“Todo el dispositivo [para rescatar a Julen] ha estado basado en la tesis de que el niño se encontraba en el pozo y en la cota que finalmente estaba. Todo el diseño que se ha realizado iba encaminado a llegar lo antes posible a Julen, en la cota en la que se ha encontrado”. Con estas palabras, el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, confirma que el cuerpo del pequeño de dos años llevaba días localizado por los rescatadores -tal y como avanzó EL ESPAÑOL el 16 de enero, tres días después de que el niño cayese en el pozo- y que a partir de ese momento las opciones de rescate iban dirigidas a un punto concreto: el tapón del pozo a unos 71-73 metros de profundidad.
Sin embargo, esto que este sábado viene a confirmar Gómez de Celis fue desmentido por él mismo minutos después de que este periódico -tras confiar en una fuente de máxima solvencia- publicase que Julen estaba debajo del tapón de arena que se había formado tras su caída. [Localizan a Julen en el tapón de arena del pozo a 73 metros de profundidad, fue el titular].
A saber, por no crear expectativas, por seguir las labores de rescate con la mayor prudencia o por no ahondar en el sufrimiento de la familia de Julen, la Delegación del Gobierno decidió desmentir una información veraz y con -sin duda- enorme valor informativo para el caso.
La secuencia que llevó a EL ESPAÑOL a publicar la información es la siguiente:
Miércoles 16 de enero. Los rescatadores, después de tres días desde que comenzasen sus tareas, trabajan sobre una sola hipótesis: Julen está en el pozo y hay que sacarlo cuanto antes. Para ello, la cúpula del dispositivo trabaja sobre tres escenarios distintos. El primero, seguir sacando arena del tapón del pozo donde cayó el niño para tratar de dar con él. El segundo, abrir una galería horizontal a cielo abierto que lleve al foso donde cayó el pequeño. Y el tercero, cavar un pozo paralelo al que se cree que está el niño de dos años.
Es entonces cuando una fuente muy próxima al rescate explica que los encargados de sacar arena del tapón del pozo por donde cayó han pausado sus labores porque han podido dar con lo que sería el cuerpo de Julen. Todo ello, horas después de que el delegado del Gobierno informase -en una entrevista a la Cadena Ser y no a través de una comparecencia con el resto de medios- que las pruebas de ADN confirmaban que el pelo hallado en los primeros metros del pozo era de Julen-.
A falta de esa confirmación oficial, EL ESPAÑOL decide publicar la información con la que se contaba en aquel preciso instante debido a la credibilidad que se le otorga a esa fuente conocedora del caso. Una vez lanzada la información, como hemos explicado anteriormente, la Delegación del Gobierno se pone en contacto con este y otros medios para desmentir la localización del cuerpo del niño. Si bien es cierto que en ningún caso emite ningún comunicado, como se suele hacer en este tipo de casos.
La noticia -debido a su indudable interés informativo- corrió como la pólvora por las redes sociales. Pero también las duras críticas -por parte de lectores y otros medios de comunicación- contra este medio por su publicación. Es en este punto en el que este periódico decide matizar la información: Localizan tejido de Julen en el tapón de arena del pozo donde cayó.
Pese a ese desmentido, lo cierto es que desde el miércoles pasado los tres escenarios del rescate que estaban abiertos se reducen a sólo uno: el pozo paralelo. Se descarta seguir cavando el pozo por el que cayó cuando se ha llegado aproximadamente a la cota -71 -lugar donde ha sido hallado el cadáver de Julen- porque, supuestamente, la arena es muy dura. Y se descarta también la galería horizontal por la inestabilidad del terreno.
Así, las labores de rescate se centran, tal y como ha argumentado este sábado el delegado del gobierno, en un dispositivo basado en la tesis de que el niño estaba en una cota concreta. El resto, como se ha relatado en directo, ya es conocido: una perforadora -con numerosas complicaciones debido a la dureza de la montaña- realizó un túnel hasta esa cota concreta para después dejar a los mineros realizar un túnel paralelo -de unos cuatro metros- que conectase con el lugar exacto del pozo en el que se creía que estaba Julen. Para finalmente asistir al trágico desenlace: Julen estaba debajo del tapón de arena.