Varios hombres permanecen muy atentos a la carrera de galgos que están reproduciendo en uno de los televisores que cuelgan de las luminosas y fosforescentes paredes del interior de la casa de apuestas Slotscity en la calle Alcalá, a la altura del metro de Ciudad Lineal, en Madrid. Apenas pasan de las cuatro de la tarde y pese a ser la hora de la siesta, en plenas vacaciones, en plena fiebre navideña, hay jóvenes y mayores que acuden como zombies a su cita en su particular casa de apuestas. Es tiempo de regocijo familiar, pero en la capital también hay tiempo para el vicio.
La escena se repite, por desgracia, con cierta frecuencia en esta calle. Hasta el deporte más marginal de la parrilla televisiva puede servir para obtener rédito y hacer que los madrileños pierdan billete tras billete. La última víctima de un problema que está asolando Madrid y otras muchas ciudades españolas es la calle Alcalá. En apenas 900 metros de la avenida, EL ESPAÑOL ha detectado 10 casas de apuestas deportivas.
En 2018, la capital española ha terminado por convertirse en un gran hervidero de locales donde apostar. Los servicios recreativos han sido el negocio que más ha crecido en la región en último año (hay 18.467, un 15,8% más), solo superados por las inmobiliarias. Los locales dedicados exclusivamente a las apuestas son ya 190, una cifra que desde el año 2013 se ha multiplicado por cuatro. Y no solo eso, los negocios que además tienen "zonas de apuestas" llegan ya a los 416, cuando en 2013 eran 257 (un 62% más).
Estas cifras alarmantes, acompañadas de imágenes como una casa de apuestas a quinientos metros de un colegio o de un local donde se trata a ludópatas, que pueden vislumbrarse en barrios madrileños azotados por el negocio del juego, han hecho que sus vecinos hayan alzado la voz en numerosas ocasiones contra el incremento de estos establecimientos.
Por ejemplo, el 29 de octubre la Asociación Vecinal de Cuatro Caminos-Tetuán convocó una una manifestación para protestar contra la proliferación de las casas de apuestas en la zona. ¿Qué pedían? Que se considerase la ludopatía como una enfermedad grave o que se regulase la publicidad. Aspectos que esta organización vecinal, al igual que otras muchas, consideran imprescindibles, pero que por el momento, no tienen cabida.
Los 10,5 kilómetros que recorren la calle Alcalá son un universo propio en sí mismo. Un ecosistema en el que conviven mundos diferentes, pero que conectan entre sí gracias a la gran arteria. Uno es el mundo del lujo. Otro, el de los grandes salones, cercanos a la Puerta del Sol, como el círculo de Bellas Artes. En el otro extremo, también resulta ser un barrio algo más humilde. Pero lo que nadie sospechaba es que también se convertiría en una de las millas más importantes del vicio ludópata en la capital.
Es algo que ya preocupa a los comerciantes y vecinos de la zona. Se trata de una epidemia que lleva meses propagándose por otros puntos de la ciudad, y es que la cifra de locales de apuestas deportivas no para de crecer. Ni siquiera se salva la gran avenida madrileña.
En los últimos cinco años, han crecido un 300% en Madrid, aunque no se reparten de igual manera por todo el municipio. Los distritos que más conviven con este problema son los de la periferia, donde hay alquileres más baratos, pero también rentas más bajas y más problemáticas sociales.
EL ESPAÑOL recorre, en plenas fiestas, los 900 metros que unen las paradas de Metro de Ciudad Lineal con Quintana, pasando por Pueblo Nuevo. Una recta en la que se percibe un ambiente humilde, trabajador y de diversas nacionalidades. Fruterías, droguerías, cafeterías, sucursales bancarias… y locales de apuestas deportivas expandiéndose por doquier. Dos de ellos quedan separados tan solo por la anchura de los dos carriles de una misma calzada.
Vía libre a la perdición
Ni siquiera esta emblemática arteria madrileña se salva ya de la plaga de casinos, salones de juego y salas de apuestas deportivas que en los últimos años han infestado la capital. En la calle Alcalá caben muchas cosas: el lujo, los toros, el turismo... Incluso la perdición.
“Hace poco han abierto otro. Hay uno debajo de un colegio. Algunos están separados por menos de 30 metros. Nos está afectando muchísimo”, lamenta Ana, presidenta de la Asociación Vecinal ‘La Merced’, en conversación con EL ESPAÑOL. Las personas que acoge esta asociación viven en Quintana, barrio humilde de la periferia atravesado por la calle Alcalá. Allí, conviven con el problema de los locales de apuestas deportivas.
Recuerdan cómo en pocos años han desaparecido comercios tradicionales y, en su lugar, han aflorado llamativas salas oscuras, decoradas con terciopelo rojo y neones de colores. Ahora, en el cruce con la Avenida de Arturo Soria, se divisan desde la misma baldosa hasta cuatro locales para realizar apuestas.
Según el último Anuario del juego en España, los madrileños jugaron 422.470.677 euros a lo largo del año 2017. Perdieron 71.891.837 euros. El perfil medio del apostante es un hombre, entre los 18 y los 34 años, de clase media baja.
Aunque dentro de los locales hay hombres (en su mayoría) de todas edades, lo que más tiene en vilo a los vecinos es que los frecuenten jóvenes. Incluso, menores de edad, a quienes atraen con fórmulas sencillas como proporcionarles desayuno o merienda gratis. “Tienen un gancho muy descarado. Te invitan a entrar con una publicidad excesiva, exagerada. A beber, a comer canapés. Se les atrae muy fácilmente”, explica la vecina.
“Lo que es dramático es que la gente joven se envicie y que a la larga pueda acabar en enfermedad”, concluye Ana.
El fenómeno que se da en la calle Alcalá no es un caso único. Silvia, miembro de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), cuenta a EL ESPAÑOL que en la calle Bravo Murillo (Tetuán), en la Avenida de la Albufera (Puente de Vallecas) o en Marcelo Usera (Usera) se acumulan multitud de locales en pocos metros. “Es un fenómeno que ocurre en todos los barrios de la periferia. Son zonas en las que hay mucho desempleo y problemáticas sociales”, comenta.
Tetuán, con 33, es el distrito que cuenta con más locales de apuestas deportivas. Le sigue Vallecas, con 28, y Usera, con 27. Ciudad Lineal cuenta con 25. Y Madrid, en su conjunto, alberga 357.
Nuevo Decreto Ley
Dos calles más atrás, paralelas a Alcalá, se pueden comprobar los efectos más dramáticos que puede conllevar la adicción a este tipo de apuestas. Allí tiene su sede la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL).
A muchos les podrá sorprender que este tipo de establecimientos se sitúen en las proximidades de colegios y de centros de ayuda, como este. Pero, a día de hoy, es perfectamente legal y no incumple ninguna norma.
“Es una de las alegaciones que hemos hecho al Decreto Ley que se pretende aprobar. Que no pueda haber ningún local a menos de 500 metros de colegios y centros de ayuda, o que entre dos locales haya una separación de un kilómetro”, detalla la miembro de la federación.
La concesión de licencias de locales de apuestas corresponde a las autonomías y no a los ayuntamientos, en detrimento de lo que se podría pensar. En este caso, a la Comunidad de Madrid.
La legislación vigente en esta materia, a pesar de pequeñas modificaciones, data del año 2001, fecha en la que las apuestas deportivas eran prácticamente inexistentes en España. O al menos en la forma en la que se entienden hoy. Tanto Sportium como Codere, operadores líderes en nuestro país, obtuvieron sus respectivas licencias para llevar a cabo su actividad aquí en el año 2012.
El pasado 9 de octubre el Consejo de Gobierno anunció que iba a elaborar un borrador para un decreto ley que exigiría un mayor control al acceso a este tipo de locales. Este miércoles 26 de diciembre finalizó el plazo para enviar alegaciones.
El punto que más preocupa al Gobierno es impedir el acceso en estos espacios a menores de edad. Pretenden con este Decreto endurecer las barreras físicas para que no se pueda entrar a menos que se tenga 18 años. No es algo nuevo, pues esta medida ya se contempla en la actual legislación, aunque, según muchas asociaciones de perjudicados por el juego, no se cumple en la práctica.
Otro de los puntos que se pretenden modificar es la distancia de estos locales respecto a centros de educación y de ayuda a personas perjudicadas por el juego. Se pretende, sin ofrecer más datos, que guarden cierta distancia entre sí. Pero esta medida, según fuentes consultadas por este medio, solo se aplicará en las nuevas aperturas, sin afectar a las licencias ya concedidas.
Ludopatía como enfermedad grave
La Asociación Vecinal de Cuatro Caminos-Tetuán probablemente haya sido la que más ruido ha generado sobre este asunto. Fue la asociación que convocó la manifestación del 29 de octubre para protestar contra la proliferación de las casas de apuestas de la zona. Es, como se recogía anteriormente, el distrito con más locales de apuestas de todo Madrid.
A su juicio, las medidas que pretende incorporar el Gobierno Autonómico se quedan cortas y no entran en el núcleo de la cuestión. Que se valore la ludopatía como una enfermedad grave o que se regule la publicidad son aspectos que muchas asociaciones consideran imprescindibles y que, por el momento, no tienen cabida.
También, reclaman, que se lleve a cabo un registro de las personas que juegan, ya que en España hay 17.735 personas inscritas en el Registro de Interdicciones de Acceso al Juego; o lo que es lo mismo, que han decidido prohibirse a sí mismos volver a apostar. Esta cifra ha aumentado un 305% en los últimos cinco años. Lo dicho: camino a la perdición. Entrada: en parte, la calle Alcalá.