Hay en Valencia una empresa que quiere, de algún modo, hacer viajar a los cadáveres de sus clientes en el tiempo. Pretenden dormirlos en un sueño, en un profundo letargo, uno que pareciera eterno, y conservarlos, como sardinas apretujadas en una lata de conservas, en el interior de cápsulas repletas de nitrógeno líquido. El recipiente se sellaría y se guardaría en los almacenes de Cecryon, en Ribarroja del Tùria (Valencia). Allí es donde está la primera empresa europea que ofrece el utópico negocio de la criogenización.
Se trata de una quimera difícilmente realizable, sin evidencia científica de que algo así se pueda llevar a cabo nunca, pero lo que los dueños de la empresa no esperaban era una reacción política a sus actividades. La Generalitat Valenciana ha abierto dos expedientes a la empresa con el objetivo de “evitar que acabe en un fraude al consumidor”. Lo dice el director general de Comercio, Natxo Costa.
Tanto la Conselleria de Economía como la de Sanidad se coordinaron en los últimos meses para inspeccionar las andanzas de los nuevos gurús de los cadáveres congelados que resucitan en un futuro. La investigación, cuentan a este periódico fuentes de ambas consellerías, partió a raíz del reportaje publicado en EL ESPAÑOL el pasado mes de noviembre. Tras esta historia, y después de que se hicieran eco algunos programas de televisión, desde ambas instituciones decidieron interesarse por el asunto por si era preciso sancionarlo.
Dos expedientes de la Generalitat
Hace varias semanas, contaban a este reportero que ya tenían algunas personas interesadas en sus servicios. Sin embargo, dentro de los edificios de la empresa no hay nada. Ni cápsulas, ni líquidos refrigerantes. Nada.
El edificio conserva las formas exactas del negocio que acogió en vidas anteriores. O sea, las de una funeraria. Con su sala de cristal blindado, su capilla, sus recibidores. Es el resquicio legal que emplean para poder realizar su actividad.
A excepción del tanque de nitrógeno vacío que hace de torre vigía en la parte trasera, no hay rastro de los artefactos necesarios para sus actividades. Son los restos del esqueleto de una funeraria con todas las de la ley.
Desde la empresa dicen que aún no han iniciado su actividad, pero lo cierto es que, como recuerdan a EL ESPAÑOL desde la Conselleria de Consumo, llevan meses promocionando esta actividad que, a día de hoy, es pura ciencia ficción. Lo hacen tanto en sus redes sociales como en la página web. “Ellos se escudan en que son los medios quienes acuden a ellos y hacen informaciones periodísticas, pero es que se promocionan sin duda desde su web”.
En su cuenta de Facebook, llevan meses subiendo distintas imágenes de los avances que va teniendo la empresa, de las conferencias en las que explican el proyecto.
Ahora queda esperar a que la inspección determine en qué irregularidades está incurriendo esta empresa. Un alto cargo de Comercio en la Generalitat asegura que, con el Código Civil en la mano, lo que ofrecen no es viable. “Artículo 1272: “No podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles”.Que viene a ser un poco lo que dice esta gente, aunque han ido variando el mensaje”.
Los integrantes de la empresa
“Esto es una máquina que mantiene la circulación sanguínea de una manera muy rudimentaria”. En el vídeo, Albert Estrada, jefe del servicio médico del centro, hace una demostración con el elemento que ellos dicen que utilizarían para mantener la circulación de la sangre hasta que el cadáver quedase totalmente congelado. “Esto mantiene el masaje cardíaco y la circulación. Con él podemos introducir crioprotectores y el nivel de oxigenación del cerebro”. Se trata de un artilugio habitualmente utilizado en masajes cardíacos.
Jorge Sztein es científico y posee más de 30 años de experiencia en reproducción asistida y crioconservación de animales de laboratorio en distintas clínicas estadounidenses. Se trata de uno de los mayores expertos en la materia. Actualmente es profesor asociado en la universidad de Kumamoto y trabaja en un laboratorio de Barcelona. “Lo que hacen es como de Halloween. De esa forma, jamás podrán distribuir el crioprotector o antifreeze a las extremidades (lo primero que se les congela a los alpinistas)”.
Hace unas semanas, Sztein abundaba en la idea de lo imposible que resulta la teoría que estas gentes proponen: “Hoy en día se puede congelar esperma de cualquier bicho no se puede congelar el esperma de una rata. La idea es dormir la célula viva en una suspensión eterna. Dormirla y luego despertarla. Pero una célula, y viva, no un organismo entero y muerto. Aún así, no es tan sencillo. Cada tipo de célula tiene una curva de congelación totalmente diferente. Si cambia la técnica de un óvulo al esperma, imagínate en todo un cuerpo humano. A día de hoy, despertarlo se trata de algo imposible. Una quimera”.
Quienes forman tan novedosa empresa, que ellos califican de “ambulancia hacia el futuro”, son cuatro singulares individuos cuyos trabajos previos son de lo más útil si uno pretende que le criogenicen y le despierten un siglo después. La experiencia laboral y académica de Estrada, el jefe de avanzadísimo servicio Médico se reduce a: licenciado en Medicina por la Autónoma de Barcelona, facultativo especialista del ICS en el Laboratori Bon Pastor y asesor de Jocs al SEGON, “una agencia de creación, producción y dinamización de proyectos relacionados con el juego”.
Los otros tres socios de la firma que se instalará como un estandarte en Europa de lo que ya se ha hecho en Estados Unidos con, al menos 400 personas, son los siguientes: un tal Rubén Tébar Alarcón cuya experiencia se reduce a administrador de fincas y a trabajador de una compañía de seguros. La tercera persona se llama Uliana Danylo y antes de entrar en la firma era colaboradora de la Cruz Roja.
El líder de la empresa, del que hablábamos al inicio del reportaje, dirigió durante cinco años un centro de informática en Xátiva. Antes fue militar. No tiene formación científica en la materia. En 2010, según los informes públicos del Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME), su empresa se declaró en insolvencia provisional. Tanto él como Estrada se interesaron por la criogenización en la infancia, y desde entonces hasta ahora.
El primer hombre criogenizado
En la película The Sleeper (1973), un greñudo, jovencísimo y siempre titubeante Woody Allen acude a una operación para extirparse las amígdalas y acaba siendo criogenizado por error. Su personaje se despierta 200 años después y cae desubicadísimo en un mundo de robots, un futuro utópico en el que todo se rige a través de una suerte de dictadura. La película es una sátira sobre la literatura y el cine de ciencia ficción, un género en el que precisamente la ciencia no siempre ha estado bien tratada. El cineasta ironiza en muchos fragmentos sobre la estafa de la criogenización:
-No puedo creerlo. Mi médico me dijo que podría levantarme a los cinco días y han pasado 199 años.
- Sé que es difícil de creer pero tómese esta experiencia como un milagro de la ciencia.
-Para mi un milagro de la ciencia es ingresar en un hospital para operarme y que pasen 2000 meses y pico sin cobrarme la factura. Eso sí que es un milagro de la ciencia.
Es una fantasía recurrente en las historias de ciencia ficción. La realidad siempre ha sido algo más prosaica. Aún y todo, Estrada, como jefe médico de la firma, explica a EL ESPAÑOL el proceso de lo que significa para él adormecer al hombre. “La máquina es como un termo gigante. Se llena por unas válvulas con nitrógeno líquido. Es como una cubitera de hielo. Si tu quisieras que tu madre siguiera este proceso, tendrías que venir antes de que fallezca. Nuestro propósito es anticiparnos al momento en que se pueda fallecer. Tras un enfriamiento progresivo de unos cinco días que se prepara en quirófano, el cadáver se mantiene en cápsulas con nitrógeno líquido a una temperatura de 196 grados bajo cero”.
Dice que en esas condiciones el cuerpo "vitrificado" puede conservarse durante años, del mismo modo que otros científicos operan con óvulos o espermatozoides humanos.
Lluis Montoliu es Investigador científico del CSIC y del Centro Nacional de Biotecnología. Es también director del Nodo español del Archivo Europeo de Ratones Mutantes. “La criogenización, que parece una buena idea, no es cierta. Yo siempre digo en mis clases de criopreservación que congelar es muy fácil. Lo difícil es descongelar. Lo que la criopreservación no puede hacer son milagros. Una célula muerta, si la criopreservamos, revitalizamos una célula muerta. Y con un cadáver, pues pasa exactamente lo mismo. Cualquier sistema biológico que no esté vivo, es como coger un filete de ternera y meterlo en el congelador”.
El 12 de febrero de 1967, James Bedford emprendió lo que él interpretó como un viaje astral, una odisea interplanetaria hacia adelante en el tiempo sin salir de una cápsula de nitrógeno. Bedford tenía 73 años y el cáncer se le había propagado como una plaga del riñón a los pulmones, y de allí a distintas partes del cuerpo. Así que decidió que la mejor decisión del mundo iba a ser dormir el sueño eterno y pensar que en un futuro, alguien le despertaría si su cuerpo quedaba criogenizado.
El día en que murió, su cuerpo fue introducido en un gran recipiente de hielo. Conectaron el cadáver a una máquina de respiración artificial. Luego le inyectaron un líquido llamado dimetilsulfóxido, antaño empleado como disolvente. Luego, se le congeló y se le introdujo en un tanque de nitrógeno líquido.
Bedford se convirtió en el primer hombre criogenizado de la historia, y en su ejemplo y otros que vinieron después se basan los postulados que defienden de la empresa valenciana, la primera en Europa en ofertar algo así. Bedford, 52 años después, sigue esperando en su cápsula custodiada por Alcor en Scottsdale, Arizona. La ciencia dice que de ese sueño nunca se despertará.