Vox, a bombo y platillo, esta misma semana, ha ido anunciando fichajes militares al ritmo que marcan los tiempos, tuit mediante y con pocas palabras. En total, seis nuevos rostros para la llamada #EspañaViva. Cinco de ellos cabezas de lista por Melilla, Pontevedra, Alicante, Castellón y Cádiz. Y uno, Fulgencio Coll, de forma simbólica, cerrando la candidatura en Baleares. ¿Casualidad? Para nada. El requerimiento responde a una estrategia clara. Con sus nombramientos, Santiago Abascal trata de ganar el favor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Es decir, de las Fuerzas Armadas (132.000), de los guardias civiles (78.000) y de los policías (alrededor de 65.000). Entre todos, 270.000 potenciales votantes en las elecciones del 28 de abril –y medio millón más si se suma a los que están en la reserva de los diferentes Ejércitos–.
“Más los familiares de estos”, añade Pedro García (Asturias, 1965), Guardia Civil retirado y ahora colaborador del partido. Él es uno de los muchos miembros del Cuerpo que se han entusiasmado con la irrupción de Vox. “Calculo que entre el 70 y el 80% de mis compañeros los votarán en las elecciones”. No va de farol. “Hay grupos de WhatsApp, de Facebook o de amigos donde hablamos de ello”, comenta. El movimiento es real. “Estamos encantados”, celebra. Él y muchos otros, ya jubilados, han decidido dar un paso al frente por los que no pueden hacerlo en activo –se lo impide el régimen castrense–. ¿El motivo? “Ellos siempre nos han apoyado, en las buenas y en las malas”, incide.
Pero el fenómeno no se circunscribe a la Guardia Civil. Paco Alcalá (Madrid, 1964), Policía Nacional retirado, lo hace extensible a su Cuerpo. “Han sido muchos años de promesas de PP y de PSOE. Prometían, prometían y prometían… y la fuerza se les ha ido por la boca”, explica. “Vox no se avergüenza de estar con nosotros”, matiza. Por eso, no titubea. Sabe a quien va a votar. De hecho, también colabora con el partido de Abascal. Con pin corporativo en la solapa y pulsera de la #EspañaViva, no esconde sus ideas. Ni él ni muchos otros. “Al principio, llegas y nadie habla. Luego comentas algo, preguntas por la política y… la mayoría acaban coincidiendo contigo. Te das cuenta que piensan como tú”, añade.
– ¿Por qué han decidido dar un paso al frente? ¿Les preocupa que los llamen 'fachas'?
Pedro García: Una vez retirado, nadie me impide afiliarme a un partido político. Comparto el 99% de las propuestas y me afilié. Pago una cuota mensual y ayudo en el apartado de defensa. Y si me piden alguna propuesta, doy mi opinión en lo que haga falta. ¿Que me llaman facha? Pues bueno. Si eso es querer la unidad de España, que todos seamos iguales y llevar mi bandera con orgullo. Pues bueno, que me lo digan. Soy facha.
Paco Alcalá: Yo es que comparto lo que dicen y no me avergüenzo. ¿Facha? Pues bueno, otra medalla. Eso lo tenemos asumido. Nos van a abrasar hasta las elecciones. Eso lo que demuestra es que nos tienen miedo. Pero la figura de Franco hace tiempo que ya… Está muerto. Nosotros estamos cribando. No aceptamos a todo el mundo. A mí si me viene alguien con el aguilucho… Bueno, descerebrados hay en todos lados.
Ambos son la imagen y la palabra de lo que piensan muchos de sus compañeros. Pedro García, tras pasar casi 20 años en el Cuerpo, se retiró. Siempre le había “llamado el verde” y, tras hablar con su novia, se presentó con la “esperanza de obtener una plaza”. Dicho y hecho. Entró en la Guardia Civil en el 92 y se jubiló en 2009 tras pasar por el grupo fiscal antidrogas o hacer de escolta de diferentes personalidades. Dijo adiós a su profesión tras presenciar varios atentados terroristas. “No contra mí, pero sí en los que estuve presente”. Después, estudió varios cursos –entre ellos, uno de dirección de seguridad– y decidió meterse en política.
Con tiempo libre, su día a día clarifica todas las estimaciones de voto. “Hago de amo de casa porque mi mujer trabaja. Soy el encargado de llevar a las niñas, de hacer la comida… Pero también me relaciono con mucha gente”, explica. De ahí que ratifique el movimiento. Regenta grupos con compañeros en los que hablan de política y comparte ideas que, como colaborador de Vox, encuentran aceptación entre la mayoría. Ha votado al PSOE y al PP. Sin embargo, ahora, ha cambiado de bando. Es su decisión y la de muchos otros.
Pedro García no sólo colabora con Vox, sino que es parte (como miembro fundador y honorario) de la AEGC (Asociación Española de la Guardia Civil). “Nos dicen que somos de derechas porque no nos casamos con nadie”, explica. Pero hay más. Y no todas, reconoce, del mismo bando o “independientes” –como define la ‘suya’–. “La AUGC y la UniónGC tienen más color porque son cercanas a UGT y Comisiones Obreras”, matiza. Por eso, conoce bien la sensibilidad política de muchos de sus compañeros. Y por eso, tiene claro que muchos se van a decantar, el 28 de abril, por el partido de Santiago Abascal.
Su opinión no dista mucho de la de Paco, que comparte sintomatología al hablar de la Policía Nacional. Él también tiene mucho camino recorrido. Entró en el Cuerpo después de trabajar como marinero en Bilbao. “En total, me he pasado 40 años trabajando”. Primero, como antidisturbio y después en Pozuelo y en Moratalaz (Madrid), en seguridad ciudadana y como escolta. Hasta la retirada por “dos ictus” y una enfermedad degenerativa a los 55 años. Tiempo suficiente vistiendo el uniforme como para entender el porqué a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado les llama el verde Vox. “Yo, por ejemplo, colaboro en seguridad con ellos en Ávila, pero hay otra gente que, ya jubilada, también lo hace”.
Pero bien, ¿por qué Vox y no otro? Sus razones entienden de heridas concretas no cicatrizadas durante años y de esperanzas en quien, reconocen ambos, los han “apoyado siempre en las manifestaciones”. Es decir, el partido de Abascal.
FALTA DE PERSONAL, SALARIO Y RECONOCIMIENTO
Pedro y Paco. Paco y Pedro. Da igual a quien se le pregunte. Los problemas son los mismos. El primero, la falta de personal. “Se jubilan entre 6.000 y 8.000 guardias civiles al año y se convocan menos plazas. Es decir, perdemos efectivos”, se quejan. “Aquí, en Moratalaz (Madrid), en verano, entre unas cosas y otras, se queda un Policía Nacional para todo”. Durante años, han protestado, les han prometido mejores condiciones. Y durante años, coinciden, los requerimientos no han sido cumplidos por los gobernantes. A partir de ahí, todo lo demás…
“Podemos estar hasta mañana hablando de los agravios”, lamenta Paco. Uno de ellos, la escasez de los chalecos antibalas. O las condiciones de los coches (de Guardia Civil y de Policía Nacional). O las de jubilación (como el 30% del copago farmacéutico en comparación con el 8% de muchos otros retirados del régimen general). O la situación de las viudas (algunas con 600 o 800 euros de pensión). O muchas otras. Pero, sobre todo, reivindicaciones históricas no cumplidas.
La equiparación salarial, una de ellas, quizás la más importante, la que llevan años y años persiguiendo. “No puede ser que los Cuerpos autonómicos ganen más que nosotros”, lamenta Paco. “Es mucho dinero de diferencia”, se queja Pedro. “Vox, en esta lucha, siempre ha estado con nosotros”, incide. De hecho, en su batería de propuestas, el partido de Abascal incluye suprimir las policías autonómicas e igualar los salarios de todos hasta que eso suceda.
A esto, se suman otras muchas propuestas del gusto de todos los Cuerpos. Por ejemplo, el refuerzo en Ceuta y en Melilla de “los recursos materiales y humanos para que puedan cuidar nuestras fronteras con total eficacia, junto al amparo legal correspondiente” –reza el punto número 26 del programa de Vox–. Pero, también, el intangible del prestigio. “No sólo han estado en muchos de nuestros actos, sino que, cuando hemos tenido algún problema, siempre nos han apoyado. Están a nuestro lado sin avergonzarse”, se enorgullece Paco. Pero, fundamentalmente, apuestan por Vox porque “PP y PSOE han perdido su turno”, sentencian.
Pero, más allá de las reivindicaciones, ¿qué hay de las propuestas ideológicas del partido de Abascal? En eso, Paco y Pedro tampoco dudan…
– ¿Comparten la modificación de la ley de violencia de género?
Pedro García: Yo tengo una mujer, una madre y una hija. Quiero que las protejan. Pero también que protejan a mi hijo. Creo que es un disparate la ley que hay actualmente.
Paco Alcalá: Es un despropósito. Hay un agravio comparativo entre el hombre y la mujer. Es necesario modificarla.
– Otra polémica. ¿Qué hacemos con las armas?
PG: Yo no creo que haya que ampliar el número de licencias, pero sí aumentar el número de supuestos de legítima defensa. Es decir, si yo tengo un arma de caza, que pueda utilizarla para defender mi casa.
PA: Santiago lleva una pistola porque ha estado amenazado por ETA. Algunos joyeros, empresarios… también las tienen. Si tienes licencia de caza puedes disponer de 12 escopetas. Yo lo que creo es que el que quiera hacer algo, lo va a hacer.
– ¿Y con Cataluña?
PG: Soy partidario de que si quieren un referéndum, se haga. Pero que se haga conforme a la ley. Que se proponga una reforma constitucional, que votemos todos los españoles porque la independencia nos afecta a todos y si entre todos decidimos que se pueden ir, pues no hay problema. Pero tenemos que votar todos.
PA: En Francia, en Estados Unidos… la bandera se respeta. Lo que hacen aquí los catalanes es imposible que lo entiendan fuera. Yo juré la bandera y me siento patriota. Y cuando veo desfilar al Ejército, se me pone la carne de gallina. No digo que la gente haga eso. Simplemente, que la bandera es el reflejo de nuestro país y que uno no se puede sonar los mocos con ella. Que eso es una falta de respeto…
Ambos coinciden. Son votantes de Vox. Representan, de alguna manera, el sentir de muchos guardias civiles, policías y miembros de las Fuerzas Armadas. No tienen miedo a dar la cara. Saben a quien van a votar y no les importa decirlo. “Nos hemos sentido abandonados”, inciden. Y ya es hora, reclaman, de que cambie. Por eso, lo tienen claro. Ellos y muchos otros. Todos, cansados de promesas incumplidas.
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