La tragedia de la falsa ‘Manada’ de la Arandina: ningún equipo los quiere
- Viti y Raúl Calvo no han encontrado equipo y están trabajando con sus familiares en la hostelería y la construcción respectivamente.
- Carlos Cuadrado juega en un club de León, pero su entorno no desvela dónde por miedo a que lo expulsen.
- Los estudios de ADN de la Policía científica no confirman la presencia de restos biológicos de la menor de 15 años en el piso en el que habría sido agredida sexualmente.
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Víctor Rodríguez Ramos Viti, Carlos Cuadrado Santos Lucho y Raúl Calvo Hernández fueron detenidos hace casi ocho meses por presuntos abusos sexuales a una joven de 15 años. Fue el 11 de diciembre de 2017. Aquel día, les cambió la vida. Se les bautizó como ‘La Manada’ de la Arandina, equipo de Tercera división donde militaban, en semejanza con la violación de San Fermín. Ingresaron en prisión provisional y, hasta marzo, no salieron todos de la cárcel. Desde entonces, han tratado de rehacer sus vidas, pero sin demasiada suerte. Los clubes, en su mayoría, se han negado a contratarlos por motivos extradeportivos. De hecho, la Sociedad Deportiva Almazán llegó a fichar a dos de ellos y despedirlos pocos días después. Sin embargo, ahora, pasado el tiempo, las últimas pruebas podrían derivar en su inocencia: los estudios de ADN de la Policía Científica no confirman la presencia de restos biológicos de la menor de 15 años en el piso en el que supuestamente habría sido agredida.
Este último dato de la investigación arroja luz sobre la defensa de los tres futbolistas. Entre la veintena de restos estudiados por la Policía Científica, se constata la presencia de material genético de los futbolistas así como de una mujer “distinta de la denunciante” en el número 40 de la calle San Francisco de Aranda de Duero (Burgos), donde vivían todos ellos. Es decir, no habría nada de la menor. Además, en la ropa interior que llevaba la joven el día de la supuesta violación no se aprecia ningún resto de los tres jóvenes.
El caso, en fase de instrucción, avanza entre la versión de los futbolistas, que declararon no haber tenido relaciones sexuales con ella; y las de la menor, que denunció haber sido forzada: “Tras apagar las luces, me desnudaron pese a que yo trataba de impedirlo. Comencé a sentir miedo y me bloqueé, siendo agarrada de las manos y después de la nuca e inducida a llevar a cabo determinados actos sexuales en los que participaban los tres”, declaró.
ESCONDIDOS, CON MIEDO Y SIN EQUIPOS
Esta situación ha derivado en un destierro de los futbolistas. Desde que salieran de prisión provisional en marzo bajo fianza de 6.000 euros, se han topado con una dura realidad: nadie los quiere por el miedo al qué dirán. De hecho, Viti y Lucho llegaron a fichar por el Almazán de Tercera división –precisamente, en el mismo grupo donde milita la Arandina, su exequipo–. “Si por un casual sale esta temporada el juicio y son culpables, se irán del club; si son absueltos, seguiremos con normalidad”, explicó entonces Juan Carlos Aguilar, miembro de la comisión gestora del conjunto soriano.
Sus fichajes, sin embargo, fueron efímeros. Una semana después, el club de fútbol se echaba atrás después de que Alicia García, consejera en Castilla y León, calificara su regreso a los terrenos de juego como algo “provocador e inadmisible” y que Concha Baena, de la Asociación Feminista Soriana, los llamara "violadores". “Lamentamos la polémica suscitada y el daño que se haya podido causar tanto a la imagen del club como a la villa de Almazán”, explicaban en un comunicado.
Comunicado oficial pic.twitter.com/S9Vy3Xjgnm
— S.D Almazan Oficial (@SDAlmazanoficia) 4 de julio de 2018
De entre los dos jugadores, Viti se enteró de su despido por los medios de comunicación, según reconocen fuentes cercanas al futbolista, y ha exigido al Almazán el cumplimiento de contrato mientras trabaja con un familiar en la hostelería. Lucho, sin embargo, encontró otro equipo de León donde jugar –según ha reconocido el propio Almazán–, pero su fichaje no lo ha hecho público ni él ni el club por miedo a que lo vuelvan a despedir. Su idea es permanecer en el anonimato hasta que haya una sentencia firme.
El tercero, Raúl Calvo, tampoco ha encontrado equipo por razones extradeportivas. Estuvo en negociaciones con tres clubes, según confirman fuentes de su entorno a EL ESPAÑOL, pero fueron paralizadas por el escándalo del Almazán. Sin poder jugar, no le ha quedado otra que trabajar con un familiar en la construcción mientras la investigación sigue su curso. “Está bastante tocado”, reconocen vecinos de La Bóveda de Toro, de donde es natural.
EN EL “INFIERNO” DE LA CÁRCEL
Los tres futbolistas fueron detenidos cuando llevaban apenas cuatro meses jugando con la Arandina -y después de que la menor denunciara 20 días después del supuesto abuso-. Todos habían fichado en verano. Viti, portero natural de León, a sus 22 años, había llegado procedente de la cantera del Numancia; Lucho, de 24 años y nacido en Astorga, había militado en el Bembibre y en el Virgen del Campo; y Raúl, de 19 años, fue el último en fichar y el que no se encontraba en Aranda de Duero cuando fueron conducidos a prisión. Se trasladó desde Valladolid a dependencias judiciales.
El 11 de diciembre fueron arrestados y hasta el 7 de marzo no salieron de la cárcel. Los primeros en ver la calle fueron Raúl Calvo y Viti. “Todo es mentira, obviamente (…) La estancia ha sido un poco dura”, reconoció este último. Pocas horas después, Lucho también quedó en libertad bajo fianza de 6.000 euros. “Espero que todo salga a la luz. Ha sido un infierno”, declaró ante los micrófonos.
Durante este período de tiempo, se quedaron sin equipo. La Arandina, club donde militaban, en un acto de conciliación, aceptó pagar 1.500 euros de indemnización a Lucho y a Viti por despido improcedente, reconociendo que se debe respetar la presunción de inocencia. Y los tres, a la salida de prisión, tuvieron que buscarse la vida para volver a los terrenos de juego.
LLAMADAS, AUDIOS Y DIFERENTES VERSIONES
De haberse acostado con ella, el código penal, en su artículo 183, establece que toda relación sexual con alguien menor de 16 años es considerada como “abuso” y, por tanto, delito. Sin embargo, aquí bailan las dos versiones. La de ellos es que no habían tenido relaciones sexuales; la de ella, que sufrió agresión, que la forzaron.
En el proceso, se han desvelado audios que no coincidirían con la versión de la menor y su psicóloga, a la que acude por un trastorno alimentario; y también llamadas de la menor a Lucho, aunque la mayoría no encontraron respuesta. En el estudio policial se encontraron, eso sí, en el móvil de Lucho, algunas fotos de la menor y un vídeo musical de nueve segundos que la denunciante compartió en una red social.
Todo ello, en fase de instrucción, continuará hasta que haya sentencia. Hasta entonces, los futbolistas siguen repudiados, sin hablar con la prensa y a la espera de que acabe la investigación. Con la esperanza, después de esta última noticia (la de que no hay restos de la menor en su casa), de que se aclare lo ocurrido y les declaren inocentes. Mientras, seguirán trabajando –y Lucho jugando escondido–, pero sin equipo que los acoja, sin que nadie les permita disfrutar de su profesión pese a la presunción de inocencia.