"Educado, correcto, preparado y un poco tímido” son los rasgos personales más repetidos cuando EL ESPAÑOL pregunta a distintas fuentes por el carácter del heredero a la corona en Marruecos. El príncipe Moulay Hassan, con solo 15 años, está haciendo una maratón para suceder en el trono a su padre, el rey Mohamed VI.
El año 2019 será un momento histórico al reflexionar sobre la sucesión a la Corona, cuando se celebra el vigésimo aniversario de la subida al trono del monarca Mohamed VI tras la muerte de su padre, el rey Hassan II. El delicado estado de salud del soberano fue un tema muy comentado en 2018 tras una operación de corazón en Francia y su imagen dormitando durante el discurso del presidente francés, Emmanuel Macron, por el centenario del armisticio de la Primera Guerra Mundial en París.
Diferentes fuentes cercanas a la Casa Real coinciden en asegurar que el monarca alauita “está muy enfermo”, aunque “los problemas cardíacos vinieron cuando le cambiaron la medicación de su enfermedad crónica”. Moulay Hassan, su hijo mayor, será su sucesor y se convertirá en Hassan III.
“Todo está bien atado”, explica a EL ESPAÑOL un periodista marroquí experto en Derecho. En 2016 se creó una ley orgánica relativa al Consejo de Regencia que permite que el poder monárquico bloquee su patrimonio. Es la primera vez en la historia de Marruecos que el jefe del ejecutivo se asocia al destino del Estado. Uno de los proyectos más esperados después de la reforma constitucional de 2011.
En caso de fallecimiento o de incapacidad para reinar, la misión de este Consejo es acompañar al rey menor hasta la mayoría de edad. Está compuesto por 16 miembros y dirigido por la corte constitucional. Lo componen los presidentes de las dos cámaras, el secretario general del consejo superior de los Oulemas (autoridad religiosa), el consejo superior del poder judicial y el jefe del gobierno. Además, el rey eligió 10 miembros para formar parte de este órgano. La lista de Mohamed VI sigue siendo confidencial, pero se entiende que los escogidos pertenecen a su círculo de asesores más cercanos, además de personalidades marroquíes conocidas por su integridad, que son leales a la monarquía.
Remplaza al rey en actos oficiales
El 2018 fue una prueba de fuego para el príncipe que, además de atender sus estudios, remplazó a su padre mientras se recuperaba de la operación cardíaca en París.
El monarca alauita solo pasó 20 días en Marruecos hasta el ramadán, a mediados de mayo; así que su hijo mayor inauguró tanto la feria más importante de agricultura en África, el Salón Internacional de Agricultura de Meknes (SIAM); como el Salón Internacional del Libro en Casablanca, entre otros actos oficiales. Siempre muy protocolario, serio y firme; suele lucir el uniforme militar o traje de vestir con su alfiler de corbata y un pañuelo blanco asomando en el bolsillo de la chaqueta.
Aprendió desde pequeño a ser Hassan III, frente a su hermana Lalla Khadija, que es cuatro años menor. La princesa no solía aparecer en público, salvo en algunos reportajes de Hola Maroc con motivo de fiestas familiares; sin embargo, en septiembre se le vio en un evento en el palacio, acompañada de su padre y de su hermano, en el que se abordaron cuestiones de Estado sobre los planes educativos y la escolarización del país. Y lo cierto es que Mohamed VI ha estado implicado en la educación de sus hijos para quienes busca la formación más completa, como cualquier padre.
La aparición de Khadija en un acontecimiento social se ha visto cómo algo simbólico. En la portada de un número especial de la revista Femmes de Maroc (Mujeres de Marruecos) ya se destacaba en el titular: “Lalla Khadija. Una mirada al futuro”, dedicado al día nacional de la mujer que se celebró el pasado mes de octubre en el país magrebí.
Con su madre se le vio por última vez el 25 de mayo de 2017, en un acto en Rabat en el que la ex princesa recibió una medalla de la World Health Orgnization (WHO) por su compromiso con la lucha contra el cáncer.
Desde la cuna cubrió los eventos en brazos de Mohamed VI
Desde su nacimiento, Moulay Hassan acompañó a su padre a los actos señalados, los aniversarios de la coronación o de la independencia del país. El rey lo llevaba en brazos a los eventos. Y con 7 años ya visitó solo el SIEL bajo la batuta de la orquesta infantil interpretando el himno nacional, y con tres autoridades arrodillándose para explicar a la altura del pequeño los detalles del evento. Sin una agenda concreta, lo que se pretende es que se familiarice con las funciones y que los marroquíes le vayan conociendo.
“Lo están formado a piñón fijo desde la cuna, nunca le han mirado como a un niño”, asegura una persona cercana al palacio real. De hecho, pronunció su primer discurso con 14 años. Mohamed VI no está haciendo nada diferente de lo su padre Hassan II le inculcó. La primera aparición del rey actual en un acto fue a los 4 años en un viaje a Estados Unidos. Y con 10 años sustituyó a Hassan II en un acto internacional, el sepelio del presidente francés Georges Pompidou.
Estudia en el colegio real dentro del palacio, pero con cuatro marroquíes de familias modestas de diferentes partes del país elegidos por su talento e inteligencia. Es la manera de conseguir que el príncipe esté en contacto con la realidad, pero siempre dentro de los muros del palacio. Algo que le distingue de las monarquías actuales, como la española, que lleva a sus hijas a un colegio privado con niños no seleccionados.
De ese grupo de compañeros podrían salir los futuros consejeros reales, como ha sucedido con los amigos de la infancia de Mohamed VI, que siguen muy cerca de él. El amigo más íntimo, Fouad Alí El Himma, creó el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), el segundo más votado en las últimas elecciones generales. Una manera de reforzar la presencia de palacio en la esfera política haciendo oposición a los islamistas. El secretario privado, Mounir El Majidi, también es amigo del colegio real.
Como futuro comendador de los creyentes, el próximo rey se forma en la ley islámica. Dentro del palacio está el ministerio de Asuntos Religiosos. Y el heredero acude a la escuela coránica intramuros. La monarquía alauita se caracteriza por un equilibrio entre lo político y lo religioso.
Estaba previsto que cursase un año escolar en un colegio del barrio popular Hay Nahda en Rabat, pero tras la enfermedad de su padre ingresará directamente en la Escuela Real del Aire de Marrakech. De hecho ya cuenta, desde junio, con un jet privado Gulfstream G650 de la flota real con el escudo principesco y una decoración especial, que servirá para sus traslados. La aeronave es capaz de alcanzar los 1.100 kilómetros por hora y de volar 13.000 kilómetros sin escalas, con ocho pasajeros y cuatro personas en la tripulación. El aparato costó 57 millones de euros y está dotado con un sistema de protección contra misiles israelí, valorado en otros 17 millones de euros, según un comunicado difundido en la publicación Aviation week.
Sin embargo, la aviación será una afición, y posteriormente, en el Bachillerato, se centrará más en la rama científica. Quiere ser ingeniero como su madre, Lalla Salma, que estudió ingeniería civil en la universidad pública Mohamed V de Rabat. Otra diferencia con su padre; que es un hombre más de letras, licenciado en Derecho.
En contacto con su madre, Lalla Salma
El divorcio de los reyes no le ha separado de la madre. Recibe sus visitas en el palacio real, a pesar de que ya no se ven fotografías de los dos juntos. Ni siquiera por su 15 cumpleaños, que los medios lo celebraron con amplios reportajes destacando las virtudes del sucesor al trono. Hola Maroc ya publica artículos de la realeza con la ausencia de la madre del heredero.
Mohamed VI siempre ha querido proteger su privacidad y vive en la residencia real de Dar Essalam, que heredó de su abuelo, y no en el palacio real que lo tiene como “oficina” sin horarios, porque según sus colaboradores trabaja hasta altas horas de la noche, incluso durante las madrugadas. Ha confesado en ocasiones, “soy supersticioso”, por eso no le gusta hablar de los proyectos en vías de desarrollo y él mismo escribe sus discursos.
Personal del palacio destaca que “es buen chico y que adora a su padre, pero que lo están sobre formando y está bastante agobiado”. Tiene poco tiempo libre, y es una de las diferencias entre el matrimonio real que, aunque no ha hecho público su divorcio, no convive. “La madre quería liberarlo un poco de los estudios y de las tareas reales, pero el padre no lo ha permitido”, explican fuentes cercanas al palacio.
El pasado de su madre, que no pertenece a la nobleza, y que llevó una vida normal en las ciudades de Fez y Rabat, estudiando en centros públicos, ha marcado el carácter cercano del joven, y así, como su padre, se niega a que le besen la mano. Fue viral el vídeo de enero de 2016, vestido de militar y retirando la mano en un acto oficial.
Muy unido a su padre
La cercanía entre padre e hijo es mayor que la que tuvo Mohamed VI con Hassan II. Incluso se les ha visto en situación cariñosa en actos públicos. La complicidad y las relaciones humanas entre ambos las recogió la revista francesa Paris Match en un reportaje de seis páginas con motivo de la COP22 de Marrakech en 2016, cuando recibieron a 60 jefes de estado y gobierno. En la foto de portada aparece el rey acariciando a Moulay Hassan y en el interior posan agarrados de la cintura.
Esta misma publicación también retrató a padre e hijo con Emmanuel Macron en diciembre de 2017 durante una comida en honor a los participantes a la cumbre del clima de París. La imagen deja claro el protagonismo de Moulay Hassan en el centro y a mayor tamaño, mientras que su padre ocupa un segundo plano.
El rey lució, en esa ocasión, una “chupa” desgastada tres cuartos de cuero, frente a un abrigo formal de paño del príncipe. Padre e hijo sí difieren en sus gustos a la hora de vestir. El príncipe siempre aparece con ‘looks’ clásicos de pantalón y chaqueta, o traje, incluso se le ha visto en frac. Con corbatas del diseñador Hermés, y alfiler de oro, un pañuelo blanco siempre sobresale del bolsillo de su chaqueta; mientras que el rey luce chilabas en los eventos oficiales y ropa informal y moderna, incluso rozando lo extravagante en ocasiones.
Es frecuente ver al rey en ‘selfies’ acompañado de ciudadanos que le solicitan tomarse una fotografía, y Moulay Hassan también suele aceptar estas peticiones. Con un autorretrato desmintió la noticia de algunos medios que le dieron por muerto después de la operación. Publicó un ‘selfie’ con el príncipe heredero saudí, Mohammed Ben Salmane, y el primer ministro libanés, Saad Hairi, abrazados y sonrientes en París.
El administrador de páginas dedicadas al soberano, Soufiane El Bahri, también retrata al príncipe. Por ejemplo, inmortalizó su visita a la Escuela Abdelmoumen de Rabat con motivo de la inauguración oficial del nuevo año escolar 2017-2018 dejándose besar por una alumna con uniforme.
Habla y le gusta mucho el español
Le gustan los deportes y la ecología, como a su tía Lalla Hasna, presidenta de la Fundación Mohamed VI de Protección del Medio Ambiente. Al igual que su padre y su abuelo, el futuro rey habla árabe, francés, inglés y español.
No solo habla nuestro idioma si no que le gusta mucho. Incluso visitó el Colegio de Español de Rabat este curso académico e invitó a cuatro estudiantes de su edad a su cumpleaños. El amigo de uno de los invitados comenta a EL ESPAÑOL, “decía que en su casa todo era muy grande, muy grande”.
También habla de él con cariño un chef español que trabaja en eventos a domicilio, y le sirvió un catering de ‘Paella real’, arroz con carabineros, en el chalé de un amigo de Rabat por el cumpleaños.
“Sabe hablar castellano perfectamente. Charlamos un poco, y es muy amable. Un chiquito normal, estuvo jugando con los demás tirando petardos”, dice este cocinero valenciano. Le pidió hacerse una foto, pero no aceptó porque “solo puede cuando está con su padre y él le autoriza”.
A la fiesta acudieron otros veinte jóvenes, y él fue el primero en retirarse acompañado de la escolta con el coche oficial. “La puerta estuvo vigilada por la Policía, pero todo fue muy discreto”, explica el español. En esa ocasión, vestía informal, como un adolescente, con unos vaqueros y una sudadera de algodón.
La sucesión real es una incertidumbre que preocupa e interesa a los marroquíes porque consideran que de ella depende la estabilidad del país y en la actualidad tras conocerse la enfermedad del monarca es una cuestión de tiempo que lo remplace su heredero.