Jesús Álvarez, durante mucho tiempo, ha sido la Ana Blanco del deporte. Siempre elegante, sobrio y distinguido.; “educado, correcto y meticuloso”, como lo definen sus compañeros. Ha resistido al devaneo político y al cambio de dirigentes; a las modas, a los platós y a las nuevas programaciones. Él parecía que nunca iba a faltar. Que su figura y su rostro eran parte del decorado. Que sus trajes, inmaculados, no podían perderse su cita diaria con la percha incólume del presentador –y mito– de Televisión Española, ya fuera a mediodía o por la noche. Pero, esta vez, la cirugía llevada a cabo por la administradora provisional del ente, Rosa María Mateo –ha hecho hasta una treintena de cambios entre dirigentes y personajes conocidos–, ha propiciado su salida de los telediarios y su reinserción en Más desayunos, el programa de Xabier Fortes que compite con Al Rojo Vivo, de Ferreras (LaSexta).
“No le ha debido sentar bien. Ya lo dijo Begoña Alegría (nueva directora de informativos de TVE): ‘Los puestos no son vitalicios’. Era algo que podía ocurrir”, reconocen fuentes del ente público a EL ESPAÑOL. Esa es la sensación que se tiene. Es lo que explicaría su ausencia el pasado lunes, cuando se presentó la nueva temporada de los Telediarios, Los Desayunos y Más desayunos, el programa posterior. En la foto, muchos de sus compañeros –y amigos– y sus sustitutos. Él, sin embargo, no estuvo. No quiso o no pudo. Da igual.
Jesús ha reaparecido este viernes. Ha comparecido a la izquierda de Xabier Fortes en Más desayunos a 15 minutos del final. Elegante, como siempre, con camisa blanca, chaqueta azul y pañuelo albar en el bolsillo; corbata ajedrezada, gemelos y un bolígrafo en su mano derecha. “Este programa se debería llamar el vermú o el aperitivo”, bromeaba, nada más empezar, recuperando su tono, pero en un formato completamente distinto.
A continuación, turno para volver a la rutina. Es decir, para dar noticias. La primera, explicar qué es la Liga de Naciones con motivo del partido que disputan España e Inglaterra en Wembley; la segunda, el rifirrafe entre Isco y un periodista al que no quiso contestar; y la tercera, el desplante de Rossi a Márquez –no le quiso dar la mano–. En total, seis minutos. “¡Qué poco tiempo!”, espetó el presentador de deportes -medio en broma-, antes de que terminara el bloque, al ser apremiado. Eso es todo. Nada más. Dos polémicas y una noticia en su estreno en Más desayunos.
DECISIÓN CONTROVERTIDA
Su cambio, obviamente, ha sorprendido al gran público por su naturaleza. Jesús Álvarez, en sus 30 años en los Telediarios, jamás se ha salido del guión. “No suele hablar de política o de religión. No le gusta comprometerse. En ese sentido es como Ana Blanco. Es discreto y prefiere no hacer ruido”, reconoce Paloma del Río, compañera suya en deportes. Es decir, no hay una razón ideológica detrás de su movimiento. ¿Y personal? Tampoco. “No tiene enemigos. De él solo se pueden decir cosas buenas. Es educado, buena gente, justo… Es una gran persona y es muy querido dentro del deporte”, explican fuentes cercanas al periodista madrileño.
Entonces, ¿cuál es la razón? ¿Lo profesional, quizás? Tampoco, según sus compañeros."Es un buen profesional", reconoce Juan Manuel Romero, candidato a la presidencia de RTVE. “Es muy pasional. Se entrega a tope con lo que hace. Le encanta. Recuerdo estar en los Juegos Olímpicos e irme con él a ver más deporte cuando terminábamos nuestro trabajo”, explica Sergio Sauca, su sustituto en la segunda edición del Telediario. “Además, es muy metódico. Trata de informarse siempre para estar al tanto, tiene buena agenda y muchos contactos. Y, en los grandes eventos, siempre hemos tenido una convivencia muy buena. Viaja con todo el mundo, duerme donde todos...”, añade Paloma del Río.
Ese comportamiento ha contribuido a que sus compañeros lo admiren. Pero, también, a que sea querido y respetado por el gran público. El periodista madrileño, al fin y al cabo, lleva prácticamente toda la vida informando sobre deporte a los españoles. Hijo del también periodista Jesús Álvarez y de la locutora de radio Beatriz Cervantes, debutó en la televisión en 1977 en el espacio informativo Siete días y, tras pasar por Estudio Estadio, Cerca de las estrellas o Todo motor, dio el salto al telediario en 1989. Desde entonces, ha estado vinculado a él. Hasta esta temporada. De ahí, el respeto de todos.
SUEGRO DE REVILLA, SECUESTRADO POR ETA
Su movimiento, sin embargo, es un golpe menor en comparación con los otros muchos que le han sobrevenido a lo largo de su vida. Jesús perdió a su padre cuando tenía 12 años y a su madre a los 16. “Yo, entonces, quería que pasara el tiempo para olvidar. Habría sido una persona diferente si no me hubiera ocurrido aquello. Habría vivido con más pasión la juventud. Pero, de repente, te ves solo. Me sorprendí a mí mismo pensando como una persona mayor”, relataba el periodista en un documental de Albia servicios funerarios.
Esa discreción es la que lo ha mantenido al margen de luchas políticas en su vida privada y profesional. Da igual que en un primer momento dudara si estudiar periodismo –igual que su hermana Bárbara–. Jesús Álvarez, en un principio, pensó en ser ingeniero. Pero, finalmente, antes de acabar la carrera, debutó en la televisión a los 19 años presentando un espacio de deportes de 30 segundos. Desde entonces, su rostro ha estado vinculado a los principales eventos deportivos: Juegos Olímpicos, Mundiales…
MAESTRO DE PERIODISTAS
Sentó cátedra dentro y fuera de la redacción de Televisión española. “Siempre ha acogido bien a los becarios. Yo llegué en el 87 y él ya estaba allí”, recuerda Sergio Sauca. “Yo también empecé por aquel entonces, en el verano del Mundial de México, y él ya presentaba. Ha sido muy cómodo estar con él. Es tímido, pero también de respuesta rápida, de chiste y de gracieta”, añade Paloma del Río. Así, poco a poco, se fue ganando el respeto de sus compañeros. Presentó la primera edición del Telediario y también la segunda. Y, además, entre 2012 y 2014, fue director de deportes de la cadena.
Jesús sólo se salió del guión cuando participó en ¡Mira quién baila! Entonces, sí que tuvo que ceder para promocionar el programa. Y, pese a su timidez, vestido todo de negro –y, como siempre, impecable–, subió al escenario para bailar samba y mandar una imagen a la que no estaba acostumbrado el gran público. Dejó de ser un busto parlante, una persona a la que no se le atisbaba altura, y compareció con zapatos de claqué, prescindiendo de la seriedad y acomodando su sonrisa a otro formato.
En realidad, se desnudó ante la audiencia para mostrarse más abierto y aún más cercano, como cuando juega al pádel. “Aunque sea peor que yo”, bromea Sergio Sauca. El deporte es su perdición. Le sirve para divertirse, pero también para mantener el tipo. “Tuvo un problema en la rodilla y se cuida mucho”, añade el presentador del TD2. Por lo demás, le gusta el buen vino, los relojes, las plumas y los coches –es buen amigo de Carlos Sainz–. En definitiva, es una persona normal. El rostro de los deportes en Televisión española durante tres décadas. Ahora, en Más desayunos. Fuera de su hábitat natural. El único busto imperturbable que quedaba junto a Ana Blanco, la única superviviente de este último vaivén del ente público.