Laura Luelmo, de 26 años, llegó la semana pasada al pueblo de El Campillo (2.000 habitantes, en la comarca minera de Huelva) procedente de Zamora para empezar a dar clases como profesora interina de educación plástica el 4 de diciembre en el instituto de secundaria Vázquez Díaz, del vecino municipio de Nerva, a 8 kilómetros. Se instaló en una casita humilde de alquiler en el número 13 de la calle Córdoba de El Campillo. No lo habría hecho si hubiese sabido que en la en la casa vieja de enfrente, en el número 1, vivía un hombre maduro que acababa de salir de la cárcel.
L.M. fue condenado a 15 años de cárcel por asesinar a puñaladas a una mujer en el pueblo onubense de Cortegana en el año 2000 y luego había seguido en prisión por atacar con un cuchillo en un aparente intento de violación a una vecina de El Campillo en 2008 durante un permiso penitenciario.
Laura, a la que siguen hoy buscando desesperadamente, está desaparecida desde este miércoles por la tarde. L.M., su vecino, también se ha esfumado. Sus antecedentes y que se haya ido de la casa que hace años compraron sus padres y adonde había vuelto tras cumplir sus condenas lo convierten en el principal sospechoso de la desaparición de Laura, la joven que se había mudado hace diez días enfrente de su vivienda y a la que sin duda habría visto.
La Guardia Civil no ha dicho aún nada oficialmente sobre el sospechoso, pero lo están buscando, según adelantó anoche Diario 16, que informó sobre las iniciales de este delincuente reincidente con al menos dos ataques conocidos a mujeres.
En el asesinato de 2000 en Cortegana, mató a puñaladas, una de ellas en el cuello, a una vecina en cuya casa se coló de noche. La mujer lo acababa de denunciar a la Guardia Civil minutos antes por haberle robado documentación, dinero y las llaves de casa en un bar. Ella salió del bar y se enfrentó a él en la calle recriminándole por el robo, que él negaba.
L.M., que admitió los hechos en el juicio celebrado en Huelva, se fue a la casa de la madre de esta mujer, se coló por una ventana y, al ver que la denunciante regresaba de noche a casa en el coche de un amigo, cogió un cuchillo en la cocina y la esperó oculto. En cuanto entró, la mató a cuchilladas.
El sospechoso volvió hace un mes
La familia de Laura, venida de Zamora, está en una casa acogida por el ayuntamiento en la calle Antonio Machado. La búsqueda se centra hoy en los alrededores del pantano de Campofrío, cerca de donde se registró su última señal de móvil a 9 kilómetros al norte de El Campillo. La Guardia Civil descarta una marcha voluntaria y baraja sólo dos opciones, que sufriera un accidente después de que supuestamente saliera a correr el miércoles por la tarde después de clase (habló por teléfono con su novio a las 4 de la tarde), o que otra persona la haya agredido.
Se da la circunstancia de que la casa de alquiler donde se había instalado la profesora desaparecida la habían construido hace unos años los padres de L.M., su nuevo vecino sospechoso principal.
La construyeron en un pequeño solar y luego la vendieron a otra mujer, que ha sido la que le ha alquilado la casita a Laura. En la calle, donde viven unas cinco familias, un vecino cuenta a EL ESPAÑOL que Laura era la primera inquilina, porque la vivienda llevaba años vacía. L.M. llegó solo a la casa de enfrente, la de sus padres, hace menos de un mes, casi coincidiendo con la llegada de la profesora a la casita de al lado.
Dicen que L.M. tiene un coche Alfa Romeo negro que aparcaba estos días junto a la casa y que, al igual que él, tampoco está. Lo vieron varias veces antes de la desaparición de la joven, con perilla y pelo más corto que en 2008, cuando cometió aquí el otro ataque. Entonces tenía "mala pinta", con barba y pelo largo, pero ahora presentaba un aspecto más discreto, lo que ayudó a que muchos ya no lo relacionaran con la agresión a la vecina en 2008 y menos con el asesinato de Cortegana del 2000.
Si L.M. atacó a Laura y se la llevó en coche, tuvo que ir por la carretera hacia Aracena, que pasa por el lugar junto al pantano de Campofrío donde se pierde el rastro telefónico de la desaparecida.
L. tiene un hermano gemelo, B.M., que también estuvo en la cárcel por asesinato. B., que llegó con su gemelo L. y sus padres desde Barcelona a mediados de los 90 a Cortegana, donde había una comunidad gitana de unas 250 personas, como ellos, entró a robar en casa de una vecina del pueblo de 80 años, en 1995. La anciana lo sorprendió y él la apuñaló en el cuello y huyó. La mujer sobrevivió y lo denunció. Cuando quedó libre a la espera de juicio, volvió a casa de su víctima y la mató. Cinco años después, su hermano L. al que ahora buscan por la desaparición de Laura Luelmo, mató a otra vecina de Cortegana, M. C., igualmente apuñalándola en el cuello.
Otras desapariciones
La desaparición de Laura ha reavivado el recuerdo por otras dos mujeres desaparecidas en los dos últimos años en la vecina provincia de Badajoz, de las que sigue sin saberse nada. Manuela Chavero Valiente desapareció el 5 de julio de 2006 en el pueblo de Monesterio, cuando tenía 42 años. A Francisca Cadenas Márquez, de 59 años, se le perdió el rastro el 9 de mayo de 2017 en Hornachos, también en la provincia de Badajoz, aunque ella es de Villafranca de los Barros. El cartel de búsqueda de SOS Desaparecidos dice que se acababa de despedir de unos amigos a las 11 de la noche.
Monesterio y Hornachos están a una hora o poco más por carretera de El Campillo, lo que ha disparado el interrogante de si el sospechoso con antecedentes gravísimos de ataques a mujeres tiene relación con esas desapariciones, algo que sólo sería posible si coincidieran las fechas en que se perdieron con las de unas posibles salidas de permiso penitenciario de L.M.
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