Madrid
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    Laura y Candela son modernas, veinteañeras y les "flipa perrear"

    Todos los jueves en la capital, cuando el sol se esconde y el reloj marca la una en punto, la luz de las farolas ilumina unos jóvenes un poco difíciles de definir que hacen botellón frente al número siete de la calle Arlaban. Todos parecen un séquito de Rosalía, pero de forma exagerada. Ropa de deporte de marca, zapatillas de 400 euros con una plataforma que marea, manicuras brilli brilli, tatuajes en la cara y oro, mucho oro. Los modernos toman las calles Madrid.

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    La sesión fue creada por el trapero y actor Yung Beef

    No fallan. Se ponen sus mejores galas para ir a una de las fiestas más de moda dentro de este mundillo: Infierno. La sala Stella se transforma en una sesión donde jóvenes de entre 18 y 26 años sacan su lado más underground.

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    Rosalía ha acercado el pop flamenco y el estilo moderno a los millennials

    La fiesta no hace publicidad y no se anuncia por las redes sociales, pero todas las semanas se pone a rebosar. A los modernos les encanta posar para la fotógrafa de EL ESPAÑOL. Un grupo de siete chicas se sienta en el suelo mientras bebe cerveza. Tararean canciones del nuevo álbum de la catalana, 'El Mal Querer'. Roxana tiene el pelo azul turquesa, una riñonera con estampado militar, calcetines a rayas estilo Harry Potter y unos zapatos que rondan los 200 euros. 

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    Martin canta trap: “Me voy de la disco si estás tú, pero miro tu perfil pa’ ver si hay algo new”

    También se sienten artistas. Unos suben vídeos cantando a Youtube y otros hacen de DJ en las discotecas. Quien sabe, quizás en unos años también ganen algún Grammy Latino. Su música por antonomasia es el trap, seguido del techno y el neo-perreo, un nuevo reggaetón creado por la chilena Tomasa del Real que nos invita a perrear canciones más sutiles. Son fieles defensores del movimiento LGTBI y salen serios en las fotos. El móvil se convierte en una extensión de sus manos cuya función principal es grabarlo todo para demostrar a sus followers lo bien que se lo pasan.

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    Uno de estos modernos lleva unas zapatillas rojas Raf Simons de 400 euros

    Sita Abellan, Lazowi, Msnina o Yung Beef son los máximos exponentes de este movimiento y a los que todo el mundo likea sus fotos en las redes sociales. Se trata de una moda en la que todo vale. “Te puedes poner desde las hombreras ochenteras de tu abuela hasta un corsé de cuero negro estilo porno hentai-español”, cuenta Petra, una madrileña que lleva dentro de este mundo más de tres años. 

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    Luis, de 19 años, tiene un tatuaje rojo en la cara que pone 'Love me'

    “No hay nada prediseñado, pero lo importante es llamar la atención”, asegura la moderna, pero añade que está lleno de “gente que se mueve por el postureo – las apariencias-  que lo único que busca son seguidores en Instagram”. Petra lleva media melena negra y azul, flequillo cortado a mitad de frente, piercing negro de casi dos centímetros en el tabique nasal y cejas teñidas color carbón. "El problema es la era digital en la que vivimos donde realmente la gente lo único que hace es copiar a quien tiene al lado”, lamenta esta experta del moderneo.

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    Hacen combinaciones imposibles con la ropa para llamar la atención

    El antropólogo Iñaki Domínguez, autor del ensayo 'Sociología del moderneo' reconoce que no son fáciles de definir. “Vivimos en mundos masificados donde las personas necesitan distinguirse, tener una identidad y una imagen y que la gente responda ante su presencia”, cuenta el autor a EL ESPAÑOL. “Una forma de diferenciarse es la de optar por una estética llamativa que en este caso tiene que ver con el todo vale, pero las combinaciones imposibles siempre han existido en el mundo de la moda”, añade Domínguez. 

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    Odian que les llamen modernos, prefieren no definirse

    “Quieren proyectar una imagen de ruptura con las convenciones a pesar de que esa ruptura, a día de hoy, se ha convertido en algo convencional”, reflexiona. Para el antropólogo estos modernos “emplean la transgresión a modo de distinción”, pero opina que al final lo hacen de una forma “simbólica” porque vivimos en un mundo en el que ya está todo trasgredido. “Quieren llamar la atención en un mundo que ya se ha abierto totalmente”, ríe.

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    Expertos sitúan el origen del 'moderneo' en la factoría de Andy Warhol

    Domínguez habla del tema con soltura y firmeza, y sitúa el origen de este movimiento en “el mundo de la locura de la factoría de Andy Warhol y la movida madrileña”. Para él no son ninguna tribu urbana, sino una “subcultura con una identidad globalizada que adopta estilos de lugares como Berlín”. 

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    Moda y trap se han unido por intereses económicos

    ¿Y qué hay del chándal? “Hay un esfuerzo en el ámbito de la moda para promover este tipo de estéticas callejeras cuando en realidad son dos mundos muy distintos. El mundo de la calle no tiene nada que ver con el mundo de la moda, pero se han asociado por intereses personales y económicos. Los diseñadores quieren vender su marca y los traperos quieren promover su imagen”

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    Carlos se inspira en la moda 'trail'-correr por la mañana- pero sólo por estética

    El autor bromea y dice que este vínculo entre la moda y el trap ha sido como una “conjunción de los astros” cuyo resultado ha sido el moderneo y donde es más visible es en el mundo de la noche. 

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    Muchos compran la ropa en la ONG Humana de La Latina

    Por muy diferentes que parezcan estos modernos, tienen todo el modelito pensado. No se ponen lo primero que pillan en el armario. Seguir sus pasos en Madrid es fácil. Se compran la ropa en la ONG Humana de La Latina, los jueves bailan trap en la sala Stella con el tatuado Yung Beef en cabina y los viernes mueven las caderas en la discoteca Cha Chá.

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    En los años 80 "cogían la ropa de marca que las ricas habían donado a Cáritas”

    Lucía tiene 53 años y fabrica joyas en la calle Vicente Ferrer número 15. En el corazón del barrio madrileño de Malasaña. Tras su cara redonda, sus ojos claros y su pelo liso y rubio se esconde una mujer que en los años 80 era una revolucionaria. “Estos modernos ya existían en mi época. Iban de punks pero no tenían ningún interés político y cogían la ropa de marca que las ricas habían donado a Cáritas”, asegura la joyera mientras se bebe un café con una amiga en la tienda de ropa vintage de al lado.

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    No tienen ninguna motivación política, sólo estética

    Ya lo dijo el antropólogo Domínguez en otra entrevista para EL ESPAÑOL, “están desvinculados de cualquier interés político, porque su interés primordial es distinguirse y repetir las mismas referencias dogmáticas y aferrarse a los referentes culturales que les harán pertenecer al grupo”.

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    'Baby pantera' se ha tatuado un corazón en la cabeza por una marca de ropa japonesa

    Domínguez concluye: “Aunque ni siquiera valoran esos referentes por sí mismos, no aprecian críticamente sus contenidos, sino que hacen bandera de ellos sólo por la estética”.