Es jueves por la mañana y la clínica Dr. Pelo, en la madrileña Avenida de América, está cerrada. No pasa nada. Cada vez hay más en la capital. A sólo 10 minutos andando, en la calle de Velázquez, el escaparate de la Clínica Dorsia luce un aspecto inmaculado. Es una especie de paraíso para cualquiera que no se sienta del todo a gusto con su cuerpo. Lo mismo hacen fecundación in vitro que liposucciones, mamoplastias y un largo etcétera del bisturí plástico. En este caso, lo que lleva a este diario a entrar en la clínica son los implantes de pelo. En Madrid, sobre todo, aunque también en el resto de la península, cada vez hay más sitios que ofrecen estos milagros para la alopecia. Parece que el tradicional destino de Turquía está perdiendo peso entre los españoles y la clave radica en las buenas técnicas de marketing y, por supuesto, en unos precios a ras de suelo.
-Tampoco veo que te falte mucho pelo… -comenta la comercial del departamento de ventas de la clínica- pero sí que es cierto que a lo mejor…
-Por el centro, ¿verdad?
-Sí. Pues te cuento, por 1.000 folículos el precio serían 950 euros. Aunque tenemos una oferta de folículos ilimitados que son 2.750 euros. Aunque no veo que tengas unas súper entradas. Voy a llamar a una compañera para que te vea.
Cuando entra la compañera, la comercial le comenta que no sabe si hace falta la oferta de 1.000 folículos o la ilimitada. Inmediatamente las dos se ponen a examinar mi cabeza que, aunque ha empezado a clarear, tiene pelo de sobra como para no sentir ningún complejo por ello. “Yo sí que veo un poco de clareo”, dice la compañera. “Quizás te han comentado que hay una promoción de implantes ilimitados. Yo me acogería más a eso. Te tendrían que hacer un diagnóstico pero ya que te vas a poner, ponte bien, así no tienes que volver el año que viene cuando pierdas más”, añade una persona que ni siquiera es doctora. El gancho está echado. “La oferta es durante este mes de mayo y yo me lo haría ahora, antes de que venga el calor porque luego no te puede dar el sol”, añade la comercial.
Cualquiera que pueda tener algún tipo de complejo, saldría peor de lo que entró. Estrategias comerciales a parte, cada vez hay más españoles que optan por hacerse este tipo de operaciones. Se está yendo el tabú, ahora se lo hacen hasta los famosos como Rafa Nadal o Iker Casillas, y los precios cada vez son más bajos. Además, se pueden financiar en todos los plazos que uno quiera, por lo que las facilidades para barrerse los complejos son infinitas.
Aunque no hay una cifra exacta porque no existe un registro oficial, los expertos apuntan a que cada vez hay más españoles que se someten a este tipo de operaciones, que consisten en quitar el folículo -de donde nace el pelo- de la parte de atrás de la cabeza e implantarlo en la parte que sea necesaria. Según el director de la Unidad de Alopecia del Hospital Ramón y Cajal, Sergio Vañó, una cirugía de estas características debería de costar entre 6.000 y 12.000 euros, según la calidad y el número de folículos. Nada que ver con los precios que ofrecen algunas clínicas en Madrid. Por eso están desbancando a Turquía, porque los precios cada vez son más parecidos. Y se nota: si hace diez años en la comunidad de Madrid había 10 clínicas de implantes de pelo, ahora hay más de 40.
Madrid gana peso frente a Turquía ofreciendo los mismos precios
En la clínica Capilae, localizada en la calle Viriato de Madrid, el panorama es similar, aunque el precio es más caro. Esto, a priori, tranquiliza. Además, las técnicas de marketing, que por supuesto las hay, son menos intrusivas y no piden el DNI, el teléfono, la calle de residencia y el resto de datos que sí piden en la Clínica Dorsia.
-Lo ideal sería que vinieras a consulta y ahí te dice el doctor -comenta la recepcionista- Pero veo que tú tienes una zona donante buena. ¿Qué te preocupa?
-La parte de arriba, dar densidad
-¿Estás tomando algún medicamento? Eso sería lo primero. El precio del implante, de todas formas son 3.200, aunque ahora tenemos una promoción que son 2.750, por 1.000 folículos, pero sólo en el mes de junio y te incluye cuatro sesiones de láser de baja intensidad que te fortalece el pelo. Pero ya te digo, deberías venir a consulta.
-Tengo un amigo que se fue a Turquía y el precio es muy bajo también, por eso estoy dudando.
-Es cierto que los precios ya no tienen demasiada diferencia. Pero ahí hay algunos que los hacen por 1.700 euros y yo creo que ya hay que tener valor para irse ahí. Porque en Turquía a veces hay médicos buenos pero otras no te lo hace ni el médico. Las que hacen bien, el precio es similar al de aquí.
El precio, sin embargo, sigue siendo extremadamente bajo si se tiene en cuenta la recomendación del doctor Vañó sobre la horquilla en la que deberían entrar las buenas operaciones. Por eso cada vez más Madrid gana peso frente a Turquía. Pero que los precios sean bajos no significa necesariamente que se trate de una estafa. Hay gente que sale contenta.
Uno de ellos es Juan, cuyo nombre es ficticio para proteger su identidad. Él acudió a Capilae el verano pasado y está contento con el resultado. “Es una idea que me rondaba la cabeza mucho tiempo. Ahora tengo 31 pero empecé a perder pelo a los 18 años”, relata. “Es un proceso que se hace largo porque estás varios meses que no avanza, que no te crece, pero la verdad que ahora estoy muy contento con el resultado”, añade.
Juan necesitaba un total de 2.000 folículos y preguntó en diversos sitios, comparando el precio, para ver dónde hacerlo. Por supuesto, lo que buscaba era que fuera barato. “Primero pregunté en Turquía y les mandé unas fotos de mi pelo. Me dijeron que todo, incluido el viaje y el hotel, tendría un precio de 2.300 euros. En Capilae me dijeron que eran 3.200 euros. Al final pensé que por 900 euros prefería hacerlo en España en vez de Turquía, el médico aquí me transmitía más confianza”, añade.
En el relato de Juan reside la clave de la cuestión. En Turquía, este tipo de operaciones están subvencionadas por el Gobierno de Erdogan, que busca fomentar el turismo a través de ellas. Y lo consigue. Esto hace que en España tengan que abaratar los costes para poder competir con los otomanos. A pesar de que se trata de una operación sencilla, habría que buscar salvar unos mínimos. Por ejemplo, que el que realiza una operación sea un cirujano, que el que pone la anestesia sea un anestesista y que todo ello se haga en un quirófano.
Por fácil que sea el procedimiento, hay antecedentes que demuestran que entrar en un quirófano siempre es algo serio. A principios de este mes de mayo, Rafael, un santanderino de 39 años falleció cuando se iba a hacer un injerto capilar. El motivo: la anestesia le cayó mal y le provocó un paro cardiaco. Sólo en un quirófano se disponen de los medios necesarios para intentar salvar una situación como estas.
“La cirugía es una operación sencilla, es muy poco invasiva”, comenta la doctora Karlexis León, que es cirujana y tiene un máster en trasplante. Ella trabaja de ello en la Clínica Fuensanta de Madrid y explica a EL ESPAÑOL cómo suelen ser este tipo de operaciones. “Se hace con anestesia local y dura entre seis y ocho horas. Primero, se hace un diseño y luego se rapa la cabeza. Después, se cogen los funículos de la zona donante, que es la zona de la nunca y se implanta donde haga falta”, narra.
“Es muy importante que el paciente sepa que es necesario tener una buena zona donante, que si no no hay de dónde sacar”, asegura. “Luego el posoperatorio sí que suele ser largo y hay pacientes que creen que van a ver los resultados rápido, pero pueden pasar de 10 a 12 meses”, añade. Y cuando se le pregunta por el auge de las clínicas españolas frente a las turcas, la doctora León lo tiene claro: “En Turquía se paga una vez y ya no pueden quejarse, suele ser muy difícil hacer reclamaciones. Aquí, en cambio, podemos hacer el control mensual a cada paciente y se puede ir combinando con tratamiento médico para que el resultado sea mejor”. Este es otro de los motivos por los que la capital está desbancando a Estambul.
“Cuando es barato están recortando en calidad”
En alertar sobre buscar siempre la mejor forma de hacerlo, y que el precio no sea lo único que cuente, está la batalla del doctor Sergio Vañó, del Ramón y Cajal. “Dentro del trasplante, hay un tema importante. Hay muchos que lo ven como un producto que en todos los centros es lo mismo. Como si fuera un paquete de leche que compras en el supermercado que lo tenga más barato. Pero en realidad depende del factor humano y del equipo que lo hace”, dice.
“Los centros que lo hacen necesitan disponer de un quirófano, lo que significa un gasto en infraestructura. Hay muchos centros que los hacen, aquí en Madrid, y que no tienen esas condiciones”, asegura Vañó. “También es muy importante que la clínica tenga unas garantías de seguimiento, porque el resultado se ve al año y es muy importante el acompañamiento posterior”, añade.
En lo que sí que está de acuerdo es que España está empezando a cobrar importancia respecto a Turquía. Que cada vez más gente opta por hacerlo en casa en vez de ir a un país desconocido. En ello influye que el tabú que rodea todo el tema está desapareciendo con famosos haciéndolo y que los resultados son cada vez más naturales.
Y, por supuesto, siempre sale a relucir el tema del precio. Cuanto más bajo, más gente lo hace aquí. “De todas formas el coste en España suele ser un poco superior, en torno al 20% más o menos”, asegura. “ Pero hay clínicas que en España están ofreciendo los implantes a precios bajos a costa de recortar calidad en el equipo, materiales e infraestructura. Hay muchas clínicas que se centran sólo en complir los mínimos legales. Pero eso tiene que quedar en la mano de cada paciente”, dice.
“Hay otra cosa que es importante y es que los problemas de alopecia no se solucionan con un trasplante. Lo más importante es hacer un diagnóstico médico, porque hay más de 100 formas de perder el pelo y he visto a gente que se hace trasplantes cuando después lo iban a recuperar igualmente”, comenta.
A pesar de que lo más fácil es encontrar casos que optan por lo barato, el de Pablo es diametralmente opuesto. Ahora tiene 33 años y un pelazo pero a los 21 se estaba quedando calvo. La suya es una de esas paradojas que se permiten los tiempos modernos. En la veintena se empezó a informar pero no tenía poder adquisitivo para hacerse un implante y tiró de medicinas para intentar prevenir lo que no se podía evitar.
“Entre los 27 y los 30 años noté un cambio gordo. Entonces ya tenía ahorros y un trabajo estable y volví a informarme de nuevo”, cuenta a este diario. Fue en el 2016 y estuvo mirando tanto en España como en Turquía. “El problema con Turquía es que vi que estaba muy masificado y me encontré a gente que operaba a distancia y a gente que le había quedado mal y no sabía cómo volver”. Entonces, cayó en una clínica de Alcobendas que decían que era la segunda mejor del país. ¿El precio? Nada menos que 12.000 euros. Y los pagó a gusto.
“No pensaba hacerlo inmediatamente pero como buena técnica de marketing me dijeron que tenían un hueco un día, porque no las realizaban siempre y sólo hacían dos operaciones al día”, recuerda. ¿Y el después? “Pues es cierto que te cambia la vida, aunque yo ya tenía la autoestima bastante alta”, añade. Por eso, ahora recomienda a sus amigos que lo hagan si quieren. Y cuenta una anécdota para rematar. “Antes de hacerme la operación le di para hablar a una chica en Tinder pero ella me rechazó. Después de la operación, cambié la foto y salía con pelo y volví a hacerlo a la misma chica. Estuvimos saliendo un par de semanas”, y se ríe.