Hasta el pasado fin de semana, Carlos Santos Cuadrado había permanecido escondido, entrenando en el anonimato, jugando sin ser descubierto. Sus vecinos, obviamente, conocían su fichaje, pero el silencio había sido sepulcral. Nadie quería ‘levantar la liebre’. Pero, el domingo, el refugio dejó de serlo: Lucho, como se le conoce futbolísticamente, marcó el gol de la victoria del Bembibre frente al Cerebreña (0-1) en el grupo 8 de Tercera división. Tres puntos que le servían a su equipo para colocarse en la novena posición, a ocho de la Arandina, su anterior club, donde militaba cuando fue detenido junto a Viti y Raúl Calvo por presuntos abusos sexuales a una menor.



Su fichaje se produjo por la puerta de atrás. No hubo anuncios rimbombantes ni flashes de cámaras. El Atlético Bembibre lo acogió sin armar mucho revuelo. ¿La razón? Tanto él como Viti llegaron a fichar antes por el Almazán de Tercera división. De hecho, firmaron el contrato. “Si por el casual sale esta temporada el juicio y son culpables, se irán del club; si salen absueltos, seguiremos con normalidad”, explicó entonces Juan Carlos Aguilar, miembro de la comisión gestora del conjunto soriano.



Sin embargo, sus fichajes fueron efímeros. Una semana después, el equipo se echaba atrás. “Lamentamos la polémica suscitada y el daño que se haya podido causar tanto a la imagen del club como a la villa de Almazán”, reconoció la entidad. Sin argumentos, accedió a prescindir de ellos tras las palabras de Alicia García, consejera en Castilla y León. Ella calificó su regreso a los terrenos de juego como algo “provocador e inadmisible”. Y lo propio hizo Concha Baena, de la Asociación Feminista Soriana, que los llamó “violadores”.



Tras aquel varapalo, Lucho volvió al Atlético Bembibre, el primer equipo de Tercera división donde había militado –después pasó por el Virgen del Camino y por la Arandina–. Allí volvió con el respaldo de su presidente, David Otero, que ha apelado esta misma semana “a la presunción de inocencia” para justificar su fichaje en El Correo de Burgos. “También tiene derecho a ganarse el pan”, ha reconocido, indignado ante las acusaciones, en el mismo diario. 



El otro que salió rebotado del Almazán fue Viti, que se enteró de su despido por los medios y que, posteriormente, le ha exigido el cumplimiento del contrato al club. Mientras se resuelve su situación, trabaja en la frutería de un familiar. El tercero de la mal llamada ‘Manada’ de la Arandina, Raúl Calvo, tampoco encontró club –aunque estuvo en negociaciones con tres–. Está ganándose la vida en la construcción junto a otro familiar.

Viti, al salir de la cárcel. EFE



Serán juzgados por agresión sexual continuada



Los tres han sido imputados formalmente después de que haya terminado el proceso de instrucción del caso. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aranda de Duero dictaminó este martes la presunta comisión de un delito continuado de agresión sexual contra una menor de edad. A su vez, ha acordado tomarles declaración indagatoria el próximo 15 de octubre, así como mantener su situación de libertad con las medidas cautelares que les fueron impuestas en su momento por la Audiencia Provincial de Burgos.



La defensa anunció, tras esta decisión del Juzgado, que presentará un recurso, aunque matiza que es un procedimiento habitual y que el auto de procesamiento simplemente indica que se ha terminado la instrucción y que el juez considera delitos.



Mientras todo se aclare, los tres seguirán con sus respectivas vidas. Lucho, jugando en el Atlético Bembibre y marcando goles. “Es un chaval simpático, en el pueblo lo quieren, aquí nos conocemos todo el mundo”, reconocía el presidente de la entidad en declaraciones a El Correo de Burgos. Viti seguirá sirviendo fruta y Raúl Calvo subiendo al andamio. ¿Hasta cuándo? Eso es lo que queda por dilucidar. Sea para ser condenados culpables o inocentes…

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