Un joven de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) esperaba a su novia en la estación de tren de Can Peixauet, uno de los barrios más deprimidos de la ciudad. Serían las seis de la madrugada del domingo 11. La chica le llamó entonces por teléfono desde el vagón, para informarle de que había un grupo de jóvenes que la estaban acosando.
El chico salió en su busca. Llegó pronto a la estación porque vive muy cerca. Cuando la vio se la encontró en el centro de un grupo de jóvenes argelinos, algunos menores. Una turba descontrolada. Una manada magreando a su novia. Se habían montado en el tren de la estación de La Sagrera, y llevaban varias paradas molestando a la chica, que viajaba sola. Le estaban realizando tocamientos de carácter sexual, amparados en su superioridad numérica.
El chico se acercó a ayudarla, les recriminó lo que estaban haciendo y se encontró un navajazo en el costado como toda respuesta. Una puñalada de 16 centímetros que le penetró entre las costillas. No es un pinchazo intimidatorio, que suelen darse en las piernas. Le clavaron el machete en el tórax “y con la hoja cruzada en lugar de recta. El que pinchó al chaval sabía lo que estaba haciendo y no era la primera vez que apuñalaba a alguien. Sabía lo que hacía. Iba a hacer daño. Iba a matar”, concluye el facultativo que atendió a la víctima.
La casa de la sarna
Fue entonces cuando los vigilantes de seguridad de la estación vieron la gravedad de los hechos, intervinieron y llamaron a la policía llamaron a la Policía Local de Santa Coloma, que acudió de inmediato al lugar de los hechos. Los agresores, no obstante, ya habían huido cuando llegaron los agentes. Salieron en dirección al número 111 de la avenida de la Generalitat. Ahí hay una casa de dos plantas que lleva más de un año ocupada. Es la base de operaciones de este grupo conformado por una veintena de jóvenes argelinos que viven en la indigencia y sobreviven cometiendo pequeños hurtos en la zona. Ocho de los 15 detenidos han sido puestos ya en libertad.
“En ese piso hay de todo. Pero sobre todo, lo que más hay es mugre”, cuenta una vecina de la calle Roger de Llúria, paralela a la casa okupada. En efecto, el inmueble en el que viven los agresores está plagado de escombros, en una situación de grave insalubridad. De hecho, todos los habitantes de esa casa okupada tienen sarna, según informaron fuentes del sindicato de funcionarios CSIF de Santa Coloma.
La casa okupa, a cien metros de la estación
Los agentes sabían dónde tenían que dirigirse. Entraron en la casa de los horrores, donde habitan en condiciones infrahumanas los miembros de la ya conocida como Manada de Santa Coloma. Allí dentro detuvieron a 15 personas, 3 de ellos menores de edad. Los arrestaron a todos para intentar depurar la responsabilidad de los tocamientos e intentar saber quién había sido el autor material de la puñalada.
“El chico apuñalado estaba tranquilo aunque tenía la sudadera manchada de sangre”, cuenta Germán, el conductor de la ambulancia que lo atendió. “Nos preguntaba si era muy grave y yo le dije que no para tranquilizarlo, pero la herida tenía mala pinta”. Antes de salir para el hospital, la policía mandó a los conductores de la ambulancia que se acercasen a la puerta del piso okupado, que está a menos de 100 metros de la estación en la que se produjeron los hechos. El chico, desde dentro de la ambulancia, reconoció a algunos de sus agresores antes de salir en dirección al hospital, donde fue intervenido de urgencia.
El chico estaba tranquilo a pesar de las heridas. Su novia estaba en estado de shock. “Estuvo asustada todo el rato. En un momento dado fui a decirle algo y para que me atendiese le toqué el brazo. Ella pegó un salto del mismo miedo”, concluye Germán.
La Policía Local de Santa Coloma abrió diligencias y pasó la investigación a Mossos d’Esquadra, desde donde están llevando el caso. Los presuntos agresores fueron detenidos y uno de ellos se autolesionó para intentar que le dejasen en libertad. Se pegó un golpe en la nariz contra una pared y empezó a gritar diciendo que se lo había hecho la policía.
Palizas y robos habituales
A espera de que el caso se resuelva, en Santa Coloma de Gramenet tienen miedo. No es la primera vez que lo okupas de esta casa la lían en el barrio. “La casa llevará más de 3 años ocupada. Entra y sale gente, algunos se van, vienen otros nuevos… pero siempre la lían”; asegura un vecino, que enumera varias situaciones conflictivas protagonizadas por los jóvenes: “Entraron en una obra hace poco y le pegaron un palizón a un chino para robarle un móvil”. Cuenta más: “A unos chavales de aquí del barrio le pegaron el palo en la peurta del campo de fútbol. Además de robarles les pegaron bastante”.
Su modus vivendi consiste en atracar y agredir a personas vulnerables. Cuando van pocos se fijan en personas mayores que salen de una entidad bancaria que hay justo enfrente de la casa okupada. Si los ven muy solos, les pegan, les pinchan y les roban. Pero cuando van muchos no respetan a nadie. Atacan en manada y apuñalan "a hacer daño” sin que medie previamente ninguna provocación.
Son muchas las veces que la Policía Local ha tenido que personarse en esa casa llena de argelinos ilegales. Casi todos son veinteañeros. Ninguno pasa la treintena y hay al menos tres m’emas’ (‘menores no acompañados’). Es decir, niños sin tutelar que llegaron de forma ilegal desde sus respectivos países y viven en la indigencia.
Un olor nauseabundo
Ahora, el Ayuntamiento ha optado por clausurar el inmueble. Operarios de la brigada municipal soldaron unas planchas metálicas en las entradas a la casa el mismo domingo que sucedieron los hechos. El lunes acabaron la faena tapiando con ladrillos todos los accesos. Los trabajadores encargados de clausurar la vivienda coincidían en un dato: “El olor que salía de la casa era nauseabundo. Yo no sé qué tendrán ahí dentro, pero con ese olor es imposible vivir. A mí me ha removido el estómago recién desayunado”, confesaba uno de los operarios.
Las condiciones de insalubridad de la vivienda puede ser uno de los motivos por los que los agresores tenían todos sarna. “Nos dimos cuenta de eso enseguida, así que cuando intervenimos nos pusimos los trajes especiales para que no nos contagiasen”, cuenta Germán, de la ambulancia. Los agresores viven sin agua ni luz, y bajan a una fuente pública a recoger agua de vez en cuando.
El apuñalado fue operado de urgencia, pero su estado de salud no reviste peligro. Según fuentes de la investigación, será dado de alta esta misma tarde. El chico estaba haciendo planes para casarse con su novia. Ella fue tratada por su estado de shock.
Venganza
Los que también están en shock son los vecinos de la zona. “Ya era hora” era la expresión más repetida entre los que pasaban por la puerta del inmueble y veían a los operarios tapiar los accesos. “Siempre pasamos por aquí con miedo, porque no es la primera que han hecho. Pero ahora ya se han pasado. Hay mucha gente en el barrio que les tiene ganas y si vuelven a pasar por aquí se va a liar”, advierte un joven de Santa Coloma que admite no conocer a la víctima, pero que apunta que “me podría haber pasado a mí, que mi novia también vive fuera y viene en tren”.