Fer ansiaba que llegase el fin de semana. Esperaba con muchas ganas que el tiempo pasase rápido para ir con sus amigos a un parque a las afueras de Madrid con el fin de beber, fumar porros y simular una batalla de gallos rapeando con sus amistades. Siempre con los ritmos del trap saliendo de un altavoz de fondo, ese género de música electrónica con influencias del rap, hip hop y dubstep. Todos querían ser traperos. Todos querían parecerse a los estadounidenses Lil Wayne, Lil Peep o Young Thung. Cerraban los ojos y soñaban con estar dentro de sus videoclips, empapados de millones de dólares, chicas y droga. Un día se dieron cuenta de que en sus vídeos estos traperos mostraban un cocktail morado conocido como lean o purple drunk que no les era nada familiar. Fer investigó y vio que el ingrediente principal estaba más cerca de lo que creía. Solo tenía que cruzar la esquina y entrar en la farmacia del barrio. “¿Me da un bote de toseína, por favor?” eran las palabras mágicas.
“Un colega se tiró el pisto y le dieron una receta”
El plan era el siguiente: simular un poco de tos y conseguir la receta. Dicho y hecho. Uno de su pandilla fue al médico de cabecera, hizo un poco de cuento y volvió a casa con la llave que les daría paso a la cata de aquella pócima secreta. “La peña veía el lean en los videoclips y no sabía cómo se conseguían. Un colega se tiró el pisto y le dieron una receta. Estuvimos explotando todas las farmacias de Madrid con una sola receta. Compramos como 50 botes y luego algunos los vendíamos a 30 euros. Otros nos los tomábamos”, cuenta Fer a EL ESPAÑOL durante una conversación telefónica. Cuando ya tenían listo el botellón volvían a su Edén: el parque. “Nos juntábamos todos y entre dos nos bebíamos tres botes de Toseína. Lo mezclábamos con Sprite y gominolas”, añade.
El ingrediente principal de este jarabe es la codeína, una sustancia presente en el opio que se utiliza con fines médicos para combatir la tos, el dolor, la diarrea y el insomnio. En España es el principio activo de muchos de los medicamentos más comunes como la Toseína o algunos tipos de Paracetamol y Dolocatil. La bebida se hizo viral hace aproximadamente siete años en Estados Unidos y hace poco empezó a conocerse en España. Su consumo no es alarmante, pero está ahí in crescendo. La edad media de consumo está entre los 16 y 21.
Se asimila en el hígado y cuando se metaboliza se convierte en morfina, pero es menos potente que esta, aunque puede llegar a generar una dependencia parecida. Por esta razón su consumo solamente puede hacerse bajo prescripción médica. “Te deja super flex, que no es tanto como estar fumado, sino como sentirte en una nube”, explica Fer mientras recuerda su adolescencia y añade: “El efecto me duraba como siete y ocho horas. A veces me levantaba por la mañana y seguía sintiendo la misma sensación”.
“Decidí dejarlo porque empecé a escuchar voces”
En el momento, Fer y sus amigos no se daban cuenta. Seguían con su rutina sagrada insana sin pensar en las consecuencias. Hasta que un día el madrileño empezó a notar cosas. “El problema es que te afecta muchísimo al cerebro. Tu dejas de tomar drogas y al año siguiente te vienen las consecuencias. Decidí dejarlo porque empecé a escuchar voces ”, confiesa.
“Los opioides son las sustancias más peligrosas a nivel de adicción y cuando se mezclan con alcohol o cannabis puede llegar a convertirse en una bomba letal”, explica Antón Gómez-Escolar, psicofarmacólogo y colaborador de Energy Control, proyecto de reducción de riesgos asociados al consumo recreativo de drogas. “El lean o purple drunk está asociado al mundo del rap, del trap, de la música un poco más lenta”, añade Gómez-Escolar.
Youtube te enseña cómo hacerlo
Si uno quiere saber las dosis exactas para este cocktail psicotrópico solo tendrá que entrar en Youtube. Allí encontrará cientos de tutoriales estilo Masterchef donde explican cómo hacerlo a la perfección. Y con diferentes hashtags en Instagram aparecerán más de seis mil millennials posando y mostrando sus hazañas con esta nueva droga. Además de Lil Wayne, Justin Bieber, Bad Bunny o el trapero alicantino Kid Keo ya han demostrado a sus fans cómo lo beben a través de sus canciones y fotos. Muchos quieren parecerse a ellos.
El exceso de codeína también ha tenido sus consecuencias. En 2007, el rapero norteamericano Pimp C fue encontrado sin vida en un hotel en Los Ángeles, (Estados Unidos) por una sobredosis. Incluso Moe, el famoso barman de los Simpsons, saltó a la fama tras preparar unos misteriosos flameados mezclando tequila, crema de menta, brande y jarabe para la tos. Todo se quedó en las pantallas hasta que dos adolescentes mexicanos acabaron hospitalizados el pasado diciembre por una intoxicación al beberse este cocktail tan sibarita. Y peligroso.
El jarabe Romilar, otro sospechoso
La Agencia Española del Medicamento decidió, por precaución, que para acceder a la codeína en las farmacias sería necesaria una receta médica. En muchos de los fármacos se sustituyó esta sustancia por dextrometorfano, otro opiáceo sintético que se introdujo en el mercado como sustitutivo de la codeína para hacerlo menos atractivo y abusable. Su nombre genérico en España es el famoso Romilar. Tampoco tardó en llegar a las manos de los más curiosos. “Dosis altas son disociativas, es decir, provocan una sensación de separación del cuerpo”, explica Gómez-Escolar. Se trata de una especie de alucinógeno cuyos efectos son similares a los de la ketamina y es igual de peligroso.
“Te pones malito de la cabeza a largo plazo. Igual que con todas las drogas”
Fer cortó de raíz con todo. El lean y otras drogas le dejaron un recuerdo no muy bueno dentro de su cerebro. Han pasado tres años desde entonces y ahora toma Trankimazín porque se lo ha recetado el psiquiatra. Se trata de un fármaco que pertenece a la familia de las benzodiazepinas y se utiliza para el tratamiento de los estados de ansiedad, especialmente en las crisis de angustia, agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso.
Pero la moda de la Toseina no es la única. El madrileño pensaba que su relación con el mundo de las drogas ya había llegado a su fin, pero varios chicos de su círculo se enteraron que tomaba Trankimazin y le preguntaron si podrían comprarle un par. En Estados Unidos es conocido como Xanax - nombre genérico- o benzos, y los jóvenes también lo están utilizando para fines recreativos. “Por todo mi pasado ahora me tomo Xanax - Trankimazín- porque me lo ha recetado el médico. Ahora muchos niños me lo piden. Me he negado. Es muy fuerte. La gente lo mezcla con alcohol”, cuenta Fer a este periódico.
Lexatín, Orfidal o Valium
En España también se conoce como Lexatín, Orfidal o Valium y, según el Observatorio de las Drogas y Adicciones (OEDA), en 2015 el 12% de la población confirmaba su consumo. La situación cambiaba con las mujeres. Un 23% de españolas expresó que había tomado sustancias de este tipo alguna vez en su vida. Además, un 18% de los españoles reconoció haberlos tomado ansiolíticos sin prescripción médica a lo largo de su vida según el último estudio publicado al respecto por BCM Psyquiatry.
Al ser un fármaco tan prescrito no es complicado tener acceso a él. Por esa razón los jóvenes empezaron a darle un doble uso. Muchos añadieron a su repertorio de drogas el Trankimazin y lo están empezando a utilizar para fines recreativos. “ Hay un fenómeno fuerte en EEUU. Se ha puesto de moda en el entorno musical, pero en España no es tan común”, explica Gómez-Escolar. El fármaco ha sido elogiado por numerosos cantantes de hip hip y muchas veces aparece en las letras de sus canciones.
“Las benzodiacepinas (Xanax o Trankimazin) tienen una acción similar al alcohol, pero mucho más limpia. Los efectos van desde la sensación de euforia hasta la relajación, que a la larga podrían llegar a crear adicción”, añade. Por lo general, es una droga que te deja muy, muy relajado.
Fer lo único que quiere es concienciar a los adolescentes a que no cojan el camino que cogió él. “Te pones malito de la cabeza a largo plazo. Igual que con todas las drogas. La gente no tiene ni idea de lo que hace”, explica. Lil Peep, un rapero norteamericano, elogiaba este fármaco en uno de sus albums. Cantaba “Encontré a Xanax en mi cama, tomé esa mierda y volví a dormir”. A sus 21 años, al contrario que Fer, lo seguía tomando con fines recreativos. El cantante terminaba el estribillo diciendo "volví a dormir", y, como si de una profecía se tratase, tiempo después nunca jamás despertó. Fue encontrado muerto en un autobús por sobredosis de ansiolíticos.