María Isabel Cepeda González solía decir que ella y su marido, Jesús Neira Rodríguez, se conocían desde siempre, “hace todos los años del mundo”. La primera vez que se vieron fue en la universidad, en el campus de Somosaguas de la Complutense y prolongaron su amor hasta que la vida de él se apagó, en el año 2015. Vivían juntos en una casa situada en el municipio madrileño de Las Rozas. Las vidas de ambos se torcieron para siempre el seis de agosto de 2009 cuando su marido recibió una brutal paliza al tratar de frenar a un hombre que estaba golpeando a su pareja. Profesor de Teoría Política, Neira pasó varios meses en coma y nunca volvió a ser el mismo.
Desde entonces, la vida de Cepeda se partió en mil pedazos. Por un lado, tuvo que cuidar a su marido durante los meses que estuvo inconsciente y a lo largo de todas las operaciones con las que casi hubo que devolverle a la vida, tal era el estado de aquel hombre. Por otro, continuó con su labor docente como profesora de Economía en la Universidad Rey Juan Carlos. Allí, dos años después de la tragedia que cambió la vida de su marido, comenzó a dirigirle la tesis doctoral a un tal Pedro Sánchez, un joven profesor asociado madrileño, afiliado al PSOE, y que impartía las asignaturas de “Estructura Económica” e “Historia del Pensamiento Económico” en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Empresariales de la Universidad Camilo José Cela.
Sánchez había accedido a aquella universidad en el año 2008. Un tipo que, fuera de los círculos de los economistas afines al Ministerio de Industria de Miguel Sebastián, no tenía entidad alguna, bien en el partido socialista o en aquella universidad.
Diez años después de aquello, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y ha tenido que sobrellevar como buenamente ha podido una de las semanas más convulsas a lo largo de su corta estancia en la Moncloa. Y esas convulsiones han venido, en gran parte, precisamente por aquella tesis doctoral, el trabajo que casi diez años atrás comenzó a dirigirle aquella mujer rubia, experta en Historia Económica, que tanto había sufrido debido a todo lo que le ocurrió a su marido.
El nombre de Isabel Cepeda ha vuelto a salir a la palestra. El caso Neira se convirtió en uno de los más mediáticos de los últimos años. La repercusión en las televisiones fue enorme. La manipulación del caso por parte de algunos políticos, también. Neira y Cepeda lo denunciaron una y otra vez. En esta ocasión, la causa de que se vuelva a hablar de ella tiene que ver con la ya conocida como guerra de los títulos. El martes, la ministra de Sanidad Carmen Montón tuvo que dimitir al encontrarse graves irregularidades en su máster en la URJC. El miércoles toda la atención giró hacia el trabajo doctoral de Pedro Sánchez, oculto durante años.
Diez años después, su nombre vuelve a surgir en los informativos y en los diarios del país debido a su relación con el caso de la tesis doctoral de Pedro Sánchez. El hermetismo que el líder socialista ha mantenido durante años sobre este documento, su reticencia a exponerlo públicamente y la proliferación de otros escándalos como el de Cristina Cifuentes o el de la ministra Carmen Montón (ambas acabaron dimitiendo de sus respectivos cargos) ha puesto de nuevo sobre la mesa el misterio del trabajo final del doctorado del líder socialista. Apostada sobre el texto la lupa de los medios y de los periodistas españoles, cada punto que la rodeaba ha sido analizado al milímetro. Uno de esos puntos es la directora de la tesis. Esta es su historia.
La directora de la tesis de Sánchez y de su tribunal
María Isabel Cepeda González comenzó a dirigirle la tesis a Pedro Sánchez poco después de que su marido se quedase en coma a causa de la agresión. El socialista entró en el departamento en el año 2009. En aquel entonces era tan solo compromisario. Al año siguiente, en febrero de 2010, comenzó su doctorado de la mano de la propia Isabel. Había pasado año y medio del caso Neira.
En noviembre de 2012 el presidente se doctora cum laude, la máxima calificación. Ya era parlamentario en el Congreso de los Diputados. Ahí surge uno de los puntos inescrutables del caso que a día de hoy no tienen explicación alguna. El tribunal al que le correspondió juzgar la tesis
Según se puede comprobar en la base de datos Teseo, los nombres de las personas que tuvieron que valorar el trabajo del presidente son los siguientes: Cristina Ruza y Paz-Curbera, profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); Santiago Pérez Pérez-Camarero, profesor asociado de la Universidad de Castilla-La Mancha; Alejandro Blanco Fernández; por último, dos profesores de la propia UCJC: nuestro ya conocido Juan Padilla Fernández-Vega, antiguo vicerrector de Extensión Universitaria, actual secretario general de la UCJC; y Ricardo José Rejas Muslera, profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas.
Cepeda es el nexo entre muchos de los elementos presentes en el entramado sobre el que Sánchez edificó su tesis doctoral. Coincidió con Sánchez en el Departamento de Dirección y Administración de Empresa de la UCJC, donde entró como profesor asociado en 2008. Es doctora en Ciencias Económicas, fue profesor contratado doctor de la Universidad Rey Juan Carlos, ahora tan en boga por los falsos máster de Cristina Cifuentes, Carmen Montón y hay que ver si Pablo Casado. Ejerció también como docente en la Universidad Alfonso X El Sabio.
Además de este extenso currículum universitario, Cepeda fue quien dirigió las tesis tanto de Alejandro Blanco Fernández como de Juan Padilla Fernández-Vega, que son, como decíamos más arriba, dos de los doctores novatos que juzgaron la tesis de Pedro Sánchez cuando ni siquiera ellos mismos habían digerido la suya propia. Todos pertenecían a la misma universidad y al mismo departamento. Es decir, tres de los implicados en el caso de la tesis del presidente del Gobierno (resuelto esta semana después de que múltiples controles determinasen que el autor del texto no había cometido plagio alguno) habían realizado sus respectivos trabajos doctorales con la misma persona.
Una extensa y productiva carrera universitaria
Cepeda y Neira se conocieron cuando ambos tan solo eran dos jóvenes enamorados de esa vida casi monástica que es a veces la vida del estudiante aplicado de la universidad. Estudieraron los dos en la Universidad Complutense. Ella se licenció en Económicas. Su incursión en esta carrera universitaria no fue, como suele decirse, por vocación. Cuentan a EL ESPAÑOL fuentes cercanas a esta mujer y al que fue su pareja que a Cepeda le gustaban las matemáticas, se les daban bien, pero que tampoco tenía una pulsión especial por esa carrera en concreto. Sin embargo, el paso del tiempo la curtió hasta convertir su nombre en el de una reputada profesora universitaria.
Neira sí que tenía claro que quería conocer mejor el complejo mundo de la política. Aquello era lo que realmente le atraía. La lectura de Hobbes -“Leviatán era uno de sus libros de cabecera”, explican las mismas fuentes a este periódico- le dejó una huella irremediable bajo la que subyacía un profundo escepticismo en la bondad de la naturaleza humana. Un pensamiento, curiosamente, radicalmente opuesto a lo que demostró aquel día de principios de agosto del año 2008 cuando se olvidó de su propia integridad personal para acudir en defensa de otros sin reflexionar acerca de las consecuencias.
Comenzaron a amarse en los años tiernos que supusieron el inicio de sus respectivas carreras universitarias. Se conocieron en el campus de Somosaguas y ya fueron juntos por la vida desde entonces. Ella se doctoró en Ciencias Económicas también en la Complutense y él se doctoró en Teoría Política para luego convertirse en profesor de Teoría del Estado. En la primera década del siglo XXI, Neira colaboró en distintos medios de comunicación como tertuliano. Ella pasó a impartir clases de Teoría Económica (1994-2002) y de Historia Económica (2002- hasta hoy). Años después se casaron y siguieron yendo juntos por la vida hasta el día de su muerte.
“La enfermedad de Jesús le dejó mal, muy mal”, apunta una persona que les trató con frecuencia en los años posteriores al ataque sufrido por el profesor Neira. Isabel Cepeda, aun con todo el revuelo generado por el caso de su marido (y lo complicado que le tuvo que resultar superar su muerte en el año 2015) no frenó nunca su producción académica.
Entre los años 2003 y 2017, aparte de sus labores de docencia, Cepeda se volcó en trabajar a destajo para realizar múltiples publicaciones: a lo largo de su carrera, según el portal académico Dialnet, ha escrito tres artículos en distintas revistas, ha colaborado en cuatro obras colectivas que luego salieron publicadas, ha escrito dos libros, ha dirigido varias tesis doctorales. Los dos libros que llevan su firma se llaman Economía para ingenieros (2011) y Lecciones básicas de economía (2005).
Ahora imparte clases en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), salpicada este mismo año tras la revelación de la podredumbre que arraigaba en su seno. Toda ella salió a la luz tras destaparse el escándalo del falso máster de Cristina Cifuentes.
Desde hace años, Cepeda compagina su labor docente con la participación en numerosos proyectos de investigación y la dirección de multitud de tesis doctorales. Una de ellas fue la de nuestro ya conocido doctor Sánchez. Su visión sobre la economía, según ella misma reconoce en diversas entrevistas, está fuertemente marcada por el liberalismo.
Esta semana, en una entrevista en Gestiona Radio, defendió la nota que le puso a la tesis del líder socialista. Dijo también que Sánchez no recibió trató de favor y que “cumplió todos los requisitos formales” y “las exigencias científicas” existentes en aquel momento. Cabe destacar que en el tribunal de aquella tesis, tan solo uno de los miembros, Cristina Ruza, contaba con más de cinco años de experiencia como doctora.
El resto, apenas contaban con la dilatada experiencia que se le requiere a aquellos que tienen que evaluar este tipo de trabajos. Santiago Pérez, por ejemplo, que estaba de secretario en el tribunal, defendió su tesis tan solo un par de meses antes que Sánchez, el 28 de septiembre de 2012. Alejandro Blanco se doctoró el 24 de julio de 2011, un año antes. Juan Padilla, el inseparable estadístico, defendió la suya el 21 de septiembre de 2011. Ni siquiera Rejas Muslera contaba con una experiencia acorde a lo que se le suele exigir a estos órganos: la defensa de su tesis data del 17 de mayo de 2007. Cinco años antes que el ahora presidente del Gobierno.
Los hechos que cambiaron su vida
El 2 de agosto de 2008 la vida del profesor y de su mujer cambió para siempre. Neira tenía 55 años y se encontraba tomando un refresco con su hijo Alejandro en una cafetería del polígono El Carralero, en la localidad madrileña de Majadahonda. En ese momento, fue testigo de algo y decidió no quedarse sentado. Decidió actuar.
Antonio Puerta, 44 años, discutía con su novia Violeta Santander a pocos metros de donde Neira y su hijo tomaban el refresco. La discusión comenzó cuando Puerta increpó a su pareja por una simple llamada de teléfono que acababa de recibir. La discusión acabó con Puerta golpeando a su novia a puñetazos. Neira lo vio y corrió a tratar de frenarle. “¿Cómo te atreves a golpear a una mujer?”, le dijo. Puerta le respondió que no se metiera en sus asuntos.
Cuando Neira amenazó con llamar a la Guardia Civil, Puerta le agarró de la cabeza y lo hizo caer al suelo. Le llovieron golpes en el cráneo y patadas en el abdomen.
El resultado para el profesor fue casi definitivo: estuvo varios meses en coma, con un derrame cerebral y los pulmones encharcados por la golpiza. Tras la recuperación siguió dependiendo de una bombona de oxígeno y de los cuidados de su mujer. Años después, su mujer criticó el uso partidista que algunos políticos como Esperanza Aguirre hicieron de los actos de su marido. Neira, años después, sería detenido por conducir bajo los efectos del alcohol. Falleció en el año 2015. Su mujer, después de cuidarle hasta su muerte, sigue dando clase en la universidad.