Casi un mes y medio después de que el cuñado el Rey de España, Iñaki Urdangarin, entrara en la prisión de Brieva, su vida ha ido cambiando poco a poco. El marido de la infanta Cristina de Borbón ha logrado que Instituciones Penitenciarias le coloque en su modulo de hombres, donde vive en solitario, varios aparatos para que realice gimnasia todos los días. Así, desde hace algunas semanas dispone dentro del módulo de una cinta para correr, una bicicleta estática y unas espalderas. Todo ello para que el cuñado de Felipe VI luche contra su principal enemigo, la monotonía. Y lo hace con la ayuda de Instituciones Penitenciarias.
También Iñaki Urdangarin ha comenzado en la cárcel una sorprendente afición, el cultivo de verduras y hortalizas. Al ser el suelo de su patio de recreo de cemento, Urdangarin cultiva tomates, pimientos y otro tipo de vegetales en grandes maceteros. El módulo de hombres de la cárcel de Brieva ya albergaba una gran cantidad de material de jardinería, desde sustrato a macetas y, por supuesto, todo tipo de herramientas. Todo proviene del tiempo que estuvo en la cárcel Luis Roldán, aunque el gusto por la botánica del ex director General de la Guardia Civil era completamente distinto. El hobby de Roldán era el cuidado de bonsáis (afición que tuvo furor en España los años 80 y 90 con seguidores tan famosos como el ex presidente del Gobierno, Felipe González), mientras que el de Iñaki Urdangarin tiene una vertiente más mundana: el cultivo de tomates y pimientos, que pueden formar parte de su dieta saludable.
No tiene una zona especial para el cultivo. Igual que hacía Luis Roldán con los bonsáis de exterior, utiliza parte del estrecho patio (25 metros de largo por 7 de ancho) para colocar las macetas en las que se afana en cuidar sus hortalizas. El momento es propicio, los meses de junio y julio son ideales para plantar una gran variedad de vegetales. Se pueden cultivar perfectamente tomates y pimientos en tiestos de 40 cm de embocadura, solo necesitan sustrato vegetal y abono orgánico además de riego un día sí y otro no y buscar un rincón soleado en el patio.
Urdangarin, el deportista
A diferencia de Luis Roldán, el último preso ilustre que pasó por el módulo de hombres de la cárcel de Brieva, Iñaki Urdangarin apenas lee y escribe. Tampoco ha solicitado ampliar sus estudios, a pesar de la facilidad para conseguir material y cursar cualquiera de las titulaciones oficiales que ofrece la UNED. Ve fundamentalmente la televisión. De hecho, si le han observado viendo programas de noticias en los días en los que saltó el escándalo de las grabaciones de Corinna Zu Sayn-Wittgenstein y el supuesto cobro de comisiones por parte de su suegro, el rey emérito Juan Carlos I.
También reparte buena parte de su tiempo haciendo ejercicio, y para ello disfruta de todas las ventajas que le ha ofrecido Instituciones Penitenciarias: cinta para correr, bicicleta estática y hasta unas espalderas. Iñaki Urdangarin no ha pagado nada de este material, todo le ha sido proporcionado por el organismo dependiente del Ministerio del Interior, según comentan a EL ESPAÑOL fuentes internas.
Además, para poder realizar su última afición deportiva, el running, Instituciones Penitenciarias le permite acudir cada tarde en solitario al polideportivo que tiene la cárcel de Brieva. Para no coincidir con las cerca de 200 presas que cumplen condena en los diferentes módulos de mujeres, Iñaki Urdangarin se desplaza desde las 15:00 hasta las 16:30 solo en compañía de un funcionario. A esa hora, después de comer, es cuando todas las reclusas están en sus celdas descansando, “chapadas” en el argot penitenciario. Aprovechando el suave verano abulense puede realizar todos los mediodías sus aficiones deportivas favoritas solo bajo la atenta mirada del funcionario que le acompaña.
El apoyo de las visitas y la fe
Estas aficiones tan solo aminoran la dura y solitaria estancia en la prisión de Brieva. Según ha señalado su abogado, Mario Pascual Vives, la preocupación es máxima ya que Iñaki está “hecho polvo, no está bien y su estado anímico es muy malo”. Por eso, su familia está siendo el mayor apoyo, no dejando de visitarle todas las semanas. Desde que Iñaki Urdangarin entró en la prisión de Brieva el pasado 18 de junio al menos ha recibido una decena de visitas. La más importante ha sido la de su mujer, la infanta Cristina de Borbón. Seis días después de su ingreso, el pasado 24 de junio, recibió su primera vista real. La hermana del Rey Felipe VI tuvo la aparente complicidad y facilidades añadidas, tanto del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, como del director de la cárcel de Brieva, Jesús Martín, que lleva en el cargo desde pocos meses después de la inauguración en 1989 de este centro penitenciario y que ha ordenado el control de cualquier información sobre su huésped ilustre, con un control extremo de los propios funcionarios que le vigilan.
Según ha señalado su abogado, la preocupación es máxima ya que Iñaki está “hecho polvo, no está bien y su estado anímico es muy malo”
Las primeras informaciones, más o menos oficiosas, afirmaban que la infanta entró a las 14:15 horas de ese caluroso domingo, pero otras fuentes también oficiosas afirman que fue a las 20:15 horas. En todo caso, una vez terminado el primer o el segundo turno oficial de visita, y coincidiendo con el momento de la comida o la cena. Una circunstancia en la que los reclusos y el personal penitenciario están más relajados y distendidos, y sin nadie en los habitáculos ni en los alrededores de la prisión. Todo ello con el fin de que la infanta pasara inadvertida a su llegada. Y así fue. Fuentes oficiosas indican que Cristina de Borbón entró en un vehículo con las lunas tintadas por la Avenida de José Antonio, que une la carretera Nacional 101 con la localidad de Brieva, y donde se encuentra el primer control de acceso: una valla metálica abatible. Después continuó el trayecto por el interior del recinto en torno las dependencias de los funcionarios hasta llegar a la rotonda donde se encuentra el gran portón de entrada al penal flanqueado a derecha e izquierda de los controles de entrada. Este portón, según algunas fuentes, fue abierto para que entrara el coche de la infanta, algo insólito según comentan.
Tras atravesar el portón principal accedió directamente a la puerta del módulo de hombres donde se encuentra en solitario Iñaki Urdangarín. Nadie la vio, salvo el funcionario que estaba de guardia en ese momento vigilando al ex duque de Palma. Son sus únicos compañeros. Tres funcionarios que se turnan a lo largo del día, en tres momentos del día, mañana, tarde y noche. No son funcionarios fijos, sino que rotan entre los 86 empleados que tiene la prisión de Brieva, todos ellos trabajan en el módulo de mujeres y son sacados de sus puestos para este tratamiento especial. La infanta, a diferencia del resto de los familiares de presos, no tuvo que esperar turno a la entrada. En menos de 5 minutos pasó todos los controles y entró directamente al locutorio, que está junto a la verja del funcionario, donde tuvo su primera visita semanal de unos 40 minutos. La visita finalizó con la salida en el mismo vehículo privado y sin parar por el control de salida.
La infanta, a diferencia del resto de los familiares de presos, no tuvo que esperar turno a la entrada. En menos de 5 minutos pasó todos los controles y entró directamente al locutorio
Otras visitas que ha recibido Iñaki Urdangarin ha sido la de su madre Claire Liebaert, sus dos hijos mayores -Juan Valentín y Pablo Nicolás-, sus hermanos Mikel, Clara, Laura y Ana y la de su sobrino Lucas Cui Urdangarin, de 28 años, hijo de su hermana Ana Urdangarin y Carles Gui, y muy unido a su tío. Todos por separado, para conseguir dar un apoyo continuado a Iñaki Urdangarin a la vez que pasar más desapercibidos. Además, se especula que la infanta Elena habría podido también acudir a ver a su cuñado, pero no hay ninguna certeza. Tanto de la visita de la infanta Cristina, como la posible de Elena de Borbón, no hay prueba fotográfica alguna al respecto. Tampoco Instituciones Penitenciarias tiene constancia de una posible visita de la reina emérita Doña Sofía a la prisión de Brieva, un hecho que por seguridad deberían conocer con anterioridad.
Refugiado en la religión
Además de las visitas del ámbito familiar, Iñaki Urdangarin se ha refugiado en sus férreas convicciones religiosas, recibiendo los oficios religiosos tanto por parte del párroco de la prisión, como de las monjas que acuden a prestar atenciones religiosas y de formación en talleres al resto de reclusas. El cuñado de Felipe VI recibe en su módulo tanto la comunión como los consejos espirituales, ya que no puede acudir a la capilla de la prisión.
Y mientras que Urdangarin pena su culpa entre rejas en los campos abulenses, se especula con que la infanta Cristina, junto a tres de sus hijos, habría pasado unos días de descanso en la región de los Grandes Lagos de Estados Unidos. No se descarta que la infanta pueda acudir con sus hijos al Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, durante unos días del mes de agosto con el fin de visitar a su madre la reina Sofía, con la que mantiene una relación muy especial. Tanto, que Doña Sofía sufre en silencio y con gran discreción, según afirman fuentes próximas a la Casa Real, todo lo que le está ocurriendo con Iñaki Urdangarin. Sobre todo, su solitaria vida en prisión.