Jouke, el piloto "ejemplar" que se suicidó en el aeropuerto de Málaga bajo 'el síndrome de Ryanair'
- El holandés Jouke Schrale ha sido el último tripulante de la compañía que se ha quitado la vida fue el fin de semana en el aeropuerto de Málaga
- La aerolínea intentó silenciar el caso del suicidio de Paul RIdgard, un comandante británcio que no obtuvo un permiso para ir al funeral de su padre
- Ryanair se prepara para nuevas huelgas y para pagar indemnizaciones millonarias
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El piloto Jouke Schrale nunca había llegado tarde a un vuelo. A sus 42 años, este holandés llevaba 11 trabajando para Ryanair y era conocido por su puntualidad y su profesionalidad. Residía en Mijas (Málaga). Y fue precisamente en el aeropuerto de Málaga donde encontraron su cadáver metido en su coche.
Nadie se explica por qué Jouke, conocido entre sus amigos como Jake, se suicidó en el aparcamiento del personal autorizado del aeropuerto Pablo Picasso de Málaga. Se quitó la vida poco antes de tener que presentarse a un vuelo a Bélgica que le tocaba pilotar. No llegó a bajar de su coche. Nadie se lo explica… o tal vez sí. Son muchas las voces que claman contra las condiciones laborales del personal de Ryanair. Algunos vinculan las tensiones y el estrés derivado de la presión en su puesto de trabajo a los suicidios. Suicidios en plural, porque el de Schrale es solamente el último de una lista más extensa.
Ryanair lleva unos meses en el ojo del huracán. A las cancelaciones de verano, la huelga de personal, los despidos que ha llevado a cabo y los que se esperan, se le acaba de unir el suicidio de un piloto ejemplar. Y algunos colegas de profesión han decidido hacer público una serie de datos que revelan la cara oculta del trabajo bajo presión en una aerolínea lowcost.
La página ivancastropalacios.com recoge una serie de artículos sobre misterios aéreos. Es obra de un piloto de aviación en activo e investigador que se ha hecho de este caso y ha recogido otros suicidios que tienen a la aerolínea irlandesa como protagonista. No es el único. Existe una campaña que lleva por nombre “Ryanair no cuida a su tripulación” que hace una recopilación de casos en los que la empresa no sale especialmente bien parada.
El comandante ejemplar que vivía en Mijas
El primero de esta lista, el último en orden cronológico, es el propio Jouke Schrale. Casado con una ciudadana belga, se había mudado a la provincia de Málaga hace ya más de una década. Era conocido entre la plantilla por su profesionalidad y su carácter afable. No era un piloto conflictivo ni se le conocían problemas personales importantes. 11 años de carrera en la empresa que, según denuncian anónimamente algunos de sus compañeros, ha acabado con su vida por la situación de presión y estrés a la que viven sometidos.
Jouke Schrale tenía que pilotar un vuelo hasta el aeropuerto Bruselas-Charleroi. Llegó al aeropuerto a bordo de su propio coche y aparcó en la zona de autorizados. Nunca llegó al avión. La compañía, a ver que no llegaba, recurrió a un imaginaria (piloto de guardia). No se imaginaban que Schrale se había matado en su coche. No han trascendido más detalles del suceso.
La prensa británica se ha hecho eco de la tragedia y ha hablado con su familia. Dos de sus primos explicaron que llevaba 11 años en Ryanair, pero 15 de carrera, y que jamás había tenido un incidente. La compañía de vuelo reconoció el suicidio y mandó públicamente un mensaje de apoyo a la familia.
El suicidio que desapareció de internet
Tal vez el caso más extraño de trabajadores de Ryanair suicidados es el de Paul Ridgard. Un piloto residente en Liverpool que se quitó la vida en 2011. Divorciado y con un hijo de 9 años, Ridgard sufrió ese año la pérdida de su padre. Según explica la página que recopila estos casos, el piloto pidió permiso para asistir al funeral, pero la compañía se lo denegó. Ryanair le puso un vuelo ese mismo día. A raíz del episodio, la madre de Ridgard cayó en una fuerte depresión. Ridgard se sintió culpable. Al final, Ridgard tomó la decisión irreversible de suicidarse
La REPAP (Ryanair European Pilots Association o Asociación de Pilotos Europeos de Ryanair) denunció este caso en su propia web. Pero curiosamente, apenas hay información de este suceso en internet. Explica el piloto Iván Castro que Ryanair solicitó la retirada de esa información y que Google aceptó. Sólo la página de denuncia de las condiciones laborales de los pilotos de la aerolínea irlandesa recoge los datos.
A pesar de la campaña para eliminar todo rastro de información de aquel caso, que logró incluso que se retirasen las fotos de la víctima, todavía queda en la red una imagen ilustrativa: un recuerdo que hay en la tumba de Ridgard: una figura en la que el acrónimo RIP (Rest In Peace = Descanse en paz) se traduce como Real Important Pilot.
Los tres suicidios anónimos
Esta página recoge hasta tres suicidios más de personal de Ryanair. Pero informar sobre suicidios es complicado. Existe una especie de censura en los medios de comunicación que llevan a no informar sobre los suicidios. Eso, sumado a los esfuerzos que hace la aerolínea para que no trasciendan por redes, ha provocado que, según el propio autor de la página, sea casi imposible conseguir datos sobre estos sucesos. Tan solo se conocen los cargos de las víctimas y los lugares en los que estaban basados.
Los tres casos corresponden, presuntamente, a tres auxiliares de vuelo. Según cuenta esta página, "entre los auxiliares de vuelo existen varios casos de suicidio que, según diversas fuentes, fueron ocasionados por presiones de Ryanair sobre sus trabajadores y a causa de la disciplina y presión que a la compañía sometía a sus tripulantes de cabina. Se habrían suicidado en los últimos años, al menos 3 auxiliares de vuelo en el Centro de Entrenamiento de Ryanair en Hahn, en el Bishops Stortford y en el Aeropuerto Stanstead de Londres, en Reino Unido. Las presiones de Ryanair terminaron con la vida de estos tres auxiliares de vuelo".
Un estudio de Harvard pone en alerta
La profesión de puiloto está sometida a grandes presiones en general. Ese es el motivo por el que el porcentaje de suicidios en el sector es elevado. La página cita un estudio de la UNiversidad de Harvard que concluye que "un 5% de los 1.850 pilotos comerciales encuestados (aproximadamente un centenar de pilotos) sufren depresión severa que les provoca pensamientos suicidas. Fueron entrevistados un total de 3.485 pilotos pero solamente 1.850 se atrevieron a responder sobre cuestiones de salud mental. Por lo tanto, actualmente pilotan aviones bajo estados de fuerte depresión, por supuesto nada recomendable y todo un peligro".
El estudio realizado por Harvard fue realizado entre los meses de Abril y Diciembre de 2015. En él se entrevistó a pilotos de, aproximadamente, 50 países diferentes. Según este informe, "unos 233 pilotos (un 12,6% de los encuestados) podrían padecer depresión, según indicaba lo declarado. Unos 75 pilotos (un 4,1% de los encuestados) declararon el haber llegado a tener pensamientos de suicidio en las dos semanas anteriores. De los 1.430 pilotos que declararon haber volado en los 7 días anteriores a la encuesta, en 193 pilotos (un 13,5% de los encuestados) se hallaron síntomas de depresión".
A esa predisposición al suicidio, en los casos de las compañías low-cost se les suman las condiciones laborales, que por norma general suelen ser más duros que en las compañías grandes. El útimo gran accidente aéreo de Europa tuvo lugar en marzo de 2015, cuando un avión de la low-cost Germanwings se estrelló en los Alpes. Su causante fue uno de los pilotos, un joven alemán con graves problemas de depresión.
Si al estrés inherente a la profesión se le suman las condiciones laborales duras de las compañías low-cost y todo ello se ubica en una empresa como Ryanair, que está atravesando por una situación delicada, las posibilidades de que los trabajadores cometan actos irremediables como el suicidio aumentan de forma exponencial. Los pilotos de la compañía lanzan un SOS porque, advierten de forma anónima, los que han salido en los medios no son los únicos casos en los que los trabajadores de la aerolínea de O'Leary están en una situación crítica.