre los dos fueron las comunicaciones y los vis a vis controlados y permitidos a familiares. “Durante su estancia en el Dueso, las únicas visitas que recibió fueron las de su esposa, Elena. Ningún otro familiar acudió a visitarle”, aseguran a EL ESPAÑOL fuentes del penal. De hecho Ruiz, que reside en Torrelavega (Cantabria), no volvió a participar en ninguna actividad programada por instituciones penitenciarias ni tuvo ninguna vinculación laboral con el penal y habría abandonado su carrera como educadora para dedicarse al negocio venta de muebles.
Planes de fuga
Guillermo Fernández, que cumplía una pena de 26 años y seis meses de prisión por haber violado a dos mujeres y asesinado brutalmente a una de ellas en el año 2001, fue definido por los psiquiatras que atendieron su caso como “un delincuente peligroso, un psicópata que demostró una violencia inusitada en sus crímenes”. Pese a ello el preso, que había participado varios programas voluntarios de reinserción y uno de preparación para las salidas de prisión, “había disfrutado de más de 40 permisos durante su condena sin incidentes. Nadie podía sospechar que quebrantaría la ley ahora. No se detectó ninguna anomalía en su comportamiento. No era un preso conflictivo”, explica a EL ESPAÑOL Ignacio Gutiérrez, portavoz del sindicato ACAIP.
Sin embargo, en esta última ocasión saltaron las alarmas: El preso, que había cumplido ya 17 años y medio del total impuesto, no regresó a la cárcel tras disfrutar de siete días de permiso. En este momento, según confirman fuentes de El Dueso a EL ESPAÑOL, “se activó el procedimiento de búsqueda, dando aviso a la Policía Nacional. Se localizó la residencia donde había dejado constancia de la que sería su estancia durante el periodo en libertad, el domicilio de su esposa en Torrelavega, y se intentó localizar a su pareja sin éxito”.
***FE DE ERRORES: Este periódico publicó en esta información, por error, la imagen de una mujer como Elena Ruiz Sancho. Sin embargo, la persona reflejada no se corresponde con la educadora social y es ajena a estos hechos.