“Este negocio es sencillo”, dice el narco, jefe de una importante organización en España dedicada a la importación de cocaína desde Suramérica. “Aunque no merece tanto la pena como parece. Las cifras que movemos son muy altas, pero la mayor parte del pastel se lo lleva quienes mandan la coca y quienes la venden por Europa. Los españoles somos meros comisionistas baratos que ganamos 500 pavos de mierda por cada kilo que movemos”.
El traficante pide que se le llame Zape. Sentado en una cafetería del centro de Madrid, toma un refresco y habla de sus más de dos décadas en el “sector”, como llama al narcotráfico.
“Necesitamos quienes nos digan con qué empresa meter la coca en España, necesitamos quienes nos faciliten la salida del puerto y, por último, necesitamos cómo pagar a quienes nos la mandan desde Colombia, Brasil o Ecuador. Y para eso hay tres patas, aunque la esencial es la policial”.
- ¿Cuáles son?- cuestiona el reportero.
- Aduanas, Guardia Civil y empresarios que blanquean dinero. Todos tienen un precio. Sin corrupción no hay negocio.
EL ESPAÑOL publicó este domingo un reportaje sobre los oficios del gran tráfico de cocaína en España, un negocio que mueve cifras astronómicas. Sólo en 2015, se estima que el mercado de la ‘dama blanca’ generó 2.000 millones de euros de beneficios para las organizaciones que operan en el país. La cifra la aportó el Centro de Inteligencia contra el Tráfico y el Crimen Organizado (Citco), dependiente del Ministerio del Interior.
En esta segunda entrega se aborda, gracias a las numerosas entrevistas mantenidas con miembros de dos organizaciones delictivas, entre ellas la liderada por Zape, cómo logra llevarse a cabo cada envío, qué actores intervienen y de qué forma se realizan los pagos.
Sobornos en los puertos: "se llevan el 30% del negocio"
El primer paso que han de dar las bandas de narcos para traer a España un cargamento de cocaína es disponer de una empresa de transporte de mercancías en la que poder introducir la droga. Reconocen que es la forma más segura y rentable para ellos de trasladar grandes cantidades.
Aunque los envíos también se realizan mediante veleros y a través de trasvases de fardos en alta mar entre barcos pesqueros y lanchas, el tráfico de contenedores por todo el planeta es el “camino más eficaz”.
Los narcos con los que se ha entrevistado este reportero explican que necesitan tener a “gente” de su parte en el interior de los puertos españoles. En los últimos años, sus predilectos son los de Valencia y Algeciras (Cádiz). Este último es el de mayor tráfico de contenedores del país y uno de los más importantes de Europa, sólo superado por Rotterdam (Holanda), Amberes (Bélgica) y Hamburgo (Alemania).
“Aduanas nos ha de decir qué empresas están limpias. Necesitamos conocer con qué empresa importadora española podemos trabajar, o crear una empresa y colaborar con una compañía exportadora de algún país latinoamericano. Lo hacemos para saber en qué contenedor tenemos fiabilidad de que se puede meter una cantidad notable de coca: 500, 1.000, 2.000 kilos… Si se envían cantidades menores, como 100 o 200 kilos, pueden ir hasta en bolsas de deporte…”.
Los narcos explican que una o varias personas de Aduanas han de estar sobornadas para evitar que el día del envío se registre el contenedor en el que va la mercancía. En el interior del puerto, este cuerpo dependiente del Ministerior de Hacienda se encarga de fiscalizar todas las mercancías que entran en territorio nacional. “Luego, interviene la Guardia Civil y, por último, los portuarios… Si no, no sale del puerto”.
Si la carga es pequeña (digamos, 100 kilos), los narcos corrompen a guardias civiles y portuarios para que sean ellos mismos quienes saquen los bultos del puerto. Los estibadores llegan a hacerlo incluso por los tornos de entrada y salida a sus zonas de trabajo.
Son pocos los que dan el paso -tanto agentes como portuarios- pero algunos acaban cediendo. Antes de sacar la mercancía, habrán roto el precinto del contenedor señalado y luego se habrá sellado la carga con uno nuevo -idéntico, legal- que ha llegado a través de un emisario desde el puerto del que partió.
“También hay otra opción cuando son cantidades pequeñas: el guardia mete a un chaval en el maletero de su coche. No siempre se actúa igual. Nos adaptamos a las necesidades”, explican las fuentes consultadas.
Si la cantidad es mayor (por ejemplo, 1.000 kilos; en el argot, ‘un general’), es necesario que el contenedor salga del puerto encima de un camión. Para ello, Aduanas no ha tenido que sospechar de la mercancía y la Guardia Civil le ha debido permitir su salida de la instalación portuaria.
Resulta esencial que, para que la coca salga del puerto, a su llegada un operario de las grúas que descargan los barcos de mercancías la deje en el lugar exacto en el que se quiere que ubique el contenedor.
Esta persona ha de estar coordinada con el compañero de la estiba que le señala dónde ha de ir el cargamento. Lo preferible, reconocen los narcos, es que la carga se quede en la zona de tránsito del puerto porque en ella permanecen más días y ellos disponen de mayor margen de maniobra.
Al tratarse de grandes cantidades, se necesita que un camión saque la mercancía al exterior. Normalmente, luego se suele llevar a una nave. Y de la nave, a varios pisos dividida en cantidades menores.
- ¿Cuánto cobra esa gente a la que dices que sobornáis?
- En total, se llevan un 30% de la cantidad enviada. De 1.000 kilos, 300 son suyos. Si metemos 10, 3 van a parar a sus manos. Los guardias civiles a los que corrompemos se llevan la mayor parte, en torno a un 16 o 17%. En realidad, nunca podemos saber cuánto se lleva cada uno. Pero el 30% es fijo. Ellos luego se reparten la mercancía en función de los acuerdos a los que llegan.
En el mercado mayorista español, en la actualidad un kilo de cocaína cuesta en torno a los 24.000 euros. Esa cifra, multiplicada por 300 kilos, por ejemplo, supone 7,2 millones de euros de beneficio a repartir.
- Si el negocio funciona así -cuestiona el reportero a otro narco- ¿para ellos resulta más rentable que para vosotros, no?
- Es evidente. No asumen apenas riesgos y se llevan millonadas. Ellos siempre se llevan sus kilos y luego lo venden o lo entregan a otras bandas que se los compran. Pero su parte es esencial porque si no, no sale del puerto. ¿O qué se ha pensado la gente, que se mete coca por obra del espíritu santo? Sólo hace falta que unos cuantos se dejen corromper. El dinero es muy goloso.
En 2017, de acuerdo a los datos facilitados por el Ministerio del Interior, las autoridades policiales se incautaron de 32.795 kilos de cocaína. En abril de este año, la Policía Nacional se hizo con el mayor alijo de esta droga en Europa. Se intervino un cargamento con 8.740 kilos. En el operativo se pudo detener a 11 personas. Uno de ellos era guardia civil.
El pasado 4 de julio, la Guardia Civil informó de que la Unidad Central Operativa (UCO) había detenido a 21 personas. Diez de ellas eran trabajadores del puerto de Algeciras. Formaban parte de una red que introducía grandes cantidades de cocaína y otras drogas mediante contenedores para entregarlas "a narcotraficantes de toda Europa". Se incautaron 480 kilos.
Por burlar los controles, los portuarios cobraban un 30% del alijo introducido con éxito, aunque en los últimos meses habían comenzado a pedir hasta el 50% debido, según ellos, al "aumento de la peligrosidad" tras la incautación de las casi nueve toneladas de cocaína de tres meses antes.
- Todo eso que sale es sólo la punta del iceberg- dice Zape mientras apura su refresco-. Al final, los agentes tienen la sartén por el mango. El que pierde es el que mueve la coca, no el que permite que se mueva, al que es más difícil cazarlo.
‘Pagos en espejo’
Una vez el envío de droga ha entrado en España de forma satisfactoria para los narcos, se ha de proceder al pago de la mercancía. En ocasiones, a las bandas se les piden señales o la transacción previa de todo el dinero. Pero quienes gozan de la confianza de las oficinas del cártel suelen realizar los reembolsos a posteriori. ¿Cómo? Uno de los método es el ‘pago en espejo’.
Pongamos que hay que desembolsar 40 millones de euros a un organización radicada en Colombia. El traficante español, que hace de importador, contacta con un empresario español con capacidad financiera e intereses en Suramérica. Pongamos que ese empresario tiene negocios en el sector inmobiliario colombiano.
El traficante le propone al empresario que él realice el pago y, a cambio, se le reembolsará el 17% de la cantidad total transferida. Pongamos que el empresario acepta. Al otro lado del charco es necesario que en el momento de la transacción, otra persona con capacidad económica entregue a la oficina del cártel los 40 millones de su propio bolsillo.
Luego, mediante ingeniería financiera, el empresario español hace llegar los 40 millones a su homólogo en Colombia, que a su vez los ha entregado al cártel. De ahí que se llame ‘pago en espejo’: se produce la entrega del dinero a ambos lados de manera coordinada.
“Cuando el que está aquí recibe el dinero, da el ok para que paguen allí”, sentencia un traficante que suele usar ese método para saldar sus deudas. "No me digas cómo lo hacen, pero entiendo que sólo es accesible para grandes fortunas".
“Íntimo conocimiento de las finanzas mundiales”
En un reciente estudio del Observatorio Colombiano del Crimen Organizado, formado por la Universidad del Rosario (Colombia) e Insight Crime, se hace un análisis del narcotráfico en dicho país con datos de 2017. En él se dice: “[Los narcos] Ya no tocan nunca un kilo de droga, y mucho menos una pistola 9 milímetros chapada en oro. Sus armas son un teléfono móvil encriptado, una variada cartera de negocios establecidos legalmente y un íntimo conocimiento de las finanzas mundiales”.
- Ni siquiera nosotros sabemos cómo se hace realmente- explican los narcos entrevistados-. Sabemos que entregamos el dinero a alguien muy poderoso de aquí que se encarga de las transacción a los de allá.
Las ‘conejitas’
Otro método para el pago, aunque mucho más lento, es el de las ‘conejitas’, explica un narco. Las bandas de traficantes españoles buscan formas de cómo abonar las mercancías que les envían las oficinas latinoamericanas.
Algunas organizaciones españolas traen a mujeres jóvenes de origen latinoamericano a España durante varios días. Suelen hacer que viajen en grupos de diez, aunque en vuelos distintos, incluso con billete de avión a aeropuertos diferentes. A algunas las hacen pasar por homosexuales y las traen en pareja.
Una vez en España, las mandan 10, 15, 20 días de vacaciones a un hotel de lujo. Antes, ellas les han dicho a las autoridades policiales que han venido en un viaje de ocio. Pasado ese tiempo, la banda de narcos les entrega 200.000 euros en billetes de 500.
Antes de retornar a su país de origen, las mujeres, dentro de un preservativo o de un cilindro, se introducen 100.000 euros por la vagina y otros 100.000 por el ano. En cada remesa, el narco español paga 2 millones de euros. Si adeuda 40, deberá repetir el mismo proceso 20 veces, hasta saldar su deuda.
Las mujeres casi nunca repiten viaje. Las bandas no quieren ‘quemarlas’ y que las autoridades policiales españolas sospechen de sus rostros. Las organizaciones delictivas les entregan 6.000 euros por el trabajo. “Si pasan el escáner en España, no hay problema. En Colombia sabemos que tenemos vía libre para que entren…”.
El negocio de la coca no se detiene. A lo sumo, muta para no frenar.