Santiago Carrasco.

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Reportajes

Santiago: de llamar “maricones” a una pareja de gais en First Dates a coordinador de Vox

“A mí la pluma es que no me va nada. Me llevaron a un sitio (…) No esperaba que hubiera tanto gay suelto”, reconoció el coordinador de la formación.

6 marzo, 2019 03:00

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Santiago Contreras, en 2017, con una camisa azul y unos pantalones blancos, se sentó frente a Lorena en First Dates. No se cortó. Sonriente, dicharachero y espontáneo, encadenó comentarios sobre lo que se le pasaba por la cabeza. Habló de “maricón” al ver pasar a una pareja de homosexuales. Fue tildado, con razón, de homófobo. Años después, es coordinador de Vox en Gavà (Barcelona). “Me embarqué en el proyecto porque vinieron a conocerme. Se presentaron y me afilié porque sí”, explica en un vídeo hecho público en redes sociales. Ha sido su segundo momento de gloria. 

En First Dates, en su primera ‘gran’ aparición, no engañó a nadie. El ‘otro’ Santiago (este de apellido Contreras) empezó el programa con una declaración de intenciones: “Prohíben muchas fiestas en España. Ahora quieren prohibir los toros, pero el orgullo gay lo dejan ahí”, rezaba su presentación. Después, el recital homófobo junto a Lorena, su pareja elegida para la cita, pero también en solitario, frente a la cámara, con un corazón de fondo en el que aparece su edad y su descripción: “Inhiesto y compuesto”. Casi nada. 

“A mí la pluma es que no me va nada. Me llevaron a un sitio (…) no esperaba que hubiera tanto gay suelto. A partir de ahí, me sofoqué”, comenta, sonriente, sin matices, en solitario. Con Lorena, lo hace de otro modo, algo más sutil, aunque sin refinamientos de ningún tipo. Primero, ve pasar a una pareja de homosexuales. “Maricón”, lo señala. Sonríe. Y Lorena se lo reprocha. Le pide “respeto”. “No me gusta”, incide. Pero a él le da igual. “Yo respeto. Pero las cosas que tengo que decir, las digo”. “Y punto”, le falta añadir. 

Ese fue su estreno como personaje público, en 2017, con el pelo corto, arremangado, un botón de la camisa sin abrochar y sin cortarse un mínimo. No le importó que, al otro lado, pudiese tener a la mujer de su vida. O, al menos, a una joven dispuesta a conocerlo. Da igual. Sus comentarios homófobos fueron acompañados de otros menos acertados. España –reflexionó– es para los españoles –esto lo podría haber firmado el propio Mariano Rajoy–. Y él, expuso, no es racista, sino “ordenado”. Ahora, a las cámaras se dirige por otros motivos. Es coordinador de Vox en Gavà (Barcelona), aunque en la formación dicen "no poder confirmar ningún cargo". Se afilió al partido convencido por los argumentos de la formación de su tocayo Santiago Abascal. 

Realmente, sus razones se han hecho públicas a través de Twitter. En sendos vídeos, se le puede ver con la bandera de España en una mano y con la otra levantada, delante de la Policía, pero también frente a un acto organizado por otras formaciones políticas. En ambas ocasiones, desafiante. Nada que no anunciara a través de sus cuentas en las redes sociales durante años. “Vergonzoso ser español y que no aceptes serlo. En Gavà nos sentimos muy orgullosos”, escribía hace años, contra los independentistas. 

Como coordinador de Vox, está, reconoce en un vídeo, “contento”. Celebra que la afiliación al partido haya crecido hasta llegar a “40”. O que no haga “falta ir llamando a las puertas por ahí”. Está comprometido. De hecho, participa asiduamente en los actos de la formación. El pasado 20 de febrero, por ejemplo, apoyando la España rural con su visita a los presidentes de la agropecuarias locales Josep Panyella e Isidro Margarit. “In situ”, para conocer “sus problemáticas”.

 

¿Le costará alguna negativa su pasado hecho público a través de Twitter? Está por ver. Ya lo dijo él: si tenía (tiene) que decir algo, lo dice. Y ya está. Desde su partido, de momento, no han tomado medidas. Para la posteridad, sin embargo, quedará el titular que dejó la noticia de su participación en First Dates: ‘Lorena le pega un corte a Santi por insultar a dos homosexuales que también tenían una cita’. El resto se resolverá (o no) en las urnas. Depende de si finalmente es candidato.