Rosa María Concepción Hernández, 60 años de edad, y Gonzalo S. C., 58, llevaban, por lo menos, cinco años juntos como pareja antes de que él la asesinara. Compartían vivienda en el número 2 de la calle Simbad, en Santa Cruz de Tenerife. También compartían sangre: eran tía y sobrino.
Este fin de semana, Gonzalo acabó con la vida de su tía y después trató de suicidarse. En los últimos años, las palizas habían ido a mayores. Rosa María era una mujer a la que había maltratado en repetidas ocasiones, según las denuncias previas que constan contra él.
Decidieron instalarse en Tenerife cuando se mudaron de su anterior vivienda, también en Canarias, pero en otra isla. Llegaron de San Andrés y Sauces, localidad situada en el noreste del archipiélago de La Palma. Allí serían menos conocidos y, a priori, apenas destacarían en el barrio. Nadie conocería su parentesco, no extrañaría su relación Él, sin embargo, pronto se dejó notar por el vecindario: "Siempre se le veía borracho, colocado y solo, jugando a las máquinas tragaperras del bar". Lo explica uno de los vecinos de esa misma calle a EL ESPAÑOL.
El piso de Rosa María y Gonzalo estaba ubicado en el barrio de Ofra, una antigua zona industrial al norte de la urbe tinerfeña. Días después de los hechos, los vecinos denuncian el trato al que el sobrino sometía a su tía y pareja. Dicen que la zarandeaba por la calle. Que la gritaba. Que la cogía y la besaba en la boca.
Incluso hay quien, en los últimos meses, la había visto deambulando por las calles de la zona llena de moratones en la cara. Heridas y golpes, todos ellos provocados por su sobrino. Por su pareja.
Denuncias previas
Los malos tratos y las palizas comenzaron años atrás. Cuando ambos tenían su residencia en la isla de La Palma. La primera vez que le denunció después de que la golpease con violencia fue en el año 2014.
En aquel momento, a Gonzalo le impusieron una orden de alejamiento, y el caso fue gestionado como un delito de violencia doméstica. Rosa no contó la relación que existía entre ambos.
Aquella no fue la última vez. La segunda denuncia llegó el año pasado. En julio de 2018, Rosa acudió al Hospital de La Palma. Allí recibió asistencia y se identificaron graves lesiones en ella. Se debían a una nueva paliza de Gonzalo. En aquel momento sí que se atrevió a contarlo: dijo que las heridas se las había infligido su pareja.
Posteriormente, Rosa acudió a la Guardia Civil. Allí le pidieron que identificara al agresor para formalizar una denuncia. En ese momento la mujer no quiso denunciarlo.
Fue la delegada del Gobierno en Canarias, Elena Máñez, quien desveló el lunes la relación entre ambos. Máñez no dejó lugar a dudas: se trata del primer asesinato por la violencia machista en 2019 en las Islas Canarias.
Intento de suicidio
Sucedió el domingo al mediodía. Una llamada entró en el teléfono de un familiar de Rosa María. Era el propio Gonzalo, quien avisaba que acababa de matar a su tía y pareja. También adelantaba que tenía la intención de suicidarse.
El familiar advirtió con rapidez a los servicios de emergencia. Llegaron rápido, entraron en la casa y le hallaron inconsciente, tirado en el suelo. Había engulllido una ingente cantidad de barbitúricos en el intento de acabar con su propia vida.
Los servicios de emergencia siguieron registrando la casa, y encontraron a la mujer de 60 años, ya muerta. Yacía en la cama, tapada con una manta en la cabeza. Había restos de sangre en las paredes y en el suelo del piso, situado en un tercero.
La mujer asesinada presentaba golpes en los brazos y en la cara. Fueron los vecinos los que escucharon la enésima discusión entre ambos en el interior de la casa. El enésimo e insoportable asesinato de un hombre a su pareja.
Rosa María Concepción Hernández, 60 años, es la sexta mujer asesinada por un hombre en 2019. En España, en 2019, también han sido asesinadas Rosa Romero Rueda, 69 años; Rebeca Santamalia, de 47 años; Romina Celeste, de 28 años; Leonor Múñoz González, de 47 años; Rebeca Alexandra Cadete, de 26 años. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 47 mujeres asesinadas en 2018 y 53 mujeres en 2017.