Magentí, el falso culpable de Susqueda, refugiado como un apestado: ¿Quién es el asesino?
- Jordi vive en casa de su madre en Anglés con su hijo, que fue detenido por sospechas de haberle ayudado tras el asesinato de Marc y Paula.
- Algunos vecinos reconocen tener miedo por su presencia. Pese a que ha sido liberado, fue condenado a 15 años por matar a su mujer.
- Los nuevos interrogantes del crimen de Susqueda
“No sale ni a comprar el pan”, reconoce un vecino de Anglés, una pequeña localidad de Girona a la que ahora ha regresado su vecino más famoso, Jordi Magentí, después de que saliese de la cárcel de Puig de les Basses. Nueve meses antes ingresó de manera preventiva como el único sospechoso del doble homicidio cometido en 2017 en el pantano de Susqueda y que se cobró la vida de la pareja de veinteañeros Paula Mas y Marc Hernández.
La Audiencia de Girona decretó su puesta en libertad por falta de pruebas concluyentes nueve meses después de su detención. Ahora, Magentí y su familia se han convertido en el centro de atención del pequeño pueblo de menos de 6.000 habitantes. Aunque su familia goza de simpatía entre los habitantes de la localidad, la mayoría se muestran reservados a la hora de hablar de él. Ya entró en prisión por matar a su pareja en 1997 y la gente prefiere andar con cautela. El vecino de la casa donde vive ahora Magentí no ha querido hablar por miedo.
Paula Mas y Marc Hernández, de 21 y 23 años de edad, fueron asesinados el 24 de agosto de 2017. No fue hasta septiembre de ese mismo año que se encontraron los cuerpos, flotando en el pantano de Susqueda y en un estado de descomposición muy avanzado. Aunque ambos presentaban signos de violencia, y ella un disparo en la cabeza, todavía se desconoce el móvil del asesinato así como muchos de los interrogantes que rodean al caso y que se han multiplicado con la puesta en libertad de Jordi Magentí. Pero el falso culpable no recupera su cotidianeidad.
“Siempre está en casa y siempre fue un tío muy raro”, dice por conversación telefónica un vecino amigo de uno de los miembros de la familia pero que prefiere mantenerse en el anonimato. “Desde que ha salido de la cárcel, no sale de casa y a todos los recados van su madre, su tío o su hermano”, añade.
Su hermano es Arcadi Magentí, y es el que fue a buscarle a la cárcel la semana pasada y dicen que le paga el abogado. Su tío, Gaspar Gamell y al que llaman Cuxu, es un anciano de 90 años con el que vivía antes de ser detenido y su madre, Paquita Gamell, es con quien vive ahora en el Paseo Fuente del Canyo de la localidad. En la vivienda que nunca abandona está también el hijo de Jordi Magentí, con quien comparte nombre y que también fue detenido como sospechoso de haber ayudado a su padre a deshacerse de los cuerpos.
“La familia le dice siempre al pueblo que le creen, que él no ha sido, pero gran parte del pueblo sospecha”, comenta el amigo de la familia. “La familia es muy buena gente pero él es muy raro”, añade. “La familia también se ha ido quedando aislada, últimamente están apartados, no se acercan a mucha gente y muchos les han dejado de hablar”, dice.
15 años por matar a su mujer
Esta no es la primera vez que Jordi Magentí es mirado con recelo por los habitantes del pueblo. En 1997 mató a su primera mujer, Josefina García, cuando ésta volvía del trabajo. Ambos vivían también en Anglés y cuando ella se bajó del autobús él la estaba esperando con una escopeta con la que le pegó tres tiros y posteriormente la remató en el suelo. Ella le había denunciado por malos tratos en dos ocasiones.
Le cayó una condena de 15 años de los cuales cumplió 13. Cuando regresó a Anglés la gente empezó a evitarle. Cuenta un vecino que solía frecuentar un bar llamado La Rutlla y que cuando se sentaba en una mesa la gente se iba de las de al lado. “Alguna vez han coincidido en el bar el hermano de la mujer a la que mató y él y comentábamos que se iban a liar a hostias”, asegura otro vecino.
Sin embargo, a pesar de la tensión que Jordi Magentí vivía en la esfera pública, consiguió rehacer rápidamente su vida tras salir de la cárcel en 2009. Volvió a dedicarse a sus hobbies, la caza y la pesca que realizaba en los alrededores del pantano de Susqueda, y en 2012 se volvió a casar. Esta vez con Nancy, una colombiana con la que siguió viviendo en Anglés y con quién recuperó la normalidad y el amor en las distancias cortas.
Durante este tiempo la pareja se mantenía ajena al resto del pueblo y llegó a viajar con ella a Colombia para conocer a la familia de Nancy, quien tiene dos hijos. De hecho, uno de los motivos por los cuales los Mossos apresuraron la detención y prisión preventiva de Magentí tras el crimen de Susqueda fue el riesgo de fuga ya que había comprado un billete para ir con su mujer a Colombia y las autoridades interpretaron como un intento de escapar. Algo que ahora sirve de poco y reabre de nuevo múltiples interrogantes.
El crimen y los nuevos sospechosos
La última vez que alguien vio a las víctimas de Susqueda Paula Mas y Marc Hernández, fue el 24 de agosto de 2017. Iban hacia el pantano a navegar en kayak y planeaban pasar la noche en su coche. A principios de septiembre la Policía encontró el kayak y al día siguiente el coche en el que iban, que el autor había intentado hundir. El 26 de ese mes aparecieron los cuerpos. Sus mochilas se habían llenado de piedras para que los cadáveres no flotaran y el grado de descomposición fue tal que prolongó el trabajo de los forenses que realizaron la autopsia durante dos días.
Magentí se convirtió en uno de los sospechosos porque su coche, un Land Rover blanco que le había prestado su tío Gaspar Gamell, había sido situado por los testigos en la escena del crimen. Además, conocía bien la zona y en el registro de la casa de su madre Paquita Gamell se encontraron dos pistolas. Esto disparó las alarmas ya que Magentí había sacado de la casa de su madre la escopeta con la que mató a su primera mujer. Sin embargo, las armas inspeccionadas por la Policía no coincidían con las que se usaron en el asesinato de Marc y Paula.
Sin embargo, tras nueve meses en prisión preventiva, la semana pasada la Audiencia de Girona tumbó los indicios que hacían que Magentí siguiera retenido y echó por tierra gran parte del contenido sobre el cual los Mossos habían desarrollado la investigación: las pruebas no eran concluyentes. El ADN que habían encontrado en la ropa de Magentí no coincidía con el de las víctimas al igual que tampoco lo hacía la balística y no había móvil. Además, la imprecisión de algunos testigos a la hora de localizar la procedencia de los disparos ampliaba de nuevo el lugar en el que podía haber tenido lugar el asesinato.
En el casi regreso a los inicios de la investigación, a principios de esta semana se ha sabido que las sospechas ahora recaen sobre tres focos principales.
Un exlegionario: El antiguo miembro de las Fuerzas Armadas fue visto en el pantano con su vehículo el día que ocurrieron los hechos y que vestía ropa de camuflaje en ese momento. Además, llegó a publicar poco después en las redes sociales que había robado dos sacos de dormir a unos jóvenes y algunos testigos aseguran que le vieron discutir con una pareja el día de los hechos. Aunque en un primer momento quedó desestimado como posible autor y ni declaró en sede judicial, las autoridades están actualmente intentando localizarlo.
Un francés con la mano herida: Otro de los que ahora buscan las autoridades es un ciudadano francés que se encuentra en paradero desconocido. Presentaba una herida en la mano pero aseguró a la Policía que se debía a una caída. Los Mossos también están intentando dar con él y para ello han pedido ayuda a las autoridades francesas.
Una fiesta rave: Aunque de esta pista no se busca a una persona en particular, el mismo día de los hechos se celebró una fiesta rave. Este tipo de fiestas son organizadas de manera irregular en lugares más o menos ocultos y donde se suele escuchar música electrónica desde el final de la noche hasta entrada la mañana. Los Mossos creen que Marc pudo haber asistido a la rave, ya que era asiduo a ellas, y que algo que hubiera pasado ahí pudiera haber desencadenado el crimen.
Sin embargo, ninguna de estas pistas son concluyentes por el momento y representan la vuelta a la casilla de salida de las investigaciones. Un año y medio después del asesinato las dudas se han multiplicado.