A Felipe VI sólo le queda un amigo de toda la vida: el factor Letizia
La mala sintonía de la Reina con algunas de sus antiguas amistades ha modificado su círculo íntimo.
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Alejandro Magno (356 a.C-323 a.C) tenía una amistad fraternal con su médico personal Filipo de Arcanania, al que conocía desde niño. En cierta ocasión, en la que el monarca había enfermado y requirió la presencia del galeno, fue advertido de que Filipo se había vendido al enemigo y que, muy probablemente, lo envenenaría. De todos modos, quiso que lo visitase y se bebió lo que le preparó el médico. Tras esto, Alejandro Magno dijo: "Prefiero morir a desconfiar de mis amigos". Al menos eso cuenta la leyenda.
Esta anécdota sobre el rey heleno se ha debido repetir cientos de veces a lo largo de la historia de la humanidad. Los monarcas nunca saben si sus círculos de amistades son verdaderos o son simplemente personas que se acercan al brillo de la corona.
Como Alejandro Magno, Felipe VI tenía fe ciega en su grupo de confidentes, algunos amigos desde la infancia. Sin embargo, las amistades de nuestro Rey se han reducido mucho. Tanto que de su círculo de confianza, a los 50 años, sólo le queda una persona, Álvaro Fuster. Nadie más. "La cosa se complicó mucho con la llegada de Letizia, había gente que no le caía bien y al revés. En cualquier caso, desde que Felipe es rey es mucho más serio. Se ha vuelto más reservado, ha ido perdiéndolos uno a uno", revela una persona muy cercana al monarca.
Entre sus amigos estaban Álvaro Fuster, Javier López-Madrid, Pedro López Quesada o Pablo de Grecia, entre otros. Algunos de ellos, como los primeros, compañeros del rey en el Colegio Santa María de los Rosales. Poco a poco todos menos uno han ido abandonando el círculo de confianza y desapareciendo de la vida del monarca.
La llegada de la reina a la Familia Real no supuso un terremoto sólo para los Borbón y Grecia: el círculo de amistades de don Felipe también sufrió sus consecuencias. Aunque no siempre ha sido culpa de ella. El aterrizaje de Letizia en los amigos ‘bien’ del rey no fue todo lo amistoso que tendría que haber sido cuando alguien presenta a su pareja. En el libro La Corte de Felipe VI (La Esfera de los Libros), escrito por los periodistas Daniel Forcada y Alberto Lardiés, aseguraban que varios de ellos le pusieron a la entonces Princesa de Asturias el mote de La Chacha, debido a que la experiodista no provenía de ningún barrio de lujo de Madrid, si no de Moratalaz. La esposa de Felipe VI ha conseguido hacer efectiva su venganza y de ese entorno sólo quedaron dos personas cercanas al Rey: Álvaro Fuster y Javier López Madrid. Y el segundo acabó cayéndose también.
Javier López Madrid, el 'compiyogui'
"Esa relación de amistad ya no existe", afirmaba un portavoz de Zarzuela a la agencia Europa Press en marzo de 2016, refiriéndose a Javier López Madrid, más conocido como el compiyogui de Letizia. Esta fue la primera y única vez que, de forma oficial, la Casa de su Majestad el Rey hacía referencia a una de las personas cercanas en la vida privada de Felipe VI. En este caso no tuvieron más remedio: el yerno de Villar Mir aparecía imputado en varios casos de corrupción vinculados al Partido Popular.
Javier López Madrid, nacido en Madrid en 1964 es el tercer hijo de Germán López y Pérez de Castrillón, fundador de Volvo España como principal importador de la marca sueca y de la cadena de almacenes Simago. Dedicó su vida al mundo de los automóviles y la perdió, precisamente, en un accidente de coche en su finca de Salamanca en agosto de 2001.
Aunque López Madrid era un empresario con proyección, fue su boda con Silvia Villar-Mir, en 1990, la que terminó por darle el espaldarazo definitivo. El matrimonio tiene cuatro hijos.
Además de los reyes y de su entorno, era amigo de Ana Patricia Botín o Rodrigo Rato (que terminó implicándole en el caso de las ‘Tarjetas Black’), además de algunas de las grandes fortunas latinoamericanas, como el venezolano Lorenzo Mendoza. Fue precisamente en la masión que este millonario tiene en el Caribe donde los príncipes celebraron su ‘despedida de soltero’ en 2004. La noticia terminó saltando a los medios cuando, de vuelta a España, registraron el equipaje de don Felipe y Letizia en su escala en Miami.
La relación de López Madrid con la Reina no fue siempre idílica. Cuando Letizia aterrizó en la vida de Felipe, el trato con su círculo íntimo empezó siendo muy frío. "Al principio no la podían ni ver. Son bastante clasistas. ¿Casarse con la nieta de un taxista? Ella tampoco los soportaba", asegura una persona muy cercana a la reina. Sin embargo, con el tiempo, el empresario López Madrid y la mujer de Felipe empezaron a darse cuenta de que tenían algo en común muy fuerte: la obsesión por tener un cuerpo perfecto. "López-Madrid sabe empatizar con las obsesiones de la gente. A Letizia le dio cancha con el yoga y la comida sana. Iban juntos a clase de yoga en la casa que el empresario tiene en la urbanización de Puerta de Hierro y a comprar comida juntos a Ecocentro, una tienda de venta de alimentos ecológicos", revela una fuente a EL ESPAÑOL.
Pero esta relación terminó para siempre tras hacerse públicos los famosos mensajes en los que la reina le llamaba compiyogui. Sin embargo, todavía colea, ya que se han propagado rumores que aseguran que el Comisario Villarejo podría haber amenazado a Zarzuela con otras conversaciones entre Letizia y su excompañero de yoga de contenido económico.
Pedro López Quesada, el confidente
El caso de López Quesada fue distinto. El empresario no era amigo de la infancia de don Felipe, pero sí llegó a ser uno de sus mejores confidentes. El banquero, responsable del City Bank en España, está casado con Cristina de Borbón dos Sicilias, hijo del fallecido duque de Calabria, Carlos de Borbón-Dos Sicilias.
Para el rey y las infantas Elena y Cristina, los Calabria han sido una segunda familia. El duque de Calabria, primo de don Juan Carlos, compartió con él de niño internado en Las Jarillas y fue casi un hermano, tanto que le hizo infanta de España. Por eso sus cinco hijos, Pedro, actual duque, y sus cuatro hijas, Cristina (la esposa de López Quesada); María Paloma, Inés y Victoria, princesas de las Dos Sicilias, se criaron con el entonces Príncipe y las Infantas.
Cuando Iñaki Urdangarín entró a formar parte de la Familia Real hizo buenas migas con López Quesada. Algo que demuestran correos donde Urdangarín le apodaba cabroncete y él al ex duque de Palma pichoncete. Ambos formaban un trío inseparable con el Príncipe Felipe, antes de casarse con Letizia, tanto que le organizaron su despedida de soltero.
Pero entonces estalló el Caso Nóos y la relación entre la infanta Cristina y la reina actual fue de mal en peor. Los López Quesada Borbón Dos Sicilias intentaron ayudar a los ex duques de Palma. Para ella, la hija del duque de Calabria, la hija menor de los reyes eméritos, ella es como su hermana. Letizia decidió que había que terminar con esa relación y los Reyes pusieron punto y final a cualquier contacto con Pedro López Quesada y su esposa. Adiós a las veladas en restaurantes del centro de Madrid, fin a los cumpleaños de ambas hijas... El rey tuvo que elegir.
Pablo de Grecia, el primo griego
El hijo mayor de Constantino de Grecia era uno de los amigos más íntimos de Felipe VI. Pablo de Grecia acompañó al monarca durante la estancia del entonces heredero español en la universidad de Georgetown (Washington), y aunque aprobó por los pelos el máster en Relaciones Internacionales que ambos cursaron, el heredero griego hizo bingo al conocer en una fiesta a la rica heredera Marie Chantal Miller, quien junto a sus hermanas Pia y Alexandra eran las bellezas por casar más cotizadas de Estados Unidos. A los Miller se les hizo la boca agua emparentar con la realeza europea, aunque tuvieron que financiar a su hija para que pudieran vivir una vida de lujos que Pablo de Grecia, con una imprecisa ocupación en una empresa de inversiones, no podía asegurar.
Pero fue esta mujer, Marie Chantal Miller, y la elección de don Felipe a la hora de casarse la que separó a ambos primos. Letizia nunca ha conseguido que la rama griega de su marido la acepte. Una vez más la consideraban una intrusa dentro de esa burbuja de sangre azul, y Pablo y Marie Chantal no iban a ser menos. Nunca la han tragado. Todo quedó demostrado cuando el heredero heleno celebró su 50 cumpleaños con una gran fiesta en Londres y el rey Felipe fue solo, sin la compañía de su mujer.
Pero la cruz definitiva a esta pareja se la puso Letizia tras la crisis en Palma de Mallorca con su suegra, la reina Sofía. Marie Chantal Miller fue la única persona cercana a la Familia Real que comentó públicamente la escena de la Catedral publicando un tuit en su cuenta: "Esto es muy desagradable", decía en el tuit. "Esto me hace sentir muy enfadado. ¡Ninguna abuela se merece este tipo de trato, la reina Letizia ha mostrado su verdadera cara!".
Desde entonces, los dos primos, al parecer, no han vuelto a hablar. La amistad entre Pablo de Grecia y Felipe VI despareció tras un tuit de menos de 280 caracteres.
Álvaro Fuster, el amigo leal
Es el único superviviente del círculo. Felipe VI fue testigo de su boda con Beatriz Mira en marzo de 2012. Es la prueba de la íntima relación que desde hace décadas mantienen. Cómplice en momentos importantes de Felipe, su amistad ha sobrevivido a situaciones críticas, como la filtración de las fotografías del entonces heredero con Eva Sannun en la India.
Tras estudiar juntos en Los Rosales, Fuster mantuvo la amistad con el entonces Príncipe de Asturias. La leyenda asegura que era quien le facilitaba el acercamiento a las chicas dada la timidez del rey. Los amigos mantuvieron la tradición de hacer un viaje grande al año. Han sido muchas las escapadas que han compartido con su esposa, desde que el ex soltero de oro sentara la cabeza con Beatriz Mira, conocida por sus 10 años de noviazgo previo con el cantante Carlos Baute.
Padres de tres hijos, Álvaro jamás ha usado su amistad con el rey para nada. "Es discreto y sencillo. Nunca se ha aprovechado de ser su amigo. Felipe confía plenamente en él. De hecho, es el único amigo que le queda. Tiene compañeros de su etapa de la academia de Zaragoza con los que se llevan bien, pero las mujeres de estos no sintonizan, así que las reuniones últimamente eran muy tensas. Sin embargo, con Álvaro y Bea parece que Letizia se siente cómoda y feliz con ellos", dice un conocido de la situación.
La Reina, suma y sigue
Mientras que el rey cierra su círculo de amistades, la reina amplía el suyo. Letizia sigue sumando personas a su corte personal. A sus amigas de siempre, Cristina Palacios, Mar Peiteado, Inma Aguilar o Sonsoles Ónega, se han unido personas que han ido entrando en su vida. Entre ellas, y la más recientes, es la estilista de moda, Eva Fernández. La ex empleada de Cosmopolitan entraba a trabajar a la Secretaría de la reina en 2015 como la persona que se relaciona con las marcas de moda. La esposa de Felipe VI y la estilista tuvieron buena sintonía desde el principio, ya que ambas comparten su pasión por la alimentación sana y el deporte. Las dos amigas comparten mañana de compras y confidencias por las calles de Madrid, como ha publicado en varias ocasiones varias revistas del corazón.
Otra de las personas que han entrado en el círculo más íntimo de la reina ha sido el director de cine Rodrigo Cortés. La reina y el cineasta se conocieron en 2015 en los Premios Princesa de Asturias y desde entonces han estrechado lazos hasta el punto de que la esposa de Felipe VI ha llegado a viajar, en varias ocasiones, a donde Rodrigo rodaba sus películas para visitarle en el set al mínimo. Para él, Letizia es un gran apoyo.
Así, mientras que el Rey ha reducido al mínimo sus amistades, unas veces por obligación, otras por presión de su mujer, al mínimo, Letizia sigue incorporando gente nueva a su lista de confidentes, personas a las que resulta casi imposible sacarles ni una sola palabra sobre su amiga ’royal’.