Ana Belén Varela Ordóñez tenía 50 años cuando, el pasado domingo, fue asesinada por su marido en su propia casa de Cabana de Bergantiños (A Coruña). Julián Gil Pose, 56 años, utilizó un revólver sin licencia, y con él le descerrajó tres tiros a su mujer cuando ella intentaba escapar. Los tres disparos le alcanzaron a la altura de la cabeza y cuando llegaron los servicios sanitarios nada pudieron hacer por salvar la vida de la mujer.
Ana Belén, la tercera mujer asesinada en Galicia en lo que va de año víctima de la violencia machista, era conocida en el pueblo como Belén, o simplemente como Varela. Su familia, nativa del pueblo, era allí muy conocida. Durante una larga temporada, según ha podido saber EL ESPAÑOL, regentó una cafetería en la localidad de Ponteceso.
Su dedicación ahora era otra. Hacía años que mantenía un taller de costura. Lo había instalado en la planta baja de su casa, la misma en la que su marido le asesinó este fin de semana por la espalda.
Belén llevaba cerca de 30 años casada con Julián. Los dos nacieron en Cabana, marcharon fuera a vivir y años después volvieron y se instalaron de nuevo en el pueblo. Tenían dos hijos en común, un chico de 27 y una chica de 25. Ambos se encontraban en casa cuando tuvieron lugar los hechos y ambos presenciaron la escena. Tras los disparos, el mayor de los hermmanosdio la voz de alarma y llamó a su tío.
El hermano de Belén, la víctima, trabaja, precisamente, como voluntario de Protección Civil en el pueblo. Fue el primero en llegar y el primero en atenderla, antes de que llegasen los servicios sanitarios a la escena del crimen. Se enviaron una ambulancia y un helicóptero a la casa familiar. La mujer falleció a los pocos minutos en medio de un charco de sangre. Los disparos que recibió en la parte trasera de la cabeza abrieron heridas irremediables. Ni siquiera los intentos de los sanitarios por reanimarla pudieron evitar el fallecimiento de la mujer. Nadie pudo hacer nada por su vida.
"Al principio pensamos que eran petardos"
Lo primero que pensaron los vecinos de la parroquia de Canduas, en Cabana de Bergantiños, era que alguien estaba tirando petardos. Apenas eran las cinco de la tarde. La primera reacción fue no darle demasiada importancia; su percepción cambió en cuanto escucharon el sonido de las sirenas, los coches de la policía y las ambulancias atravesando las escasas calles de la parroquia hasta llegar al número 14 de la carretera AC-430. Ahí ya se percataron de que la cosa era seria, pero seria de verdad. Lo comenta a EL ESPAÑOL una vecina que vive unas casas más allá, en la misma parroquia. "Una prima me llamó al momento cuando escuchó los disparos. Ahí ya dijimos: algo pasó en casa de Belén".
Belén trataba de huir de su marido por la puerta de casa. No pudo ni darse la vuelta. El hombre se dirigió hacia ella empuñando el revólver y disparó tres veces. Después de asesinar a la mujer, tuvo que ser retenido por su cuñado, quien evitó que el presunto asesino escapase.
La Guardia Civil llegó al poco a la escena del crimen. Comprobaron los claros indicios de muerte violenta y dio parte al momento a la Policía Judicial de A Coruña. Julián fue detenido al momento y ya es investigado como autor del crimen. Horas después, la Delegación del Gobierno en Galicia ha confirmado que se trata de un crimen de violencia machista.
Belén había pedido el divorcio después de tres décadas de matrimonio con Julián. El presunto asesino trabajaba como camionero repartidor de una empresa de textil. Se trataba de una conocida familia en la zona. Los mil habitantes de la parroquia de Canduas están todavía consternados. Familiares cercanos de la víctima confirmaron a La Voz de Galicia que el agresor había sido diagnosticado de depresión y que hacía varias semanas que no se tomaba la medicación que le había sido prescrita.
En un principio, se creyó que el disparó había sido realizado con una escopeta, y que había sido solo uno el perpetrado. La investigación en la escena del crimen acabó determinando que fueron tres, y realizados con un revólver. El asesino no tenía licencia para una y otra arma.
Ana Belén estaba a punto de abrir otro taller de costura en Malpica, una localidad costera y cercana, también en los salvajes límites del mar de la Costa da Morte. Los tres disparos de su marido acabaron con su vida y el taller nunca llegó a abrirse.
Ana Belén Varela Ordóñez es la vigésimo octava mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Leyre González, 21 años; María Isabel Alonso, de 62 años; María Judith Martins Alves, de 57 años; Paula Teresa Martín, de 40; Cristina Marín, de 24; Ati, de 48 ; María Isabel Fuente, de 84; Martha Arzamedia de Acuña, de 47; Raquel Díez Pérez, de 37; Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34,; María del Mar Contreras Chambó, de 21; Vanesa Santana Padilla, de 21; María Soledad Álvarez Rodríguez, de 49; Josefa Martínez Utrilla, de 43; Magdalena Moreira Alonso, de 47, y una mujer de 40 años que no ha podido ser identificada.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.