A principios de este agosto llegaron, como cada año, las 8 familias del Cabo de Formentor a pasar el mes de veraneo en una zona que es uno de esos paraísos aislados de todo. Se trata una tierra situada al noroeste de la isla de Mallorca. Llevan 5 décadas regresando a un paraje que comparten con un particular y exótico vecino: el lujoso hotel Formentor, propiedad del grupo Barceló, un lugar de precios prohibitivos cuyos terrenos se extienden por toda la zona. Una carretera atraviesa sus terrenos y llega a la zona de las casas. Cual fue la sorpresa de los vecinos cuando llegaron y se encontraron una valla a mitad de camino hacia sus viviendas impidiéndoles el paso.
Este año, una valla metálica, con una de esas estructuras propias de los peajes de las autopistas, les obstaculiza el paso. Al ir a preguntar qué era lo que pasaba, los responsables del hotel fueron muy claros con ellos: como la carretera forma parte, en teoría, de los terrenos del hotel, a partir de ahora se les exige una cuota de 280 euros al mes para poder pasar.
Los vecinos quedaron estupefactos al conocer la noticia. “Llevamos 50 años viniendo aquí, y nunca hemos tenido ningún problema como este”, explica uno de ellos a EL ESPAÑOL, visiblemente indignado.
Las últimas semanas ambas partes han estado inmersas en un continuo rifirrafe. Este martes, en el lugar en que se encuentra la barrera que se interpone en el camino de los vecinos, las discusiones y las disputas han sido la tónica habitual de una jornada que ha desembocado, como no podía ser de otro modo, con una de las dos partes en la comisaría: los vecinos acudieron por la tarde a denunciar al hotel “por coacciones y por bloquear el paso al que tenemos derecho, para pasar a nuestras viviendas”.
Hasta allí tuvieron también que acudir un puñado de miembros de la Guardia Civil. Los agentes trataron de mediar entre ambas partes durante todo el rato. Los empleados, aseguran los vecinos a los agentes, les espetaron que aquella era una decisión que venía de arriba. De los dueños, directamente de los responsables del hotel, los Barceló.
Un hotel de lujo en medio de lo salvaje
Este hotel y este paraíso están rodeados por doquier de vegetación y de tranquilidad. Quedan enmarcados en el territorio más al norte de la isla de Mallorca. Algunos en la isla conocen la zona como el punto de encuentro de los vientos. La zona es casi virgen, con playas recónditas y acantilados salvajes por doquier. El hotel es conocido, entre otras cosas, por el lujo de sus habitaciones. También por haber albergado entre sus paredes a centenares de famosos a lo largo de sus casi cien años de historia: Charlie Chaplin, Winston Churchill o Grace Kelly son algunos de los nombres más importantes que han pasado por allí.
Rodeado de cuidados jardines al pie de la sierra de Tramuntana, el hotel queda enmarcado en plena naturaleza mediterránea. Eso sí, el cliente paga, y paga bien. Los precios de las habitaciones oscilan entre los 250 y los 500 euros. Un lujo al alcance de pocos.
La paz de la zona se ve estos días interrumpida por unas vacaciones atípicas debido al conflicto. Los vecinos aseguran que, cada día que siga pasando y que sigan teniendo que hacer frente a este problema, la indemnización que exigirán al complejo hotelero será mayor. “Simplemente pedimos poder ir a nuestras casas, por donde llevamos 50 años pasando”.
Buena parte de los terrenos del lugar son propiedad del hotel. Hace muchas décadas, antes de que los vecinos ahora afectados edificaran allí sus casas, también esas parcelas formaban parte de los dominios del hotel Formentor, pero los antiguos propietarios vendieron algunos de ellos. De ese modo brotaron hace muchos años algunas viviendas nuevas en el lugar. La carretera, en teoría, continúa pasando por los terrenos del completo turístico de lujo. Y ese es ahora el objeto de la discordia. Los responsables del hotel, cuentan los vecinos, se están negando en las últimas semanas a levantar la valla para dejarles pasar.
Por todo eso, se las tienen que ingeniar como pueden. “A veces, por la noche, levantamos la valla y pasamos como podemos. Otras, los vigilantes nos han dejado sin problema. La otra opción es dar un enorme rodeo por una carretera más complicada para poder llegar a casa. Y nosotros no queremos eso porque nunca hemos tenido ningún tipo de problema”, denuncia a este periódico uno de los vecinos, que prefiere no revelar su identidad.
Hotel con historia, con famosos, con literatura
No hablamos, desde luego, de un hotel cualquiera. En 1929, año negro para la economía, se erigió el lujoso y orillado refugio mallorquín. El hotel Formentor fue idea del millonario argentiino Adán Diehl, un hombre que se enamoró de los riscos escarpados de la zona, de sus playas y de sus bosques de pino. Aquel hombre compró amplios terrenos en la región con el objetivo de construir un hotel en el que hospedar a sus amigos, muchos de los cuales eran genios de las artes y de las letras.
Casi desde su nacimiento, aquel lugar fue reclamo de aristócratas e importantes personajes. Rainiero de Mónaco y Grace Kelly pasaron allí dos semanas de luna de miel. Winston Churchill escribió el tercer tomo de sus memorias en sus estancias. Charles Chaplin disfrutó de largas temporadas de su vejez en el exclusivo paraje. El emperador etíope Haile Selassie divagó, años después, por sus pasillos y sus salones.
El esplendor no duró mucho. En 1934 el millonario, después de haber sido estafado, entró en bancarrota y se esfumó, huyendo de vuelta a su Argentina natal, con un billete de ida y sin un céntimo encima.
Años después se hizo cargo de él Joan Buadas y su hijo Tomeu. La amistad de Tomeu con el escritor Camilo José Cela hizo que el lugar se convirtiera en un enclave solícito y muy especial para los grandes tótems de la literatura del siglo XX. Esa amistad, respaldada por la editorial Seix Barral, propició que se crease el Premio Formentor de las Letras. Se concedió desde el año 1961 al 1967 y desde el año 2011 hasta la actualidad. Borges fue el primero en ganarlo por Ficciones, uno de sus más reconocidos libros de relatos. Otros de los galardonados en todo este tiempo han sido Saul Bellow, Samuel Beckett, Enrique Vila-Matas o Ricardo Piglia.
Aquellos fueron los años dorados del hotel. El edificio pasó por mil peripecias y siguió acogiendo a artistas y personajes de renombre. Hace 12 años, el hotel pasó a manos de los Barceló, el grupo hotelero mallorquín, y en sus manos está desde entonces.
Esa es la historia que envuelve a uno de los hoteles más exclusivos de la isla de Mallorca, un enclave que goza de unas privilegiadas. Un lugar envuelto también ahora por la polémica con los vecinos de la región. Aseguran que lucharán por recuperar el trayecto a casa.