“No lo dijo el pueblo, lo dijo él. Hace 25 años Amancio Ortega inauguró su primera tienda de Zara en León. Para la apertura, hizo una recepción en el Hotel San Marcos e invitó al municipio de Busdongo porque era su pueblo natal. Acudió una representante de la junta vecinal y fue entonces cuando supimos que era de aquí. Hasta el momento sólo sabíamos que era un gallego que iba subiendo en lo suyo”.
Habla Maribel, la dueña de un bar que lleva su nombre en Busdongo (León) y que vive y trabaja allí desde hace más de 37 años, aunque no es natural del municipio. En las últimas semanas, los aproximadamente 16 habitantes que viven en esta localidad situada en medio de la Montaña Central Leonesa, a 1.300 metros de altitud, se han visto inmersos en la actualidad después de que se hiciese público que el hombre más rico de Europa y el sexto del mundo, Amancio Ortega, donó a su pueblo natal 80.000 euros hace diez años para comprar una máquina quitanieves.
El empresario, nacido el 23 de marzo de 1936, dio el dinero a través de su Fundación al Ayuntamiento para que una nueva quitanieves pudiese limpiar las calles de todos los municipios de la zona. Sin embargo, los vecinos de Busdongo critican que dicha máquina nunca ha funcionado en el su pueblo porque "es muy grande" y sus calles son "estrechas y empinadas".
El pueblo, en cambio, no entiende por qué se ha generado tanto revuelo. “Era un grito a voces, lo sabíamos todos”, cuentan algunos vecinos. Realmente, su preocupación es otra y bien distinta. Busdongo se muere. EL ESPAÑOL visita el municipio para contar su historia, la de sus habitantes e indagar en los orígenes del dueño del imperio textil más grande del mundo.
Los 16 habitantes de Busdongo
Tere, Juan, Maribel, Mari, Tomás, Felipe, Carmen, Pepe, Manuel, Francisco, Marisol, Ángel, Yoli, Carolina, Ana Isabel y otra Carmen son las personas que todavía viven en Busdongo. Aunque muchos van y vienen, no siempre están en el pueblo.
Dieciséis habitantes en un municipio que en la década de los años cincuenta alcanzó la cifra de los casi 800 habitantes a raíz de la construcción de la carretera N-630, que atraviesa el pueblo, y de la estación del ferrocarril. Ambos supusieron un gran impulso para la zona. Según cuenta a EL ESPAÑOL la dueña de Bar Maribel, en base a unos archivos a los que tuvo acceso y que estaban fechados antes de la Guerra Civil Española, en la estación de Busdongo llegaron a trabajar aproximadamente unas 700 personas.
Este aumento demográfico trajo prosperidad al municipio. Así, en la parte más cercana a la estación se concentraron varios restaurantes y mesones que eran frecuentados por los trabajadores y por aquellos que paraban a tomar un descanso en la carretera. Establecimientos que, según ha podido ver este diario, han sido destruidos con el paso del tiempo o simplemente han quedado cerrados y abandonados a causa, principalmente, de la construcción de una autopista cercana a la zona y de la pérdida de influencia de la estación del tren. Los trenes con dirección a León o Asturias siguen pasando por la estación, pero nadie baja ni sube. Dentro, un operario continúa trabajando aunque, según dice, a la estación le queda poco tiempo.
Precisamente, en el barrio nuevo, según cuentan los vecinos de Busdongo, situado en las lindes de la estación, y dónde hoy apenas quedan tres bares abiertos, media decena de casas y una panadería, vivió durante un tiempo la familia del fundador de Inditex, Amancio Ortega. No es algo que ellos hayan conocido desde siempre, pues fue el mismo Amancio quien un día dijo que había vivido durante su infancia cerca de una carnicería en el pueblo.
De este modo, los habitantes de este municipio fueron atando cabos y pudieron averiguar por los más ancianos del pueblo, en concreto, Julio, el antiguo jefe de la estación en la década de los cuarenta y dueño del Bar VillaMaría -falleció hace tres años-, que trabajó con “un tal Ortega” que fue factor de circulación en la estación durante un par de años antes de que estallase la guerra civil en España. Y no sólo eso, sino que los de Busdongo han marcado en el mapa del pueblo la casa donde podría haber vivido la familia Ortega y donde habría nacido el propio Amancio. Aunque no lo tienen del todo claro.
La quinta generación de Casa Maragato
No queda nadie vivo ni posiblemente muerto en Busdongo que conociese de cerca a la familia Ortega, Antonio y Josefina, cuando vivió en el pueblo. Según aventuran Tere y Juan, la quinta generación de la Casa Maragato, que lleva en el municipio desde 1847, el pequeño de la familia nació aquí por “pura casualidad”. “La estación de Busdongo traía a cientos de trabajadores, pero las condiciones de trabajo eran muy duras. Así, en cuanto cumplían el plazo de trabajo, pedían otros destinos. Mucha gente estuvo de paso y uno de los ejemplos es la familia Ortega”, explican.
Por allí, nadie ha vuelto a ver a ningún miembro de la ‘familia textil’. De hecho, muchos ni siquiera completan los 56,4 kilómetros de distancia o 46 minutos en coche que hay que realizar por la carretera nacional para acercarse a la tienda más próxima de Amancio Ortega, en León. No le echan nada en cara, pero tampoco le dan las gracias. “Busdongo se está muriendo, necesita más industria, más trabajo, esto se muere”, cuenta Tere, mientras atiende a unos vecinos del pueblo.
Sí agradecen el detalle que tuvo el empresario con la donación de los 80.000 euros para la quitanieves, pero matizan: “Esa máquina no trabaja en nuestro pueblo”. “Todos han dicho que Amancio Ortega la ha donado a Busdongo, pero por aquí la que limpia las carreteras cuando hay nieve es la del Ministerio de Fomento”, señala Juan a EL ESPAÑOL.
Mientras atienden a la clientela vendiendo licores, grandes quesos, jamones y otro tipo de embutidos de la región, explican que la famosa quitanieves nunca pudo trabajar porque en el pueblo las calles son muy estrechas y tienen grandes cuestas, por lo que no cabe la máquina debido a sus dimensiones. Aunque sí trabaja en los 19 municipios que pertenecen, al igual que Busdongo, al Ayuntamiento de Villamanín.
Marisol y su hija Yoli, de 63 y 46 años, también corroboran la versión de los Maragato. Viven en una pequeña casa naranja y atienden a este diario en la puerta: “Hemos llegado a tener dos metros de nieve en la puerta y no hemos podido salir. La última vez vino un chico de León a ayudarnos, trajo un tractorín. Esto es insostenible, no tenemos autobús para ir a León, el único tren que pasa es por la noche…”, critican ambas. Maribel, en cambio, añade: “La máquina fue un buen gesto, tenía que ser de un tamaño grande, tenía que tener fuerza. A los que se quejan decirles que también es muy bueno espalar a mano”.
"Podía traer aquí un Inditex rural"
“Podía traer aquí un Inditex rural”, dice Teresa, haciendo referencia a Ortega. “Yo creo que funcionaria”. La ropa no es algo que les interese demasiado. Y si van hasta León, comentan los dueños de la Casa Maragato, las tiendas de Amancio “nunca tienen ropa de nuestra talla”, así que “solemos comprar ropa más cómoda”. Su casa está encima de la venta e incluso se comunica con ella a través de una escalera de madera. Por lo que suelen optar por atuendos algo más caseros y sobre todo que abriguen más en otro tipo de tiendas. Aunque su hija, de 26 años, que no vive en el pueblo, sí que suele ir bastante a las tiendas de Amancio, en concreto, “le encanta Stradivarius”.
Mari, que regenta la panadería "Especialidad en Suspiros”, sí opta en cambio por las firmas del magnate del textil. Viste un conjunto de pantalón y camisa en verde militar de Zara, a juego con zapatos negros y un collar, también de marcas Inditex. “Me encanta la ropa, mola mucho, es guapa y barata. Compro de todo, camisetas, pantalones, vestidos, camisas e incluso calzado”, cuenta la panadera.
Marisol y su hija, que llevan ropa cómoda y algo desenfadada, sin embargo, cuentan que ya no suelen acudir a las tiendas de Inditex. “Tenemos ropa, pero toda nos la regalan puntualmente en cumpleaños y santos”.
“Yo tengo una camiseta morada y unos pantalones de Zara que me regalo mi madrina”, señala Yoli. Su madre, en cambio, dice no tener ya ninguna prenda del gigante textil o al menos que se ponga. Sí lo hacía antes cuando vivía su marido, compraba hace años en Zara, pero ahora con la pensión “no nos da para mucho”. “Si bajamos a León solemos ir más al mercadillo o al Corte Inglés oportunidades, que es también más barato”, dicen madre e hija.
Ana Isabel es dueña desde hace 10 años del único bar que hay en la zona alta del pueblo, en el que atiende a este periódico. “Son sitios que me gustan bastante” dice Ana, haciendo referencia a las tiendas de Amancio Ortega. “Suelo ir para las temporadas de invierno y de verano porque aquí no hay estaciones intermedias, pero sobre todo en rebajas”. Aunque dice comprar en todas las tiendas, su predilecta es Bershka. “Me encanta comprar sus complementos y pendientes, bolsos y zapatos. Siempre arrastro a alguna de mis amigas cuando voy a León”, comenta riendo.
José y Carolina también viven en Busdongo, comparten techo y paredes porque son familia, pero viven en dos viviendas separadas en la parte más antigua del pueblo. José, de 67 años, más conocido en el pueblo como Pepe, que lleva puesto un atuendo de descanso, dice que cuando va a León siempre suele ir a comprar ropa a Massimo Dutti y Zara. Le gusta comprarse “vaqueros, una parca, camisas, etc”. Por cómo lo dice, a este vecino de Busdongo no le importa gastar más o menos en ropa, le gusta ir siempre elegante y acude a las tiendas que más le gustan.
Su cuñada Carolina, no obstante, dice que nunca ha comprado ropa en las tiendas de Ortega. Ella, que vive sola en casa, suele optar por ropa más ancha y cómoda para estar en casa. Sus hijas, en cambio, viven en Asturias y les encanta la ropa de las tiendas que Amancio Ortega tiene por todo el mundo.
Entre tanto, las hipótesis que barajan los habitantes de Busdongo en torno a la posible casa donde nació y supuestamente vivió la sexta fortuna más grande del mundo son varias. Todos los vecinos parten de que la casa estaba situada junto a una carnicería en el barrio de la estación en aquellos años, tal y como confirmó Amancio. La mayoría apunta a que se trata de una casa en la Plaza del Rincón, en una de las calles que cortan la carretera central del pueblo. Hecha de piedra y recientemente restaurada, la supuesta casa de los Ortega tiene una cochera, una puerta y dos ventanas, y está situada al lado de una casa blanca que hace esquina y que, según aseguran fervientemente vecinos como Marisol, Yoli, Maribel, Pepe o Ana, sería la carnicería de la que hablaba Amancio.
Las cuatro posibles casas de Amancio
Respecto a ésta, hay una voz discordante. Tere Maragato encontró hace unos días un panfleto escrito sobre las “Grandes Fiestas en Busdongo, en honor al Santísimo Sacramento” de 1947. Diez años después de que la familia Ortega abandonase el pueblo. En el documento, que ha podido ver EL ESPAÑOL, había hasta cuatro carnicerías del barrio de la estación que se anunciaban en el programa de fiestas. Éstas eran Carnicería Manuel Fernández Álvarez, Carnicería Felisa Casteñón, Carnicería Honesto Galarraga y Carnicería José González. Por lo que, según explica Tere, en realidad, la casa de Ortega podría haber estado cerca de cualquiera de estas carnicerías. No obstante, prosigue, en la actualidad solo se mantiene la estructura de un edificio que albergó una carnicería y por ello, todo el mundo dice que nació ahí.
Dentro de las posibles ubicaciones alguno de los habitantes del pueblo también divaga con que pudo ser alguno de los edificio derruidos cerca del Bar VillaMaría “detrás del prao”, donde en otros tiempos también hubo otra carnicería.
"Si Amancio quiere comprar Busdongo, se lo regalarían"
El actual alcalde de Villamanín, José Luis García, recibe a EL ESPAÑOL en su despacho y traslada que solo pueden estar “agradecidos” por la donación que Amancio Ortega hizo hace una década al Ayuntamiento cuando gobernaba el Partido Popular. No obstante, el primer edil señala que todo el territorio “está muriendo” y, en concreto, que si el propio Amancio Ortega se plantease comprar Busdongo “se lo regalarían”.
Con todo, no desiste, y el alcalde ha pedido de nuevo ayuda a la Fundación Amancio Ortega, en concreto, 400.000 euros para cambiar el campo de fútbol de emplazamiento y construir un polideportivo en su lugar, ya que en esos terrenos hay un tendido eléctrico. “Lo mandamos por escrito y nos dijeron que, de momento, no lo contemplaban”, responde García.
Por su parte, el líder de la oposición en el Ayuntamiento, Óscar Gutiérrez, y el que en parte consiguió ganarse la confianza de la Fundación para conseguir la máquina quitanieves, ya prepara su contienda para las próximas elecciones en mayo: “Si me eligen alcalde, que yo creo que sí, porque lo he sido más de 20 años desde 1991, iré de nuevo a la Fundación y le pediré alguna pequeña industria para la zona y, si puede ser, una residencia de ancianos, que también traerá más puestos de trabajo para el pueblo”.
Y fantasea: “con tres millones de euros de Amancio aquí se harían virguerías y no solo me refiero al Ayuntamiento, sino en el conjunto del territorio”. Será por pedir. Aunque tal vez el magnate se piense más de dos veces su próxima inversión en España. Este viernes se supo que el dueño del imperio Inditex había sido víctima de las fake news. Una aparente noticia de la CNN decía que Ortega había invertido en una empresa denominada Bitcoin Evolution “para cambiar la economía española”. Lo que resultó ser finalmente una trama fraudulenta que se extendió como la pólvora por las redes sociales.