Seis días después de la desaparición de la estudiante española Natalia Sánchez Uribe, la investigación prosigue con discreción, seguida de cerca en París por la familia y por compañeros sorprendidos ante una noticia que ha coincidido en plenos exámenes.
No hay ningún cartel ni fotografía que alerte en la Universidad de Panteón-Sorbona de lo sucedido. Los alumnos que están al tanto en las facultades de Economía y Derecho, en las que la joven tenía clases con una beca Erasmus, se enteraron principalmente por las redes sociales.
La joven, de 22 años, fue vista por última vez el pasado 1 de mayo. Se le acababa el contrato del piso en el que había vivido hasta entonces y le comentó a la amiga de la casa a la que se iba a mudar que tenía que regresar a recoger una maleta.
Rodrigo, madrileño de 22 años que estudia Derecho, la conoció por casualidad una semana antes. Había salido a fumar con una amiga mientras estudiaban en la biblioteca y Sánchez se les acercó tras oírles hablar en español: "Nos estuvo contando que no tenía un buen grupo de amigos y que no se sentía en su sitio, pero no la vi tan mal como para pensar que haya hecho alguna tontería".
Poco tiempo después la vio de lejos en una terraza acompañada por un chico y se alegró de que estuviera con gente. "Pensé: 'Mira qué bien'. Me quedé con ese dato en la memoria. Tres días después, me enteré de que había desaparecido".
La oficina de relaciones internacionales de la Escuela de Economía informó este lunes a sus compañeros, en un mensaje al que tuvo acceso EFE, que se había encontrado su mochila con su teléfono móvil y su ordenador.
En la universidad están recogiendo ahora todos los elementos sobre su trayectoria académica en París, pero recalcan que el caso está en manos de la Policía: "Por el momento no tenemos mucho que decir", subraya una portavoz.
Georges Haddad, presidente de la Universidad París 1 Panteón-Sorbona, en la que estudia Sánchez, comenta a EFE que es la primera vez que, según tiene constancia, ha pasado algo parecido en sus aulas, que estos días acogen los exámenes finales.
Ricardo, madrileño de 22 años que también estudia Derecho, es uno de los que se juegan estos días la nota. No conoce personalmente a la joven, pero recibió impactado la noticia. "Es una cosa que como españoles nos toca un poco, por cercanía. Una compañera nuestra vive en su calle y está muy preocupada por la situación", agrega.
Su última vivienda estaba en el distrito 14, en el sur de la capital francesa. La calle Paul Fort apenas tiene comercios ni circulación, y entre sus pocos restaurantes hay uno hindú cuyo camarero, Parvish Patel, apunta que había visto alguna vez a la joven.
Otros vecinos, que también se enteraron por la prensa de la noticia, la recibieron sorprendidos. Se trata de un barrio "muy tranquilo", sostienen, y no están "acostumbrados a este tipo de desapariciones".
La Policía no ha facilitado públicamente detalles de la investigación. Mientras, las autoridades consulares están acompañando en sus gestiones a la familia, que pidió en declaraciones a EFE que el caso no se convierta en un "circo" mediático.