Han pasado nueve años, pero para Margarita Dopico sigue siendo doloroso hablar sobre cómo su expareja acabó con la vida de su hijo, con solo 14 meses de vida. Aun así, se ha atrevido a hacerlo esta semana acompañada de la concejala de Igualdad de Pontevedra y la directora del Centro de Información Muller de la ciudad. El motivo que ha empujado a esta madre a hacerlo es la "aberrante" sentencia que acaba de dictarse inculpando a uno de los guardias civiles que, según ella, no hicieron nada por impedir el asesinato de su hijo.
Este suceso ocurrió en una mañana del 2 de octubre del año 2010 en Paderne, A Coruña.
Aquel día le tocaba hacerse cargo del bebé que tenían en común a José Luis Deus, expareja de Margarita.
La madre cuenta que aquel día acudió al cuartel de la Guardia Civil asustada porque había recibido una llamada del padre del menor en la que le dijo que el bebé se había dado un golpe en el coche. Destaca, además, que su expareja no dudaba en "coaccionarla y acosarla" con frecuencia, por lo que interpretó que la gravedad podría ser mayor a la manifestada por su expareja.
La respuesta que recibió por parte de los agentes fue la indicación del teléfono del hospital Materno Infantil, para que pudiese comprobar su su hijo se encontraba allí.
Al salir del cuartel, Margarita consiguió hablar con José Luis. Tal y como recoge la sentencia, su expareja la insultó y le dijo que "no merecía tener al niño, que no lo iba a volver a ver y que gracias por haberle dado una vida". Atemorizada, recuerda que regresó al cuartel para expresar la evidente amenaza, pero el agente "Ni siquiera me invitó a pasar, me atendió en la puerta y me dijo que no se podía hacer nada, que esperase a las siete de la tarde, que era la hora a la que tenía que traer al niño, y que si entonces no acudía que podría poner una denuncia", recordó.
No consiguió que el agente activase un protocolo de búsqueda, por lo que decidió acudir a dos amigos para ayudar en las labores de búsqueda que la mujer improvisó.
No lograron encontrarlo, por lo que depositó sus esperanzas en que su expareja apareciese en el lugar acordado a la hora en la que debía hacerle entrega del bebé. Poco antes de las siete, José Luis la llamó para decirle que ambos llevaban varias horas metidos en su coche, respirando gas butano. "Oí al niño quejarse con una voz muy bajita, fue terrible", ha recordado Margarita.
En esa tercera ocasión, desde el cuartel sí atendieron la llamada de socorro de Dopico, pero fue demasiado tarde. Consiguieron localizar el vehículo pero por el rastro de humo que el coche dejaba. Su expareja había detonado una bombona de gas dentro del vehículo.
La "aberrante" sentencia tras nueve años
Transcurridos nueve años, Margarita esperaba que el agente de la Guardia Civil que desoyó en dos ocasiones sus alertas pagara ante la justicia por sus responsabilidades. Pero no ha obtenido la resolución que deseaba. Los delitos por los que se le acusó "no son constitutivos de delito alguno", según la sentencia emitida por el juez. La justificación que se le ha dado es que no transmitió bien el riesgo que podría estar corriendo su hijo.
"Si realmente Margarita puso en conocimiento del acusado una situación de riesgo vital para el menor, el comportamiento del acusado sería delictivo. Si no la puso, no", indica el fallo judicial. "Aunque Margarita lo recuerde de otra forma, en aquel momento se sintió inquieta, pero no transmitió que sintiese con un mínimo de seguridad que existía una situación de riesgo para el pequeño y en qué consistía dicho riesgo.
"El mismo acusado que a las siete de la tarde actúa con urgencia, a las cuatro no actúa. ¿Ha cambiado su formación, su profesionalidad, su disponibilidad? No. Ha cambiado la manifestación de Margarita, que ahora sí expone una situación de riesgo", concluyó.
Margarita contó ante los medios que pretende recurrir la sentencia emitida por el Juzgado de lo Penal Número 2 de A Coruña. "Llegaré hasta Europa si hace falta", dijo la madre.