De cómo Luci, la atea de Cornellá pasó a ser Amina con hijab y marido gay
- "¡Sierva de Allah el único, el mas grande!". Luci se presenta de ese modo en el encabezado de la biografía que abre su cuenta de Facebook.
- La mujer del autor del ataque a la comisaría se convirtió al islam hace dos años, tras casarse con él en Argelia.
- El sargento de Cornellà a la jueza: "Si no hubiera disparado la agente, lo habría hecho yo".
Hace dos años, Luciana Morales se fue de viaje a Argelia con Abdelouahab Taib, el hombre del que se había enamorado, para sellar su matrimonio. Luciana se casó y volvió como él, ya convertida al islam, vistiendo hijab negro y extrapolando las enseñanzas de Alá y de su profeta Mahoma a su vida diaria. La joven era atea, no practicaba la religión católica. Los vecinos del barrio comprobaron a su vuelta la transformación. Hasta se cambió de nombre: Amina Åyæmïnå Taib. 24 meses después, quien había sido su marido y gran amor cayó abatido a disparos tras intentar asaltar cuchillo en mano la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Cornellà de Llobregat.
Más de 24 horas después, los vecinos se encuentran todavía en shock por la noticia. Pocos quieren hablar de lo ocurrido pero dos mujeres de los primeros pisos del edificio dicen que las últimas horas no han sido fáciles. "Fue un susto tremendo. Ayer, despertarnos pronto y ver toda la policía ahí fuera. No podíamos entrar en casa, no podíamos salir. Aún hoy tengo el miedo en el cuerpo", describe una de ellas.
Ni Abdelouahab ni Luciana practicaban, que supieran sus vecinos, una religión musulmana cercana al extremismo yihadista. Aparte de su nueva apariencia externa y su ferviente deseo religioso, ella siguió siendo la misma: amable y habladora, cercana y generosa con los habitantes del bloque, tranquila y sencilla. Una joven como otra cualquiera, toda una vida en Cornellà de Llobregat. Su vida con la que era su nueva pareja cambió hace un año. En aquel entonces, Luci -así la conocen sus amigos y sus allegados- descubrió que su marido era gay.
Abdelouahab se lo reconoció después, y entonces comenzaron a separarse. Esta misma semana firmaron los papeles del divorcio. Posiblemente, todo aquello vino a desembocar, según apunta la Fiscalía de la Audiencia Nacional, en los hechos acaecidos en la noche del 19 al 20 de agosto, con el sol casi despuntando al filo de las seis de la mañana.
A las cuatro de la tarde del martes, las calles y lugares aledaños son un calidísimo erial a más de 30 grados por el que apenas discurren vecinos. Prefieren estar en casa, prefieren no hablar. La noche y la mañana anterior fueron un continuo trasiego de Mossos d'Esquadra que entraban y salían del portal de una zona que en el pueblo se conoce como los bloques de la Siemens en busca de evidencias de la casa de la pareja. Hoy es distinto. Del edificio de Luci y Abdelouahab apenas surgen unos pocos vecinos, otros se asoman a las ventanas de sus patios o de sus salones. Tan solo cuatro acceden al interior del portal en las siguientes dos horas.
En la puerta, salvo la presencia de algún periodista, dos obreros continúan con su rutina y con una reforma que están llevando a cabo en uno de los pisos inferiores del edificio. Por lo demás, la gente en la calle no quiere oír, no quiere decir y no quiere escuchar nada del asunto del que más se habla en la localidad en los últimos días.
Los investigadores creen que el hombre actuó por “una motivación personal encauzada desde el punto de vista religioso”. Que buscaba la redención a través de un ataque suicida simplemente porque le gustaban los hombres. Para él, esto le condenaba automáticamente a ojos de su religión y de su dios. Así que Abdelouahab Taib se pasó la noche previa al ataque rezando en la mezquita de la comunidad islámica de Al Tauba. No se le solía ver casi nunca por el templo. Después se fue a su casa, en uno de los bajos del número 6 de la calle Garraf.
Era el momento de despedirse. Eran las cuatro de la mañana. Abdelouahab se sentó a escribir dos cosas, según ha podido saber EL ESPAÑOL: una carta y un mensaje vía SMS, ambos para decir adiós a Luci. "Me voy, inshallah (si Dios quiere), al Gran Sitio que está arriba”.
Minutos antes de las seis de la madrugada, Abdelouahab Taib llama al telefonillo de la comisaría de los Mossos d'Esquadra, dos calles más arriba de la casa que compartía con Luciana desde que estaban juntos. Al otro lado descuelga una agente. La mujer está termimando su guardia, pero le abre porque dice que quiere hacer una consulta urgente. Tras acceder al recinto, se dirige a ella con un cuchillo grande entre las manos. cuando es abatido a tiros. Muere al acto con tres impactos de bala.
"No ha salido en todo el día"
"¡Sierva de Allah el único, el mas grande!". Luci se presenta de ese modo en el encabezado de la biografía que abre su cuenta de Facebook. En su perfil comparte distintas frases en árabe, así como ilustraciones de manga muslim.
Luci declaró el lunes ante los Mossos. Este martes no abandonó su casa, ni siquiera para ir a trabajar. "No ha salido en todo el día", aseguran los vecinos a este periódico.La mujer es profesional en hostelería, encargada de sala en un céntrico restaurante de Barcelona, a veinte minutos en coche de la puerta de su casa. Solo se quitaba los atuendos propios de la religión musulmana cuando tenía que ir allí a trabajar. "El resto del tiempo, desde hace dos años, siempre iba así vestida", cuentan dos vecinas del bloque. "Es una niña muy guapa, muy buena, nunca se había metido en cosas raras de estas. Él, que supiéramos, tampoco".
Años antes de empezar con Abdelouahab, Luci había estado saliendo durante muchos años con un hombre japonés. Con él tenía dos hijas en común. "Cuando empezó con el chico este (el joven autor del ataque) a todos nos pareció que era buen chaval, bien parecido. Era muy familiar y cariñoso, se interesaba mucho por las hijas, iban juntos de paseo. Ellas le tenían mucho cariño. Hacían la vida de una familia normal", explican los vecinos. Eso fue así antes, durante y después de casarse.
Pese a los trámites de separación, según ha podido saber EL ESPAÑOL, el autor del ataque a la comisaría de Cornellà seguía viviendo con la que todavía era su pareja hasta hace una semana, cuando se completaron los trámites del divorcio. Después de eso, Abdelouahab suplicó a quien hasta entonces había sido su mujer que necesitaba seguir viviendo en aquel piso, al menos, durante un mes más, hasta finales de agosto. Los vecinos lo supieron por ella.
La vida juntos, tras la boda, era idílica y feliz. Después de separarse de su anterior pareja, Abdelouahab se trasladó a vivir con ella y con las niñas a la casa en la que Luci había vivido siempre. Cornellà fue referente de lucha obrera cuando el régimen franquista comenzaba ya su declive. Es también un ayuntamiento que cumple, en parte, la función de ciudad dormitorio, debido a su proximidad con el centro de Barcelona. Allí seguía todavía ahora, incluso un año después de que las cosas comenzasen a torcerse y que ella descubriese (y se enterase) de que su marido era gay. Desde entonces, el asaltante de la comisaria de Cornellà le había revelado en numerosas ocasiones que tenía el deseo de morir.
Distanciamiento
La transformación de Luci ya se había llevado a cabo cuando, hace pocos meses, comenzó un progresivo distanciamiento con su segundo marido. Tras la revelación de su homosexualidad, siguieron viviendo juntos, aunque ya se dejaban ver mucho menos juntos. "A él a veces, como la semana pasada, venían unos amigos a buscarle. Lo veíamos por la ventana. Volvía luego de noche, a veces tarde", explica una de las vecinas. Abdelouahab se marchaba con ellos en un coche, un monovolumen blanco y no volvía hasta horas después.
Abdelouahab Taib no era especialmente religioso. O eso han asegurado los amigos los familiares e incluso el abogado. Fuentes policiales, no obstante, señalan que en su ordenador se encontraron algunos archivos relacionados con Al Qaeda y el Estado Islámico. Los investigadores no se atreven a descartar por el momento la hipótesis de una radicalización exprés.
A los habitantes del bloque de la calle Garraf todavía no se les ha pasado el susto. "¿Y si hubiera tenido ahí una bomba o lo que fuera? Es que ayer imaginábamos de todo, esto y otras cosas. Llegamos a temernos lo peor. Todavía no hemos podido dormir".