Ya casi nadie le llama Lolo. Es simplemente Manuel o, como mucho, Manolo, que a todos les hace cierta gracia porque se llama igual que el cantante. Manuel García lleva ahora una vida tranquila a caballo entre Madrid, donde vive con su madre, y Chozas de Canales, en Toledo, donde tiene una finca familiar a la que va los veranos. Se dedica a trabajar en apaños de albañilería y mecánica y así pasa sus días, alejado de un oscuro pasado que esta semana le ha vuelto a visitar.

Lolo participó en 1985 en el asesinato de su tocayo  y amigo Manuel López, alias El panadero. Vecinos de Leganés, lo mató el 8 de septiembre de ese año junto a otro amigo, Juan Carlos Torres, y con la complicidad de Pilar Baeza, que era su novia y ahora es la candidata a la alcaldía de Podemos por Ávila. EL ESPAÑOL publicó el pasado fin de semana en exclusiva que Baeza le entregó el arma homicida con el que se cometió el asesinato y que le ayudó a planearlo minuciosamente después de que El panadero supuestamente la violara. El cadáver estuvo en un pozo tres meses de Villanueva de Perales (Madrid) hasta que se entregaron. 

Este diario ha logrado ponerse en contacto con Lolo. Han pasado más de 30 años desde el asesinato pero todavía lo tiene pululando por la cabeza, especialmente después de ver a su exnovia Baeza en la televisión, sacando pecho y negándose a dimitir a pesar de lo que se ha revelado. Ha contado su versión, ha valorado a Pilar, ha dicho que lleva tiempo queriendo pedir perdón a la familia del asesinado y ha recordado una época en la que los referentes culturales eran El Vaquilla y El Torete, a los que se parecían bastante.

“Pilar no tenía la necesidad de hacer lo que ha hecho”, comenta Lolo en referencia a la candidatura de ella a la alcaldía de Ávila. “Yo entiendo que legalmente sí, tiene todo su derecho, pero moralmente no tiene ninguna lógica”, dice. “Yo me enteré de que se presentaba por Podemos en vuestro periódico y no lo entiendo”. 

Lolo habla como queriendo no hacerlo. Le ha sentado mal todo lo que ha pasado, con Pilar y la familia del asesinado en televisión y dice cosas mientras se guarda otras en la manga. “Pilar se ha portado fatal conmigo. Especialmente después de que yo haya asumido culpas de ella”, asegura. 

Pilar y Lolo se conocieron a finales de los años 70 o a principios del los 80, las fechas en general ya se le difuminan porque ha pasado mucho tiempo. Los dos hacían trial, se iban por Leganés con las motos a dar vueltas. De hecho, ella siempre ha sido muy motera y lo sigue siendo. Ahí empezó su romance, aunque a la madre de Pilar, María, Lolo no le gustaba para su hija. “Con la madre me llevaba mal porque eran muy adinerados y querían a alguien de su estatus para Pili”, dice. Pero el idilio estilo La dama y el vagabundo acabó marcando el resto de la vida de muchos y acabando con la de Manuel López. 

Pilar Baeza y su novio, junto al pozo al que tiraron a la víctima Manuel López. Interviú

En verano de 1985, El panadero presuntamente violó a Baeza. Ella, sin embargo, no puso denuncia. Según ha reconocido ahora Baeza en rueda de prensa, esto se debió a que era muy joven y “era la época que era”. En cambio, la venganza se fue cocinando en el entorno y planearon el asesinato de Manuel López de manera minuciosa. El 8 de septiembre de ese mismo año, Lolo fue a buscar a Manuel López junto a Juan Carlos, lo llevaron a un descampado y le pegaron cuatro tiros. Baeza les facilitó el arma con el que hacerlo y les ayudó a planearlo, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario.

Es por eso que a los tres les cayeron 30 años de prisión por homicidio y tenencia ilícita de armas. Pero Pilar no cumplió la condena completa, a los siete años ya estaba montando su gimnasio Giocare en Ávila donde vive ahora e intenta realizar sus numerosas inquietudes políticas. Pero para Lolo la historia no fue igual. Él sí pasó 18 años en prisión, las tres cuartas partes de la condena. 

-¿Y le diría algo a Pilar Baeza, si pudiera?

-Yo a ella no tengo nada que decirle.

-¿Por?

-Porque lo tengo todo contra ella. Se ha portado fatal. Lo de la violación fue cierto, pero yo me comí el marrón y ella me dejó tirado. Yo esperaba estar con ella a la salida de la cárcel. 

"No sé si Pili estaba embarazada de mí o del otro"

El día antes de entregarse a las autoridades, el 9 de septiembre de 1985, y con las investigaciones ya centradas en ellos Pilar y Lolo ofrecieron la exclusiva de lo que sucedió a la revista Interviú. En el reportaje -en el que posan frente al pozo al que arrojaron a Manuel López como si fuera un trofeo- aseguran que tras la violación ella se quedó embarazada y tuvieron que abortar en Portugal.

Pilar Baeza, candidata de Podemos a la alcaldía de Ávila, participó en el asesinato de Manuel López. E.E.

Ahora, aunque entre borrones de la memoria, lo matiza. “Sí que fuimos a abortar a una clínica de Portugal. Ahí pasamos dos o tres días. Lo que no sé es si estaba embarazada de él o de mí”, recuerda Lolo. “Ese día yo esperé abajo y ella tardó en torno a dos horas. Recuerdo que nos cobraron 60.000 pesetas por ello”, asegura. “Luego nos volvimos en el coche con otra familia de Madrid, que también habían ido a abortar ahí”. 

Pero no se ven desde que pasó todo. La última vez fue en la Audiencia Provincial de Madrid, donde se celebró el juicio tras el asesinato. Él estaba en una cola, poniendo todo el papeleo en regla, ella le llegó por la espalda y le dijo “Hola”. Él le respondió con la misma palabra. “¿No tienes que decirme nada más que hola?”. No volvieron a hablar.

A la que sí volvió a ver es a la hermana de Pilar, Rosa Baeza. Fue hace 10 años en el cumpleaños de un amigo en común. La hermana le dijo que ella y Pilar ya no se hablaban, que habían discutido por la herencia.  

Miedo al hablar del pasado de 'Lolo' y Pilar Baeza

Lolo habla con voz tranquila. No sólo por la edad sino porque tiene un epoc pulmonar que le tiene enganchado a una máquina de oxígeno. En todo este tiempo le dio tiempo a casarse, a divorciarse, y tiene una hija que le va a visitar los fines de semana a su casa, donde él vive con su madre. 

En Chozas de Canales, donde muchos le conocen por los veranos que Lolo pasa ahí y donde también vive su hermana, le recuerdan muy delgado, enfermo. “Es una persona muy extraña, eso sí”, matiza una vecina. “Siempre va con la cabeza baja y no hace amigos con nadie”, añade.

Pero lejos de esa imagen de hombre tranquilo y apartado que lleva ahora, los 80 fueron años movidos para muchos, también para Lolo. “Eran tiempos de chorizillos de barrio”, cuenta David, un antiguo amigo del asesino, que ha participado en algunos palos con él y que ha pedido que se le ponga un nombre falso para proteger su intimidad.

“Sabe hacer el teatro de persona dulce y tranquila, pero vas a poder encontrar a poca gente que quiera hablar de él porque la gente tiene miedo porque está suelto”, dice David sobre 'Lolo'. Es cierto, este diario se ha puesto en contacto con distintas personas que conocen de aquella época a Lolo y a Pilar Baeza y la respuesta generalizada ha sido el silencio por temor.

Pilar Baeza en el reportaje publicado en Interviú. Interviú.

“Yo iba con él y en la entrada de San Nicasio de Leganés paraban muchos camiones. Él llevaba un par de garrafas e iba a robarle la gasolina a los camiones”, dice David. “No le he vuelto a ver desde el asesinato, pero tenía la sangre fría y la cara dura”, añade.

David también cuenta que Lolo y Manuel López eran amigos, compinches, antes de que el primero matara al segundo. Entre las fechorías que hacían juntos, David dice que habían robado una llave a un técnico de cabinas telefónicas y que las trucaban. Ambos iban por las mañanas, las abrían y hacían que el dinero, en vez de caer en la hucha de abajo, se quedara en la parte superior. Las máquinas estaban preparadas para ello ya que se solía hacer cuando la hucha se llenaba de dinero. Después hacían una ruta por la noche recogiendo el botín antes de que lo hicieran los de Telefónica. 

“La llave la consiguieron en Alicante. Yo fui alguna vez con Lolo. Me decía que le acompañara a hacer una serie de recados y que me invitaba a cenar y al final invitaban las cabinas”, relata David. “También lo hacían en Benidorm, porque ahí al haber turistas, el dinero en las cabinas era mayor”, añade. 

Asesino y asesinado, compinches

Lolo reconoce que sí tuvo un pasado de delincuente de barrio y que El panadero y él eran compinches. Pero siempre echa balones fuera y apunta a Manuel López como ideólogo de todo. “Sí, una vez fuimos a Benidorm 15 días y nos pagamos las vacaciones con las cabinas”, reconoce Lolo. “En lo de las cabinas ha participado medio Leganés y era él el que me llamaba para hacerlo”, se defiende.

Pero su relato no concuerda con el resto de la gente que le conocía en aquella época. David cuenta que muchas veces los palos los dio con Lolo, solos. El amigo llega a afirmar que Lolo y otros aliados de él participaron en una extorsión a un empresario. Según el relato de David, la víctima fue el dueño de una zapatería en el centro de Madrid en la que trabajaba Lolo, de ahí su mote, por despedirle de manera irregular. 

Presuntamente, Lolo llegó a retener contra su voluntad a un familiar del dueño de la tienda y le llamó para demostrar que podía hacerlo y pedir dinero a cambio. Aunque la fuente ha acertado en los numerosos datos que ha dado y su discurso aparenta realista, Lolo por su parte ha desmentido que esto sucediera así. 

“Yo a El panadero lo conocí en un rally de coches que se celebró en Leganés”, relata Lolo sobre la primera vez que vio al hombre que más tarde asesinaría. “A mí se me daba bien conducir y lo gané. Después se me acercó y me empezó a amenazar y a pedir que condujera para él en robos”, añade. “Me llevó a una tahona que tenía y me puso una pistola en el pecho y me dijo que yo haría lo que él me dijera”, dice. 

Su relato siempre pone a Manuel López como el malo de la película. Dice que le tenía miedo, que todo el mundo en Leganés se lo tenía. Esta es la versión que trasladaron a la revista Interviú cuando les hizo el reportaje. Lolo asegura que Manuel le hacía robar coches para él, aunque no recuerda cuántos robaron.

Pilar Baeza, la candidata de Podemos condenada por asesinato, escondida entre el público en el acto de precamapña en Valladolid. Silvia P. Cabeza

“Una vez dimos un palo en la calle Fuencarral, en una tienda que había que se llamaba Stock”, asegura. “Yo robé un Seat 131 y Manolo y otros dos llevaron a cabo el atraco mientras yo esperaba en el coche para huir”, añade. “En otra ocasión, estuvimos los dos detenidos en Málaga, por entrar en un garaje para robar una radio que había en un Mercedes”, dice. 

Esto, por supuesto, es su versión, y la de nadie más. “A El panadero yo lo recuerdo como un muchacho trabajador”, dice David. “Los padres estaban con la tahona y él se dedicaba a repartir el pan en una furgoneta. Era alto y guapo y era muy simpático”, añade. “Por supuesto que tenía sus cosas y los dos hacían pirulas juntos, pero Lolo era un Oliver Twist, siempre en la calle y no tenía ningún límite”, cuenta. 

“He pensado mil veces en pedir perdón”

Pero Lolo ya vive alejado de todo esto. “La cárcel no rehabilita nada por que lo mío fue un fallo y no lo he vuelto a cometer”, dice. “A mí me han estafado varias veces y no he ido a matar al tío”, comenta sobre su cambio. Y asegura que se siente extraño, que está siendo duro ver su fotografía en la que aparece junto a Pilar en la televisión. También dice que siente lástima por Manuela, la madre del chaval al que asesinó y que ha aparecido en una cadena contando toda la historia

“Estoy arrepentido de lo que pasó, pero no he pedido perdón por no revolver el pasado”, dice. “Estoy angustiado por ella, por Manuela, el revuelo ha sido demasiado. He pensado mil veces en llamarla y pedirle perdón. El otro día, cuando estaba en la televisión, estuve a punto, pero no encontré el teléfono de Telecinco para pedirle perdón en directo”, añade. 

Antes de que volviera a la luz el suceso que truncó la vida de todos los que tocó, después de que EL ESPAÑOL lo rescatara, Lolo había escrito un libro sobre su vida. En él recapitulaba y contaba todo: su juventud en Leganés, el asesinato de Manuel López, sus 18 años en prisión y todo lo que vino después. Así rellenó 600 páginas.

Pero lo perdió, le entraron a robar y se llevaron el ordenador en el que estaba todo. Ahora, con todo el revuelo mediático que se ha montado alrededor planea volver a hacerlo. Además porque todavía le quedan muchas cosas que se guarda en el tintero. Insinua que Baeza estuvo más implicada de lo que aparece en la sentencia, que Manuel López no era el santo que todos dicen, que en la cárcel le amenazaron de muerte si contaba toda la verdad. 

También dice que si asumió las culpas fue por el consejo de los abogados que pagó la familia de Pilar y que él no pegó los cuatro disparos que dice en la sentencia, que había alguien más. No quiere decir más, pero lo escribirá en su libro. Y todo esto por la gran incógnita que les ha devuelto el pasado: “Yo no sé por qué Pili se ha metido en todo esto”, remata Lolo.