El pasado 27 de enero fue un día negro para los motoristas en España. Como si se tratara de un destino trazado a regañadientes, ese día terminó la vida de cuatro motoristas al mismo tiempo. Por un lado, estaban Carmelo y su hijo Aimar. Por el otro, el matrimonio formado por Angharad y Jesús.
Los cuatro se encontraron en el kilómetro 49 de la carretera La Aldea-Mogán, en Gran Canaria, y tuvieron un choque frontal. Fallecieron en el acto. “Buenos días papás, tan solo ha pasado una noche sin vosotros y muy lentamente me estoy muriendo. No hago más que preguntarme y cuestionarme todo. ¿Por qué a mi? No saben cuánto le va a hacer falta a una niña de 15 años unos padres para todo. La familia está, los amigos están, pero no va a haber nunca a nadie que los rellene a ellos.”, escribió en una red social Valeria, la hija de Angharad y Jesús.
La historia de estas personas le pone rostro a esas cifras grandes que se manejan. Los motoristas son, junto a los ciclistas, uno de los colectivos más vulnerables en la carretera. Lo que para un conductor puede ser un accidente pequeño, para un motorista adquiere una dimensión mucho mayor ya que la carrocería que se lleva el golpe es el que va montado en el vehículo. Y la cosa va a peor.
Según los datos que maneja la Dirección General de Tráfico, en lo que va de 2019 han fallecido 63 motoristas. Las cifras se actualizan cada 24 horas y ésta es la última, realizada este martes. En el mismo periodo de 2018 murieron 52 personas. Aunque ambas cifras son elevadas y demuestran la cara de un problema real, las de este año han superado ya en un 21% a las del año anterior. Esto sin tener en cuenta que el grueso de los desplazamientos de Semana Santa todavía no se ha producido.
Sin embargo, el dato de la DGT es tirando a lo bajo. El número real de fallecidos puede ser todavía mayor. Esto se debe a que Tráfico no incluye los fallecidos en núcleos urbanos, que son competencia de los respectivos ayuntamientos, y sólo cuenta a los que tienen accidentes en carreteras del Estado, sin incluir a las que están transferidas, como las de Cataluña. En un intento de abarcar una cifra más real, la Plataforma Motera para la Seguridad Vial establece los fallecidos en lo que va de 2019 en 92 personas.
¿Por qué fallecen más motoristas que el año pasado?
Lamentablemente, el hecho de que los motoristas fallecen mucho no sorprende. Son los más vulnerables, no cabe duda. Lo que sí sorprende es que esto haya aumentado respecto al año pasado. Aunque se trata de un fenómeno complejo de analizar, hay algunas pistas que indican qué factores influyen en esto y las distintas asociaciones que defienden a los motoristas tienen algunas ideas para paliarlo.
“La cuestión de la seguridad vial es algo muy complejo y no hay una única causa para explicar a qué se debe el repunte”, asegura Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Mutua Motera. “Por un lado está la parte económica. La crisis supuso una reducción de movilidad enorme, especialmente en la moto interurbana, porque es más lúdica y cuando la gente reduce los ingresos prescinde de la moto”, apunta Reyes.
“La recuperación de la economía que estamos viviendo hace que el uso, entonces, suba. Así que hay una mayor exposición al riesgo”, apunta Reyes. “Es algo que se sabe que cuando se superan las crisis económicas sube la siniestralidad”, añade.
De esta lectura, además, se puede extraer que el número de fallecidos en núcleos urbanos será mayor. Es por el simple hecho de que se usa más y, por lo tanto, el número de accidentes crece y por ende el de fallecidos. Si se tiene en cuenta que la DGT no contempla estos casos, es posible que las cifras sean bastante más elevadas. Esto se sabrá a finales de año cuando se agrupe el conjunto de todas.
Si al factor de que la recuperación económica aumenta los accidentes per se -también hay estudios que demuestran que cuanto menos desempleo más accidentes de tráfico- a los motoristas también les afecta especialmente la infraestructura de las carreteras, su estado de conservación. Lo que para un coche puede ser un bache duro o un reventón en una rueda, para un motorista puede implicar irse al suelo.
“A todo esto hay que sumar que se ha perdido la inversión necesaria en reparación de carreteras”, señala Reyes. “Las infraestructuras siguen sin estar mantenidas de la forma que se necesita y cada vez tenemos constancia de accidentes y víctimas en las que la infraestructura se ha convertido en un factor más presente que antes”, añade.
Otro factor decisivo es el aumento de ventas de las motos. Tanto por la recuperación económica como por el peso que está cogiendo el transporte menos contaminante, la venta de motos ha crecido el primer trimestre de este año un 18% respecto al anterior. Si se compara, el porcentaje de motos más que se ha vendido con el de los fallecidos, un 21%, se puede ver que podría ser una parte importante de la casuística de este aumento. Intentar resolver todas estas claves podría apuntar hacia una solución del problema.
La educación, un factor clave
“También notamos una falta de formación notable”, añade Reyes. “No se forma tanto para saber conducir con seguridad. El coche es menos importante ya que vas más protegido de forma tanto activa como pasiva pero, en la moto, no se ha avanzado tanto en la seguridad pasiva, además las herramientas son caras y no todas son obligatorias”, comenta. El ejemplo más claro es el de los chalecos con airbag incorporado, que el más barato cuesta en torno a 600 euros. “Nos gastamos sin problema 10.000 euros en una moto y nos pensamos los 600 de un chaleco así”, comenta.
A la importancia de la educación se suma Rubén Manteca Lara, presidente de la Plataforma Motera para la Seguridad Vial. “Si es que con tres años de carné se puede acceder a manejar una motocicleta sin ningún tipo de formación, cuando son claramente vehículos distintos”, se indigna Lara. “Vemos que falta mucha conciencia vial respecto al resto de usuarios y creo que la educación es lo que más vidas nos va a salvar”, añade.
“También hay que hacer una parte de autocrítica, de responsabilidad propia”, apunta Lara. “Aunque tres de cada cuatro accidentes de motocicleta son culpa del otro vehículo, estamos viendo que muchos accidentes son por colisiones frontales, porque uno de los dos ha ido en el sentido contrario”, añade. “Hay que hacer que la gente conduzca y no pilote”, apuntala.
Las carencias de la política en la seguridad vial
-¿Y tú, que moto llevas?
-Tengo una Harley Davidson V Rod. Es un 1250 centímetros cúbicos, 123 caballos de potencia. Es bajita porque si no saldrías volando, porque tiene un reprise absolutamente bestial. Tiene unos bajos brutales y en primera puedes llegar casi a 80 kilómetros por hora. Llevo moto desde pequeño. La primera que tuve fue una Puch Condor que saqué participando en el concurso de 123 Responde otra vez, donde gané 125.000 pesetas.
El que habla, que bien podría ser un Ángel del Infierno, en realidad es Edmundo Bal. Él es el abogado del Estado que fichó Ciudadanos después de ser apartado por el Gobierno de Sánchez de la causa del procés alegando una pérdida de confianza. Los comentarios que hace sobre su moto tuvieron lugar este lunes en un acto de campaña de la formación naranja.
Al acto, que tuvo lugar en el mirador Ángel Nieto de Madrid, acudió también el líder de la formación Albert Rivera. Él también se enfundó en un traje de motorista para lanzar promesas electorales: ante la escasa probabilidad de que llegue a presidente del Gobierno, Rivera se ha comprometido a eliminar todos los quitamiedos de las carreteras, que son un peligro para los motoristas, y a incrementar el gasto en el mantenimiento de las carreteras.
“Aunque el tema de los quitamiedos, los guardarrailes, no es el principal problema, sí que es el estandarte del colectivo, ya que el 18% de los motoristas fallecidos es por el impacto contra uno de ellos”, cuenta Juan Manuel Reyes, que valora positivamente la intención del candidato naranja y espera que el resto de partidos también se sumen a otras propuestas en el mismo sentido.
Manteca Lara, en cambio, se siente más escéptico. “Si en seis años los distintos gobiernos han cubierto 1.500 kilómetros con protección para los motoristas frente a los quitamiedos, no parece del todo real lo que propone Rivera, que es cubrir 25.000 más en 100 días con un presupuesto de, tirando a la baja, 600 millones de euros”, comenta.
En lo que los dos sí que coinciden es en la falta generalizada de conciencia de las administraciones y gobiernos de turno para intentar solucionar a largo plazo los problemas identificables que tiene la seguridad vial.
“La DGT va por el buen camino, sobre todo en la formación”, apunta Reyes. “Pero en los últimos cuatro años hemos tenido cuatro directores de Tráfico, con sus mejores intenciones pero con proyectos diferentes”, apunta para señalar la dificultad de avanzar en ese sentido. “Además, la Administración lleva años excluyendo a la moto de los planes Renove, ahí si que tienen un punto negativo”, añade.
“Una solución muy sencilla -señala, en cambio, Lara- sería la creación de una Comisión Permanente de Seguridad Vial. Sería sencillo y así no estaríamos como ahora, que dependemos de que en cada legislatura el Gobierno de turno quiera poner esto en funcionamiento o no”. Pero para eso, haría falta voluntad política.