Este lunes, día 15, a las doce de la mañana, fue la última vez que Rafael V.M. se levantó para abrir las puertas de su administración de lotería en Boadilla del Monte. Doce horas después estaba muerto. El hombre, de 65 años, había adquirido la licencia del local varios años atrás, y desde entonces el negocio lo regentaba su hijo Víctor. Ahora tenía, según ha podido saber EL ESPAÑOL, la intención de deshacerse de él. El precio 85.000 euros. Nunca pudo consumar ese objetivo, ni tampoco regresar a casa. Su hijo acabó con su vida esa misma noche.
Su cuerpo apareció dentro de su coche, un Mercedes-Benz CLA 200d, tipo ranchera. Era el coche que, todas las mañanas, cogía para recorrer la media hora larga que separa en coche el barrio en el que vivía en Madrid, Las Ventas, con la administración de lotería. El local, situado junto al número 53 de la calle Juan Carlos, mira frente a frente al ayuntamiento de Boadilla. Se trata de un espacio estrecho, apenas un hueco en un edificio oscuro y aladrillado.
Los últimos meses, Rafael, que estaba a punto de jubilarse, iba más a menudo que de costumbre a echar un ojo a su negocio de lotero. Pasaba horas y horas a la puerta del local ayudando a su hijo, quien (según relatan a EL ESPAÑOL varios comerciantes de la zona que tenían trato habitual con ellos) no pasaba por un buen momento personal. Su hijo y, a la postre, su homicida. O su asesino. Una duda que pronto se resolverá.
Abría a las nueve. Luego subía un trecho de la calle y se iba a la cafetería Origen a degustar el primer café de la mañana. Luego volvía a su casa a comer y, para las nueve de la noche, estaba echando el cierre del local.
"Aún ayer por la mañana estaba él aquí. Y hoy vino a abrir el hijo, Víctor". Una de las vecinas del bloque explica que, horas antes de que el cuerpo fuese encontrado en el coche, A la mañana siguiente del crimen, su hijo Víctor fue a abrir el local como si nada hubiera ocurrido. Horas después, a las cinco y media de la tarde, un precinto de la Guardia Civil cercaba la puerta del establecimiento. Ya nadie podía entrar ni salir. Habían matado a alguien, habían matado a Rafael. Y lo habían hecho a puñaladas.
Los hechos
El lunes, después de cerrar el negocio, Rafael se dirige hacia su coche para volver a casa. No queda claro todavía si su hijo va con él, aunque todo apunta a que sí. Horas después, a eso de las dos, en pleno centro de Madrid, su mujer está nerviosa porque su marido todavía no ha vuelto a casa. Impaciente, se presenta en una comisaría del barrio de Ventas e interpone la denuncia. Pasa la noche sin noticia alguna.
Mientras tanto, en Boadilla del Monte, el hijo acaba (presuntamente) con la vida del padre. Lo hace a puñaladas: dos heridas profundas en el cuello y otras dos en el abdomen. Rafael recibió varios golpes en el abdomen y también en la cabeza durante la pelea. Quedó muerto en el interior del coche.
A la mañana siguiente, el hijo abre el negocio con total normalidad. Nadie en el barrio advierte nada extraño. Sin embargo, a pocos metros de allí, a la una de la tarde, un joven repartidor de publicidad pasa por la zona donde todavía, como la noche anterior, continúa aparcado el vehículo de Rafael. Se fija en algo extraño: el coche está muy adelantado en la plaza del aparcamiento. Se acerca y descubre el crimen: el cuerpo del lotero se encuentra inerme, dentro del vehículo, con sangre seca por todo el cuerpo.
Llama a la Guardia Civil, quien comprueba que la puerta del coche no está forzada. No tardan en identificar al hombre y en relacionarlo con la denuncia interpuesta la noche anterior.
Acuden al negocio que regentaba con su hijo. Allí le comunican lo ocurrido. Comprueban que tiene algunas heridas superficiales. Tras algunas gestiones, no tienen duda y le acaban deteniendo como principal sospechoso de crimen.
Desde el primer momento se sospechó que el hijo podría estar implicado en los hechos. El joven, de 37 años, tenía problemas económicos y distintas deudas contraídas. La relación con el padre no era muy buena. La familia aseguró que el hijo tenía una enfermedad mental y que probablemente hubiese discutido con su padre por el traspaso del negocio. La oferta estaba colgada desde hacía meses en un portal en internet. El anuncio rezaba: "Se vende licencia mixta de loterías en Boadilla del Monte. Buena oportunidad de negocio".