Laura dejó la sustitución en Zamora al pensar que tenía más futuro en el Instituto de Huelva
- La joven fallecida de 26 años dedicó su vida a estudiar Bellas Artes para convertirse en lo que siempre había querido ser: profesora.
- Viajera y defensora de los derechos de las mujeres, sus amigos la definen como una persona "amable, educada, tranquila, siempre disponible e increíble".
- La muerte violenta de Laura: hallada a 15 km. de donde desapareció
- La última visita de Laura a su pueblo de Zamora antes de ir a Huelva
"Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo", retuiteó la joven Laura Luelmo hace un tiempo. Tal vez, nunca imaginó que esas palabras podrían ser su realidad poco después, ni que los monstruos, por desgracia, también caminan de día. Cinco días después de su desaparición, el cadáver de la joven profesora fue encontrado este lunes.
Laura llegó a El Campillo (Huelva) con el objetivo de cumplir un sueño, alcanzar una meta en la que llevaba trabajando desde que era prácticamente una adolescente: convertirse en profesora. Y lo estaba tocando con las manos. Había estudiado un grado en Bellas Artes, Pintura, Dibujo, Fotografía y Grabado en la Universidad Salamanca. Un máster de Profesorado en Valencia, incluso se había especializado en Diseño en la Universidad Complutense de Madrid.
Era una mujer con proyección, dispuesta a comerse el mundo y preparada para educar a las nuevas generaciones en valores tan importantes como la igualdad entre hombres y mujeres. Su medio para trasladarlo eran las artes plásticas y en alguna ocasión también lo mostraba en sus redes sociales. Poco antes de que llegase el Día Internacional de la Mujer, realizó un boceto donde dibujó a una pequeña muñeca vestida de rolo y topos. En la imagen añadió:"8-M, tu oportunidad eres tú".
Ella no dudaba. Sí tenía una oportunidad, iba a aprovecharla. Y el teléfono sonó. Dejó su vida aparcada en Zamora. A su novio Teófilo, a sus padres, a sus dos hermanos y se marchó a la localidad onubense de Nerva, cerca de El Campillo, para cubrir una plaza interina en Plástica en el Instituto de Enseñanza Secundaria Vázquez Díaz.
No le importaba el dónde, ni el cuándo. Así que se trasladó el 4 de diciembre a El Campillo, en Huelva, a más de 600 kilómetros de Zamora, donde viviría en un pequeña casa. El instituto estaba en la localidad vecina, así que iba y venía todos los días. Pero, bastaron nueve días para que todo sucediera.
Sobre las 16.00 horas, Laura había hablado con su novio y le había contado que iba a hacer deporte. Aquellas serían sus últimas palabras. Se puso en marcha y nada más se supo de ella. Hasta hoy, 316 horas después. Un vecino de la localidad, que caminaba por una zona, a 15 kilómetros de distancia, ha encontrado el cadáver de la joven Laura entre unos arbustos, semidesnuda. No se trata de un accidente, según han informado fuentes policiales, sino que podría tratarse una muerte violenta.
La peor de sus pesadillas
La joven estaba en un lugar de difícil acceso donde es poco probable que fuera a hacer deporte. Según las primeras pesquisas, todo indica que alguien la habría matado. Un final trágico. El sueño de una joven, que tal vez nunca imaginó, se tornaría en la peor de sus pesadillas.
Y no solo en su caso. Zamora, su ciudad natal, donde vivió hasta que cursó sus estudios en la Universidad, también ha vivido la peor de sus pesadillas. Conocidos, desconocidos... todos han vivido con angustia y tristeza la historia de Laura.
Sin conocer todavía el triste desenlace, a primera hora de la mañana en el Colegio Concertado de Corazón de Jesús, en Zamora, ya temían lo que en pocas horas ocurriría. Laura estudió en este centro desde los tres hasta los 16 años, junto a sus dos hermanos. Allí, sus profesores la han visto crecer, estudiar y aprender posiblemente sobre el oficio que algún día querría conseguir y sin duda consiguió.
Con la mirada triste y a punto de llorar, Rosa, la directora del centro, relata a EL ESPAÑOL, que no puede atendernos. "Lo siento, el asunto me toca de cerca, soy amiga de la familia y no puedo. Me emociono.". Sí lo hace, en cambio la que fue tutora de Laura durante 2º de la ESO. Mientras desde los más pequeños hasta los más mayores, disfrutan de su pequeño recreo en el patio, Martina recuerda cómo fue ser profesora de Laura Luelmo.
Su etapa en el colegio
"Al principio no recordaba quién era, han pasado tantos alumnos por mis manos que es difícil recordarlos a todos", cuenta la profesora, también con gesto triste. "Pero esta mañana he bajado a mirar las orlas y ya he dado con ella". Martina fue tutora de la joven zamorana cuando tenía 14 años. "Era una alumna excepcional, nunca tuvimos ningún problema con ella, teníamos una relación estupenda", relata la maestra. Esta profesora también nos enseña una orla de graduación. En ella, sus alumnos de aquel año, entre los que se encuentra Laura, posan para celebrar, de algún modo, que han superado una etapa más en su camino escolar.
Posiblemente Laura descubriese en este colegio cuál sería su futuro oficio. Y el destino, además, le tenía reservado poder estar un día delante de esos mismos pupitres y no solo detrás. Justo antes de marcharse a Huelva para trabajar como profesora de Plástica. Esta joven zamorana también estuvo un mes trabajando en el Colegio Nuestra Señora del Rocío, en la capital zamorana. Un centro hermanado con el colegio en el que ella paso toda su infancia y su adolescencia.
Su decisión de marcharse a Huelva
En conversación con este diario, el director del centro, José García, cuenta que Laura estuvo cubriendo una baja por maternidad en el centro, donde estuvo casi un mes dando clases de plástica para dos cursos de secundaria. No tiene malas palabras para la joven profesora. "Desde el punto de vista profesional, era una persona a la que se veía que le gustaba su trabajo y lo demostraba cada día", cuenta el director.
La joven estuvo "hasta la víspera de trasladarse al centro de Huelva". Laura había hecho las oposiciones para ser profesora en Andalucía y recibió una llamada del centro donde había una plaza interina que podía cubrir. Ella estaba en una bolsa de trabajo y la podían llamar en cualquier momento. En el centro de Nuestra Señora del Roció solo iba a estar un tiempo limitado porque cubría una baja de maternidad, así que "valoró las circunstancias" y decidió marcharse.
Decidió abandonar el colegió porque al fin y al cabo "no trabajaba demasiadas horas con nosotros", cuenta García, que añade, que si se rechazan este tipo de ofertas, una vez estas en la bolsa de trabajo, pueden penalizarte. Se marchó a Huelva, pensando que el futuro le depararía algo mejor.
¿Tenía sentido irse a cubrir una interinidad tan lejos?
Pero, ¿tenía sentido dejar todo para cubrir esa plaza tan lejos de su casa? Su caso es similar al de los 100.000 interinos que los sindicatos calculan que hay en España, cerca del 20% del profesorado: nunca hay que decir no a nada. Apuntarse en la bolsa de interinos de Andalucía es la garantía para obtener estabilidad en el empleo y por ello se inscriben profesores de toda España.
Por lo que si Laura quería conseguir una plaza fija de profesora algún día, tenía que aceptar la plaza de Nerja. Y eso hizo. Además, tampoco tenía mucha elección. Las normas, según los sindicatos, dejan claro que, si se hubiese quedado en Zamora y hubiese rechazado la oferta, habría sido expulsada de la plaza de interinos.
Laura también había aceptado otros como la fotografía. Sentía gran pasión por ella. "Compatibilizaba sus dos pasiones: la pintura y viajar; y le gustaba estar en constante evolución", reza su perfil de Linkedin. Y allí donde viajaba sacaba la cámara y capturaba cada instante. De hecho, incluso realizó un intercambio académico en la Universidad de Las Américas, en México, donde hizo dos exposiciones en distintas instituciones acerca de la pintuta y la fotografía.
Pero hacer fotos no solo era un hobby, también decidió embarcarse en la aventura profesional de ser fotógrafa mientras intentaba hacerse un hueco en el mundo educativo.
Y decidió formar parte de Fotoeventigroup, una empresa zamorana joven que se dedicaba a realizar distintos proyectos fotográficos en los que Laura participó desde el mes de julio de 2016 hasta noviembre de 2017.
"Era amable, buena e increíble"
"Era amable, educada, tranquila, siempre disponible, una buena chica, era increíble", cuenta A EL ESPAÑOL su excolega de trabajo, Manuela. Ahora, en la empresa "todos viven un momento delicado" tras conocer la noticia de que su compañera, su Laura, nunca más volverá a disparar un objetivo.
"Estamos muy tristes, no nos lo terminamos de creer, siempre tuvo muchos detalles con la empresa. Era una persona magnífica y aunque se fue, ella sabía que la puerta siempre estaba abierta", relata, al borde del llanto, la que fue su colega.
La puerta también estaba abierta para Laura en Villabuena del Puente, su pueblo materno y al que esta joven iba todos los veranos y, en definitiva, siempre que podía. Tenía sus razones, claro. Además de sus raíces de más de dos generaciones, allí conoció cuando todavía era adolescente a su novio, Teófilo Jiménez, con el que lleva toda una vida. Un joven corredor de motocross muy conocido en el pueblo y que incluso se presentó a las últimas elecciones en la lista del Partido Socialista, aunque no consiguió los votos suficientes para ser concejal.
Entre ellos no había secretos. Poco antes de que Laura desapareciera, le confesó su Teófilo que tenía miedo de un vecino que la observaba desde la casa de enfrente y que lo hacía constantemente. Se trataba del inquilino de la vivienda número 1 de la calle Córdoba, en El Campillo (Huelva). Un hombre de aspecto desaliñado, que causaba inquietud en la joven de 26 años de edad. Así, le relató que el hombre sacaba la silla al portal y se sentaba allí a observarla desde la distancia.
Su pueblo materno, Villabuena del Puente
Los dos querían mucho a Villabuena, y Villabuena les quería mucho a ellos. Hoy, sin embargo, en esta localidad, donde Laura había vivido sus mejores momentos, el sentimiento de desolación era compartido por todos los vecinos, desde los más pequeños a los más ancianos.
La casa de su familia, en el número 7 de la plaza Caspolino Crespo Hernández, luce cerrada a cal y canto. Apagada y algo desgastada. Tal vez algo similar a cómo vivía esos mismos instantes la familia que suele habitarla.
La noticia del hallazgo del cuerpo de la joven Laura, se conocía al mismo tiempo que este diario visitaba al municipio zamorano. Hasta el momento, en el pueblo reinaba el silencio, pero una vez se ha conocido el desenlace varios vecinos han salido a la calle para confirmar lo que todos imaginaban, pero nadie quería escuchar.
Válgame dios, qué pena
"Válgame dios, qué pena", dice con los ojos vidriosos, Luciana, una vecina de Villabuena del Puente. "Hacía unos días, en el puente de la Constitución, estaba aquí Laura sentaba con sus amigas y su novio", cuenta el dueño del bar del pueblo. "Qué pena", añade. Al mismo tiempo, numerosos vecinos toman el café en el establecimiento, mientras contemplan con asombro la noticia de su muerte en la televisión: "No puede ser, qué pena, qué pena"; "me cago en dios, qué lastima".
Otros vecinos se enteraban en el autobús de camino a Villabuena de la noticia: "Nos lo ha dicho el autobusero mientras veníamos, que tristeza. Aquí era una familia muy querida", cuentan Evangelista y Maricarmen. Los padres y el hermano del novio de Laura Luelmo han abandonado el municipio en cuanto han conocido la noticia y han peusto rumbo hacia la pequeña localidad de El Campillo (Huelva) para acompañar a su hijo y a los padres de la maestra. "Están muy afectados, me ha dicho su padre que no me podían decir nada porque están fatal", ha comentado el alcalde.
Nunca en Villabuena del Puente habían vivido un suceso como éste ni podía imaginar que algo así podría ocurrirle a alguien del pueblo. "Pienso en que le puede pasar a cualquiera de mis hijos y se me ponen la piel de gallina. Aquí lo hemos sentido mucho, era una chica muy maja, estaba en la peña con mis hijos cuando venía en verano", cuenta una vecina.
En el ayuntamiento de Villabuena del Puente, las banderas ondeaban a media asta y también han colocado un pequeño crespón de color negro para honrar su memoria. Su alcalde, Constantino de la Iglesia Hernández, al que se le caían las lagrimas mientras hablaba con este diario, ha relatado cómo recordaba a Laura, una chica "corriente", "buena", muy comprometida con el pueblo". "Es un mazazo muy grande".
El pueblo "hará todo lo que haga falta por ella", ha añadido el alcalde. Por Laura, por su historia y por la de otras muchas.