El vaso de leche por la mañana y un trozo de pan o unas galletas para mojar. Era el tradicional desayuno de nuestros padres durante décadas. Sin embargo, ahora en el sector andan con la mosca detrás de la oreja porque la leche, el producto lácteo por excelencia, lo que siempre recomendaban nuestros padres, está experimentando un cierto retroceso. En los últimos años, la leche parece estar como maldita, y está perdiendo terreno en favor de otros productos
Seguramente usted también lo haya notado: es ir al supermercado de turno, al más cercano a casa, el que destaca un poco en el barrio (por decir uno cualquiera aunque esto también ocurre en el resto) y hallar distintos tipos de bebidas para los desayunos, todas ellas utilizadas como productos sustitutivos de la leche (así las percibe, al menos, el consumidor en su subconsciente). Estas son en realidad, otra cosa bien diferente: bebidas de soja, bebidas de almendra, bebidas de avena, etc.
Los datos procedentes del Ministerio de Industria y también los del Ministerio de Sanidad, afirman que el consumo de leche en la sociedad española prosigue una caída que ya se alarga desde, al menos, el año 2010. En 2015 se consumieron 27,8 litros menos que en el año con el que se iniciaba esta década. Ese mismo año, la compra de las bebidas vegetales aumentó un 15,8 por ciento con respecto al año anterior.
Según un reciente estudio de encuestas en los hogares, queda exhibida la caída continua e imparable del consumo de lácteos. El descenso que se ha producido es tanto en términos de volumen de producción como en el consumo per cápita a lo largo de los últimos años. De consumir 100 litros al año en el 2000 se ha pasado a 72 en la actualidad.
Estos productos tienen una apariencia similar, se pueden usar (y de hecho se usan) para lo mismo: como complemento del café, o solos, o para hacer batidos. Pero no cabe duda de que son uno de los factores que están potenciando el retroceso de la leche. Los datos obtenidos del panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura son bastante claros: en el año 2000, el consumo total de leche en España era de 4.025.000 toneladas. En 2016, década y media después, esa cifra se ha visto reducida hasta las 3.198.000 toneladas al año.
Ante todo esto, distintos ganaderos de toda España reivindican sus negocios, las bondades de la leche de toda la vida y que se vuelva a consumir como se hizo antaño.
Manuel Cuevas, ganadero, 55 años
La suya es una de esas pequeñas granjas rurales en las que se produce al por menor un producto purísimo, un destilado que tan solo se puede hallar en aquellas empresas que se llevan a cabo con mimo y dedicación. En su caso, ha mamado toda la vida el mundo de la ganadería porque era de lo que se vivía en su casa. “Como en todos los pueblos, aquí todo el mundo tenías cuatro o cinco vacas. Eso fue cambiando poco a poco, pero algunos mantuvimos la tradición. A los 21 años, elegí dejar de estudiar y hacer prosperar el negocio que había ya montado en casa”, relata a EL ESPAÑOL.
Se trata de un mundo sacrificado que en los últimos tiempos no está siendo demasiado agradecido con los ganaderos. La bajada de las ventas de la leche, la falta de interés del consumidor., los bajos precios a los que se está vendiendo el producto… Todo influye en un sector en el que trabajadores como Manuel llevan años pasando por algún que otro quebradero de cabeza para salir adelante.
“Yo también tengo esa sensación, de que la leche está sufriendo un retroceso. Ves los productos esos nuevos que hay y piensas en la leche de toda la vida, en el vaso que nuestros padres nos ofrecían por la mañana. Por lo que sea, la costumbre ha cambiado y ahora se consume menos, pero nosotros reivindicamos lo nuestro. Aunque no sea uno de los negocios más gratificantes”, dice.
Cuevas es consciente de que no están siendo años muy buenos para su sector. La serie de descenso en el consumo, como ya hemos visto, se sigue prolongando desde hace más de 15 años. Y las bebidas vegetales aumentan cada vez más. En los supermercados de los grandes centros comerciales de Madrid comienza a notarse tanto como en los establecimientos de los barrios: pasillos enteros de los dos tipos de bebidas enfrentadas, unas a un lado y otras al otro, con sus decenas de variedades. Así lo ha comprobado EL ESPAÑOL a lo largo de una mañana de visita a grandes tiendas de la ciudad.
“Es evidente que el consumo de estos productos está subiendo”. Lo dicen desde la Federación Nacional de Industrias Lácteas a EL ESPAÑOL, pero no se terminan de explicar cuáles son las razones reales de este descenso tan pronunciado. Apuntan a varias hipótesis: la moda de las bebidas vegetales, cambios en el hábito del consumidor, que hay menos niños que hace 17 años o las intolerancias a los lácteos.
Sin embargo, desde la misma fundación apuntan a que, por mucho que estén subiendo estos productos, “las propiedades de la leche son mucho mayores. No tiene punto de comparación”.
Una solución ante las pérdidas
Tampoco es desconocido el hecho de que estas bebidas se han beneficiado durante mucho tiempo de un apelativo que no les corresponde y que ha actuado como acicate para los consumidores: leche de soja, leche de almendra, leche de avena… Se trata de una forma errónea de denominar a estos productos, ya que no son leche ni contienen sus propiedades.
Durante un tiempo se beneficiaron de este detalle, pero este año la Unión Europea se encargó de separar ambos mundos de una manera radical, dictaminando que las bebidas vegetales no podían usar, bajo ningún concepto, ningún término lácteo en el proceso de comercialización del producto. Tampoco pueden compartir lineales, y de hecho la industria lechera está molesta porque muchas veces son los propios supermercados los que colocan estas opciones en los mismos estantes que los distintos tipos de leche, contiguas, sin solución de continuidad.
¿La solución de algunas marcas lecheras? Incluir entre sus productos la producción de este tipo de bebidas. Resulta ya muy habitual hallar en los supermercados marcas que ofertan al consumidor tanto la leche de toda la vida como la leche vegetal. Uno de esos ejemplos es la empresa gallega Casa Grande de Xanceda.
Casi al borde de la quiebra años atrás, desde la compañía reconocen ahora que tuvieron que ponerse a comercializar leche ecológica para elevar las ventas. De no haber abrazado los productos ‘eco’ la empresa tendría que haber echado el cierre. Esa es la realidad de muchas otras firmas del sector.
Un consumo a reivindicar
Pese a la mala fama, la mala prensa y el bajón en el consumo que hacen pensar en un producto que en los últimos años parece ciertamente maldito, quedan razones y motivos para continuar consumiendo una bebida cuyo uso y necesidad está tan arraigado en la historia de la humanidad.
La defensa de este producto la encontramos en la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT). “Hay quien afirma últimamente que ningún mamífero adulto la consume en el mundo natural y, por tanto, la especie humana tampoco la debería consumir. La leche juega un papel esencial, ya que es un alimento muy importante durante toda la vida, por ser una fuente magnífica de proteína, energía, grasa, minerales y vitaminas”.
Todo esto y más lo afirma esta fundación en el ensayo La leche como vehículo de salud para la población, un análisis pormenorizado de 27 páginas en los que se versa sobre las principales bondades de las que nos beneficiamos al beber este producto.
En personas mayores, en niños y adolescentes y, sobre todo, en lactantes que no pueden ser alimentados al seno materno, la leche resulta un alimento insustituible, afirman desde la fundación. No solo porque sustituye a la leche materna que uno recibe en los primeros pasos de la vida, sino por la gran cantidad de propiedades nutrientes que atesora. “Ha tenido que desarrollarse la ganadería para que la especie humana pueda disponer de carne y leche en cantidades suficientes para cubrir sus necesidades. Y esto sólo sucedió cuando el desarrollo evolutivo de nuestra especie, tras el mínimo proceso de encefalización, alcanzó inteligencia suficiente para cultivar plantas y criar animales en cautividad, produciéndose así dos hechos trascendentales para el hombre, el nacimiento de la agricultura y la ganadería”.
Es importante resaltar que estos productos ayudan al desarrollo, al crecimiento y a la salud de un modo enorme e incalculable. “Al disponer los individuos de mayores cantidades de nutrientes, sus posibilidades de crecimiento y desarrollo mejoran y también sus mecanismos de defensa contra las enfermedades, con lo que también aumentan sus expectativas de vida”, explica el estudio.
“Ese sabor recuerda a la infancia, a aquellos desayunos en el campo”, explica Cuevas. “La que producimos aquí es súper fresca, reúne todas las garantías. Tenemos que buscar ahora el modo de que se vuelva a pagar más por ella”. El problema de la leche es amplio y cuenta con muchas aristas. La última década está siendo nefasta para los productores, y los hábitos están cambiando. Pero es imposible negar las propiedades tan beneficiosas que este producto tuvo, tiene y tendrá en la salud de los ciudadanos.