La misa está rara en Báguena, Teruel. La torre mudéjar sigue sostenida sobre la iglesia de la Asunción de Nuestra señora y los santos, todos en su sitio. Lo raruno está en que la homilía ahora la pronuncia un párroco nuevo que se llama Juan Salvador Díaz. El anterior, Luis Fernando Nieto Vilora, está en la cárcel.
Nieto Vilora ingresó la semana pasada en el centro penitenciario de Teruel por conducir borracho y sin carné. La noticia, sin embargo, se conoció esta semana cuando no acudió a la cita que tenía con sus feligreses. El desencadenante fue un accidente en el que se salió de la carretera, se empotró con el quitamiedos. Él se lo achacó a unas placas de hielo en la carretera pero cuando llegaron las autoridades le hicieron el control de alcoholemia.
No sólo dio positivo en alcohol por lo penal, por encima de 0,60 miligramos por litro, sino que además iba sin carné porque ya se lo habían retirado por lo mismo. Era la cuarta vez que le pillaban y por eso la magistrada Irene Sofía Carrau le echó seis meses y 20 días de condena, por reincidente.
La noticia ha sorprendido no sólo en Báguena sino en las otras 10 localidades de la comarca de Jiloca donde Nieto Vilora pronunciaba sus misas. Era, y sigue siendo, un párroco querido. De hecho, desde que se conoció la noticia, nadie ha renegado de él ni en la comunidad eclesiástica sino que han salido adelante para decir que cuando salga de la cárcel le van a ayudar en lo que puedan.
Nieto Vilora, colombiano de 29 años, es admirado por sus feligreses por su forma de transmitir la fe. Tenía una suerte de aura celestial. Habla en voz baja, tranquilo, como si su sonido se fuera a desvanecer mientras despacha temas trascendentales. Pero guarda cosas en la trastienda y es humano después de todo y cayó en lo profano.
El cura llegó a España de su Colombia natal progresando en su carrera como sacerdote. En 2008, con 18 años, se inició en el seminario Cristo Sacerdote de Yarumal en el país latinoamericano. Ahí tienen una especie de Erasmus eclesiástico con la diócesis de Teruel y Albarracín y acabó en el Seminario Metropolitano de San Valero y San Braulio de Zaragoza. Ahí fue donde le nombraron sacerdote y empezó a predicar en la despoblada región de Teruel.
Durante su tiempo como seminarista en Zaragoza disfrutó de cierta popularidad. Muestra de ello es que llegó a aparecer en varias entrevistas en las que explicaba su relación con la fe, siempre en tono trascendental. “Dios llama a la puerta y seduce. Es lo que Santa Teresa de los Andes llamaba la locura del amor de Dios”, relataba en uno de los diálogos.
“En un momento de mi vida el Señor se hizo presente y me hizo descubrir lo feliz que se puede ser cuando uno se entrega por los que te rodean. Ahora bien, creo que debo responder a una llamada que me hace el Señor a servir a los demás desde esta vocación”, aseguraba. A los jóvenes de Zaragoza les instaba a tener una experiencia en el seminario: “Nada se pierde, ven y conócenos porque las locuras que se nos ocurran hacer por amor de Dios siempre se quedarán cortas ante la sublime locura de la cruz de Cristo”. añadía.
Siempre hablaba de locura. También lo hizo el día de su ordenación como diácono, cuando pasaba a ser sacerdote y lo entrevistó la cadena COPE. “Hay que dejar que el Espíritu Santo sople, como decía el papa Benedicto, toda locura por Dios es sublime”, decía. Ese mismo día tenía palabras de agradecimiento para su madre, que había cruzado el charco para ir a verle. “Mi madre ha hecho un esfuerzo muy grande por cruzar el Atlántico. Desde el corazón y desde el sentimiento se lo agradezco”, aseguraba.
En el módulo de presos preventivos, más tranquilo
A pesar de su entrega y devoción, Luis Fernando Nieto Vilora no podía huir de sus fantasmas. Detrás de esa faceta inmaculada escondía una adicción, como el que de tanto guardar explota por dentro. Cinco delitos en ocho meses siempre relacionados con su único trapo sucio: beber y conducir.
Antes de la última, por la que ha ingresado en prisión, el párroco había sido sancionado con multas y trabajos a la comunidad que cumplió siempre sin problema. Pero ya eran demasiadas y la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción único de Teruel decretó su ingreso en prisión.
Tenía que entregarse el día 11 de febrero pero no apareció. Por eso, la Guardia Civil tuvo que montar un dispositivo para su detención y se personaron en la residencia de mayores Hermanos de la Cruz Blanca de la localidad de Burbáguena. Después de eso, tuvieron que llevarlo al Hospital Obispo Polanco por su estado alterado, algo que no concuerda con la imagen de hombre de paz que mostraba en público, y su ingreso se retrasó al día 12.
“Se retrasó unas horas pero, que yo sepa, en ningún momento tenía intención de evadir esa responsabilidad”, asegura su abogado, Clemente Peribáñez, en contacto con EL ESPAÑOL. “No se fue a ningún sitio, fue un retraso, siguió en la misma población donde impartía el oficio”, añade.
“Nieto Vilora se mostró arrepentido y está conforme con la sentencia”, comenta. “No iba conduciendo temerariamente y todo esto llama la atención por su profesión. Pero el que ejerce el sacerdocio es una persona, no un objeto”, concluye.
Una fuente interna del centro penitenciario de Teruel ha asegurado a EL ESPAÑOL que Nieto Vilora es por el momento un preso más. “Todavía no ha dado tiempo a nada”, asegura, en referencia a la paradoja que puede generar que un cura esté en la cárcel.
El párroco se encuentra ahora mismo en el módulo de la prisión reservado para presos que han ingresado de manera preventiva. A pesar de estar condenado, dada la escasez de módulos que hay en el centro y también debido a la poca peligrosidad que reviste el sacerdote, se ha optado por esta opción para que no le pase nada. También ha influido en la decisión el hecho de que tiene una condena bastante corta. De hecho, si no fuera reincidente no habría entrado en la prisión.
“No vamos a dejar a nadie en la cuneta”
A pesar de que la detención de Nieto Vilora se produjo a principios de la semana pasada, no fue hasta que el obispo de Teruel, Antonio Gómez Cantero, salió al paso que se conoció la noticia que ha tenido alcance nacional. Cantero mandó una misiva a todas las parroquias donde el sacerdote ejercía y de ahí saltó a los medios.
“Agradecemos todo el apoyo que hemos tenido ante este acontecimiento, que es triste para nosotros y evidentemente para él”, aseguró el obispo de Teruel en un vídeo que emitió la diócesis para dar explicaciones. “Desde el primer momento hemos sido transparentes, lo que nos queda es rezar y poner solución al problema”, añadía.
“Nosotros tenemos conocimiento de la conducta y los delitos de esta persona cuando la detienen”, asegura a EL ESPAÑOL un portavoz de la diócesis. “Al ser mayor de edad, ni la Guardia Civil ni la Justicia ha informado a la institución”, añade, demostrando así que Nieto Vilora ocultó su adicción, aunque confirma que había rumores al respecto.
Fue en ese momento de la detención cuando se reunió el consejo episcopal y optaron por la peor opción para Luis Fernando Nieto: perdió su nombramiento como sacerdote y nombraron a Juan Salvador Díaz como su sustituto. Sin embargo, a pesar de la dureza que debe suponer un final así para alguien que ha venido de Colombia a predicar, desde la diócesis no le quieren abandonar.
“Esta persona, cuando salga, ya no tendrá un nombramiento ni un cargo y se estudiará para ayudarle a rehabilitarse y que se restablezca como persona. Habrá que estudiar si eventualmente puede volver a ejercer su ministerio”, asegura la fuente de la diócesis. “La Iglesia está con todo el mundo y no va a dejar a nadie en la cuneta”, añade.