Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo, trató de borrar todas las pruebas que le incriminaban como autor de la muerte de la joven de 26 años. Limpió toda su casa y sus propias ropas con lejía, se deshizo de todos los enseres de la víctima y de su propio cuerpo trasladándolo a su coche, un Alfa Romeo negro.
La Guardia Civil también ha encontrado la manta con la que envolvió el cuerpo a cinco kilómetros del pueblo, y una bolsa con el monedero y las llaves de la joven profesora en las inmediaciones del cementerio de El Campillo (Huelva).
A pesar de que Bernardo Montoya contaba con un historial delictivo magnánimo, no pudo borrar todas las pruebas. La Guardia Civil ha encontrado en su casa "abundantes restos de sangre". Todo indica a que allí habría matado y agredido sexualmente de Laura Luelmo.
La autopsia ha revelado que la joven zamorana, que desapareció el miércoles 12 de diciembre, falleció dos o tres días después de un golpe en la cabeza y que sufrió una agresión sexual. Todo esto lo había negado Bernardo Montoya, que confesó que la había dejado con vida en el lugar donde los operativos de búsqueda la encontraron a principios de esta semana.
La joven ya había avisado a su novio de que su vecino la vigilaba. En la casa de El Campillo (Huelva), tan solo llevaba tres días instalada viviendo y había sido alquilada a una de sus compañeras del Instituto Vázquez Díaz de Nerva, donde había llegado para hacer una sustitución como profesora de Plástica.
Bernardo Montoya, que había cumplido una condena de 17 años por matar e intentar violar a una joven, llevaba tan solo dos meses en libertad. Ahora, todas las pruebas lo incriminan. Sin querer colaborar en la investigación, los agentes han encontrado el teléfono móvil de la víctima y sus enseres personales. Al lado del cementerio, su monedero y las llaves del coche y la casa.
También han hallado la manta con la que Bernardo Montoya envolvió presuntamente a Laura Luelmo después de agredirla y que usó para transportarla en su coche hasta Las Mimbreras, a cinco kilómetros del pueblo. Allí la encontró un voluntario de la Cruz Roja semidesnuda y con signos de haber sufrido una agresión.
Las siguientes pruebas las ofrecerá el Alfa Romeo de Bernardo Montoya, donde también han aparecido restos biológicos de la víctima.