Los mineros con martillos y ayuda de explosivos: los últimos cuatro metros para llegar a Julen
Descenderán en parejas 50 metros en la jaula fabricada para rescatar al menor con un martillo de aire comprimido y una pequeña hacha para cortar y postear.
23 enero, 2019 14:44Llega el turno de los mineros. Ahora sí comienza la cuenta atrás para el rescate de Julen. La previsión señala que los ocho brigadistas asturianos llegados a Totalán (Málaga) en un avión fletado por el Gobierno tardarán alrededor de 24 horas en sacar al niño de dos años del pozo al que cayó el domingo 13 de enero. Pese al tiempo estimado, nadie sabe con certeza en qué momento exacto llegarán hasta él. Desde ayer, los responsables del rescate ya no dan plazos.
El plan es el siguiente. Durante cinco días se ha estado perforando un orificio vertical paralelo al pozo en el que se encuentra el niño. Esa cavidad se ha rellenado con una inmensa tubería de acero de 60 metros que se ha conseguido mediante la soldadura de diez tubos de seis metros de altura cada uno y un diámetro aproximado de 1,2 metros. Ha sido necesario perforar dos veces el orificio para ganar unos milímetros de holgura y que la tubería no se atascara en su descenso.
Los ocho mineros que han de rescatar a Julen descenderán en pareja dentro de una cápsula creada 'ex profeso' para este fin. Irán de dos en dos porque dentro de esa 'jaula' no cabe ninguna persona más. El suelo del habitáculo quedará colgando a una profundidad de 50 metros. Los diez metros restantes de la cavidad se usarán para tirar los escombros que procedan de la excavación que han de acometer los mineros.
Ahora mismo en la montaña hay dos pozos paralelos. El que alberga a Julen y el abierto para los mineros. Están separados por una distancia de entre 3,5 y cuatro metros. Las autoridades piensan que el menor se encuentra en un tramo taponado con tierra y piedra situado entre las cotas -71 y la -73. El túnel de los mineros se ha abierto a 23 metros por debajo de la boca de la cavidad a la que cayó el niño. Así, con su descenso de 50 metros, los mineros pueden situarse en perpendicular a ese punto exacto donde se piensa que van a dar con el pequeño [hay que recordar que bajo sus pies van a tener 10 metros vacíos como caldera en la que acumular los escombros].
Cuando los mineros se sitúen en paralelo a la misma profundidad que el tramo en el que está Julen, su tarea será perforar en la montaña una galería perpendicular que les conecte con la zona taponada del otro pozo. Llevarán consigo un martillo neumático de aire comprimido y un hacho (una pequeña hacha) para cortar y postear según sus necesidades.
Cuando los trabajos de excavación de esa galería alcancen entre uno y dos metros, los mineros, ayudados desde cielo abierto con poleas, desplazarán la jaula hacia arriba. A medida que avancen en esa cavidad, sostendrán el techo (entibar, en el argot mineto) mediante tacos de madera. Así reducirán el riesgo de que se produzcan hipotéticos derrumbamientos.
Los mineros se irán relevando en pareja cada cierto tiempo. Aunque dependerá de los esfuerzos y el cansancio de cada uno, se prevén turnos de trabajo que van desde la media hora hasta los 90 minutos. Es decir, bajarán en la cápsula, picarán la montaña, subirán, descansarán a cielo abierto y volverán a relevar a otros compañeros. Para que consigan respirar con fluidez, se les dotará de oxígeno mediante un equipo autónomo o a través de una fina tubería que se podría introducir hasta los 50 metros de profundidad de su pozo.
Si durante la apertura de la galería perpendicular al tramo en el que se encuentra Julen se encontrasen con algún punto extremadamente duro y resistente de roca, los mineros solicitarán ayuda a los Tedax de la Guardia Civil, especialistas en explosivos y detonaciones controladas. De recurrir a ellos, sería necesario que al menos un miembro de este grupo descendiera hasta la galería para calibrar el punto y la carga de explosivo exacto que ha de usarse para realizar la microvoladura.
Según explica a EL ESPAÑOL uno de los agentes del Tedax que se han desplazado hasta Totalán, el objetivo pasa por "resquebrajar" la roca y no tirarla abajo ya que el pozo en el que está Julen podría resentirse. "Si se nos requiere, habrá que ir con mucho tacto. No puedo contarte más", le dice al reportero a pie de finca.
Desde el principio, el reto de rescatar a Julen es mayúsculo. Ahora la tarea de los mineros va a resultar crucial. No se sabe cuándo sacarán a ese niño del pozo debido al desconocimiento que se tiene del tramo en el que ha de abrirse la galería. Uno de los brigadistas comentó ayer al diario Sur de Málaga: "Lo mismo se tarda 24 horas; si está duro para la máquina, imagínate para el brazo".
El minero se refería a que la perforación del pozo por el que ellos van a descender tardó 55 horas, cuando la previsión era de 15. Luego hubo que reperforarlo para ganar un pequeño margen de holgura. Ahora, obrar el milagro está en sus manos.