A más de un conductor le ha podido extrañar ver estos días la imagen de una carretera secundaria con unas líneas verdes pintadas en paralelo con la línea blanca que delimita la vía. Concretamente, en España existen dos carreteras con estas marcas y ambas están en Palencia: la CL-615 (Palencia-Guardo) y la CL-613 (Palencia Sahagún).
Para los que recorran estas dos carreteras con frecuencia no resultarán llamativas; para los que nunca las hayan visto, probablemente desconozcan para qué sirven.
La Dirección General de Tráfico (DGT) firmó con la Junta de Castilla y León un convenio de actuaciones en octubre de 2016 a través del cual se establecieron una serie de medidas para el "calmado del tráfico". Además de otras, se acordó pintar estas dos carreteras con líneas verdes como una medida piloto en España. ¿Qué sentido tenía esta medida?
Según explicó la DGT, esta medida se ha realizado aprovechando la experiencia de países como Suecia y Holanda, "donde se ha demostrado que las marcas de colores generan en los conductores la sensación de estrechamiento del carril para inducirles a moderar su velocidad".
Además del pintado, se instalaron en varias zonas radares de tramo, señalizadas con imágenes como la de abajo, en las cuales aparece la vía pintada de verde junto con dos símbolos de radar.
"Se pretende que el usuario de la vía identifique y vaya asociando estas indicaciones a tramos de carreteras de velocidad controlada, con el fin de que en un futuro cercano, una vez producido el efecto de concienciación en los conductores, no sea necesaria la instalación de sistemas de control de velocidad, y se obtenga una carretera autoexplicativa", detallaron en un comunicado. Dichos radares llevan en funcionamiento desde el año 2017.
Tal y como se puede apreciar, ambas carreteras constan de largas rectas, con buena visibilidad y sin cambios de rasante. Por estos mismos motivos fueron escogidas, ya que estas características propician el exceso de velocidad entre los conductores.
Transcurrido un año desde su funcionamiento, ambas carreteras constataron el descenso de víctimas de accidentes de tráfico. En la carretera CL-613 se produjo en el año 2017 una reducción del número de víctimas mortales del 63% respecto al año 2016 (cuando aún no estaba implantada la medida) y una reducción del 75% de los accidentes con heridos graves. Y en la carretera CL-615, se produjo una reducción del número de víctimas mortales en el mismo periodo del 59%, y un descenso de los heridos graves en un 72%.
El proyecto, que en su momento tuvo un coste de 235.000 euros, invitaba a extenderlo a otras zonas por su buen resultado, pero por el momento no hay intención de implementarlo en otras provincias o comunidades autónomas.
Radares en cascada, otro proyecto pionero
La medida que sí que ha comenzado a implantar es la colocación de radares en cascada. Durante una prueba piloto puesta en marcha en la última Semana Santa, los conductores navarros estuvieron expuestos a un mayor control por parte de la Policía Foral en un proyecto pionero en España.
Este sistema trata de detectar a aquellos conductores que, cuando ven un coche patrulla colocado en el arcén, pegan un frenazo para intentar no exceder la velocidad permitida antes de pasar a la altura de los agentes.
Par evitar esta práctica, colocaron varios coches situados a lo largo de varios kilómetros aprovechando que el conductor se suele confiar una vez que atraviesa un control de velocidad.
Los objetivos que la Policía Foral persiguió con esta medida fueron "evitar accidentes por exceso de velocidad, concienciar al conductor de que hay que respetar los límites legales de velocidad y a la vez intentar eliminar la sensación que pueda tener de que una vez ha pasado un radar no va a encontrarse con otro, pudiendo correr a mayor velocidad".