"Es una tendencia que se está generalizando. Algunos se han intervenido en los últimos meses pero como extravagancias fruto del lujo. Pero estamos notando que ellos ya los tienen como una herramienta de trabajo". La especialización de los narcotraficantes en el Estrecho de Gibraltar está provocando, cada vez más, que los métodos que emplean para que los alijos de droga lleguen a buen puerto resulten cada vez más sofisticados. Una de esas nuevas herramientas de trabajo, como aseguran fuentes cercanas a la investigación a EL ESPAÑOL, son los drones, que están siendo utilizados, en algunos casos, como método de contravigilancia a las operaciones de la Policía Nacional.
La noticia se conoció esta mañana. Los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la comisaría de La Línea de la Concepción ha desarticulado una organización criminal dedicada a introducir importantes cantidades de hachís a través de narcolanchas en la Línea. Hay 12 detenidos, 10 hombres y dos mujeres. La brigada les imputa los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y otros delitos relacionados con el narcotráfico.
La novedad en la forma de operar de esta organización se centra en el aparato que fue hallado en uno de los cuatro registros realizados en los últimos tiempos en La Línea. Allí encontraron un dron, modelo Phantom 4, de tecnología punta. También se incautaron de un radar, un maletín inhibidor de frecuencias y numerosos equipos de transmisión, por no hablar de los vehículos de lujo o de los 12.000 euros en efectivo.
¿Para qué emplear un dron durante una operación de descarga? Principalmente, para vigilar al vigilante. Para controlar a quien trata de controlarles. Simplemente, por tratar de optimizar el rendimiento de sus "negocios". "Para tratar de que los alijos sean lo más efectivos posible", aseguran fuentes policiales en la zona.
Para ello, las organizaciones contratan los servicios de personal cualificado en la materia. Algunos de los arrestados estaban altamente cualificados en el uso de vehículos aéreos no tripulados que eran empleados para el desembarco del hachís. Uno de los detenidos, por ejemplo, había realizado distintos cursillos que son necesarios para tener los permisos con los que pilotar este tipo de aparatos.
Del narcoradar al dron
La investigación comenzó en abril de 2018. Los principales miembros de la organización mantenían reuniones con ciudadanos marroquíes. Alí materializaban la compraventa del hachís para luego transportarlo a España. A la hora de localizar los alijos en las playas de La Línea, los agentes se percataron de los ingentes medios técnicos que poseía el grupo para realizar sus actividades. Esto lo complicaba todo.
En los movimientos de esta organización los agentes observaron una tendencia que en los últimos tiempos se está convirtiendo en tendencia en la zona. El traslado, debido a la presión policial en la zona, de las descargas hacia el Mediterráneo: "A través de esta investigación se ha tenido constancia de que, en lugar de desembarcar en el barrio de la Atunara o en San Bernardo, ahora su actividad se está trasladando a la Costa del Sol, incluso hasta el Levante", explican fuentes policiales. De este modo, al seguir sus actividades, lograron detenerles cuando intentaban introducir por la costa de Almería 600 kilos de hachís.
Los drones son la última reacción del narco ante la labor policial en la zona. En esta organización se observó que uno de los detenidos aprovechaba sus conocimientos en el manejo de estos aparatos para inspeccionar en todo momento de la operación los movimientos de la policía en los alrededores de la zona de descarga. De algún modo, era como si ellos contasen también con su propio helicóptero de vigilancia. Y así, de ese modo, podían cambiar el rumbo de las narcolanchas en medio del mar hasta escoger la playa idónea en la que alijar la droga.
Esta noticia llega ocho días después de que los protagonistas fuesen los narcoradares. El pasado día 21, la Policía logró desmantelar un sistema de radares que un grupo de narcos tenía orquestado en dos viviendas de La Línea de la Concepción. Este sistema, también de contravigilancia, permitía a los narcos conocer la localización de las patrulleras, de los helicópteros y de los agentes.