EL ESPAÑOL habla con Antonio Sánchez, el empresario que realizó la perforación. Apuntado como uno de los posibles responsables, se defendía: "siempre sello mis trabajos por seguridad. Si alguien no hubiese quitado la piedra después, el niño no hubiera caído dentro", argumentó. Horas más tarde, se decubriría que el pozo no tenía licencia de obra.