Jose Manuel Brey Brea, de 64 años, natural de A Estrada, era un hombre activo y alegre. A pesar de sus problemas de salud, jamás se rindió. “Tenía ganas de vivir”, ha contado su hija Demelsa a EL ESPAÑOL. Sin embargo, la falta de personal en el centro de salud de A Estrada (Pontevedra) precipitó su final. Jose Manuel falleció el pasado sábado por asfixia al no ser atendido por ningún médico tras una hora de espera.
Jose Manuel acudió al Punto de Atención Continuada (PAC) porque tenía fiebre. Acompañado de su mujer, María Inés, y su tía, caminó hasta el centro de salud. “No le hizo falta ir en ambulancia, podía andar”, cuenta Demelsa. Su padre tenía párkinson desde los 47 años, pero hacía vida normal.
“Tuvo muy mala suerte en la salud”, explica su hija menor a este diario. Jose Manuel, además de padecer párkinson, era invidente. A los siete años perdió la vista de uno de sus ojos y, siete años más tarde, quedó cegado por completo. Desde aquel momento, Brey se unió a la ONCE. “Estudió en Madrid, en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE”, cuenta Demelsa. Trabajó durante unos años para la organización en la capital, donde nació el primero de sus hijos, y posteriormente se trasladó a su municipio natal.
Jose Manuel vivía en Avilés (Asturias) con su familia, pero se encontraba en A Estrada de vacaciones. Normalmente acudía al médico en Avilés, pero fueron a buscar un antitérmico al PAC del municipio. “Mi padre no quería ir al ambulatorio y le dijo a mi madre que solo era un golpe de calor”, cuenta Demelsa, “quería ir a la piscina, le encantaba”.
Cuando llegaron al PAC, no había personal sanitario. La única doctora que se encontraba en el centro trabajando el sábado había salido para atender una urgencia domiciliaria en Santiago. “La médico llevaba fuera desde las cinco de la tarde y no llegó hasta las siete y media”, mantiene su hija.
Mientras esperaban la llegada de los médicos, Demelsa hablaba por teléfono con su madre. Fue entonces cuando ocurrió. Jose Manuel comenzó a asfixiarse. Al parecer, se atragantó con los mocos que trató de vomitar, pero no pudo expulsarlos por falta de fuerza. “Oía los chillidos de mi madre”, cuenta Demelsa, que todavía seguía al otro lado del teléfono cuando sucedió todo.
Una enfermera, que había acudido como paciente al centro de salud, intentó salvar la vida de Jose Manuel. Le tumbó de lado y “buscó una cánula para entubarle”, recuerda su hija, pero no pudo hacer nada. El párkinson le solía provocar la acumulación de mocos, pero “con despejarle las vías respiratorias ya valía”, cuenta Demelsa.
El personal del centro llegó cuando Jose Manuel ya había fallecido en brazos de su mujer. “Es peculiar que la doctora no supiera cuánto iban a tardar en llegar al PAC. A mi madre le dijeron que ya habían salido de Santiago y solo queda a 30 minutos de A Estrada”, explica Demelsa. Sin embargo, ya era demasiado tarde.
La familia decidió dar voz a lo sucedido cuando vieron que una de las pacientes, que se encontraba en la sala de espera, lo publicó en su muro de Facebook. “Sacamos fuerza para denunciarlo”, cuenta Demelsa. Los hijos de Jose Manuel han querido honrar su espíritu luchador y no van a parar hasta que “el responsable de la cara”.
La familia de Jose Manuel no culpa a los médicos ni enfermeros del centro. “Mi primo fue allí y habló con la doctora, que estaba desconsolada y frustrada”, cuenta Demelsa. Sin embargo, el Sergas (servicio gallego de salud) se escuda en que el fallecido padecía párkinson y su situación era grave. Pero Demelsa mantiene que no fue el párkinson quien mató a su padre, sino que fueron ellos por la mala atención y la falta de personal por los recortes.
La hija menor del fallecido ha acudido esta mañana al Juzgado a pedir el adelanto de la autopsia de su padre. “El motivo de su muerte ha sido la asfixia por obstrucción de las vías respiratorias. Una muerte accidental y violenta”, cuenta Demelsa. Por eso mantienen que si hubiese habido personal, Jose Manuel no se habría muerto, al menos no en esta situación.
La familia de Jose Manuel ha denunciado que la PAC de A Estrada tiene problemas de personal durante todo el año, “no solo en verano como dicen ellos”. Pero el personal no tiene la culpa, “ellos son también víctimas de un sistema político al que no le importa la calidad humana”. Demelsa sabía que algún día perdería a su padre, “pero no de esta manera”.