Ah, las apariencias. Anda algo revolucionado el patio estos días en Ávila en torno a una de las candidatas de Izquierda Unida-Equo al ayuntamiento. El otro extremo, en plena campaña de las municipales, ha surgido un movimiento de acoso y de insultos hacia ella en las redes sociales. Y todo tan solo por un atuendo que, a juicio de estas personas, les resulta un tanto inusual. Y todo tiene que ver con una simple e inocente cresta.
Leonor Sánchez tiene 34 años, ha trabajado media vida como activista social, ayudando a distintos colectivos: mujeres maltratadas, inmigrantes, personas con diversas discapacidades. Pero su nombre ha corrido como la pólvora en distintos espacios digitales simplemente por su aspecto y su atuendo.
"Me lo estoy tomando a guasa". El miércoles por la tarde, Leonor habla con EL ESPAÑOL ante la oleada de insultos y descalificaciones que ha recibido en diversos espacios web. Esta es la primera vez que su nombre aparece en una lista electoral. Y ya en esta primera experiencia ha tenido que saborear el regusto amargo de la crítica exacerbada y fortuita del mundo virtual.
Para ella, existen muchas formas de hacer política, y una de ellas, la que dice haber ejercido hasta ahora en su vida, es la de estar en la calle. "Considero que es política lo que hacemos en la calle, y yo llevo desde la adolescencia haciendo este tipo de activismo. Desde entonces también llevo estas pintas (ríe). Estuvimos en el 15M y todo lo que hacemos está orientado a causas sociales y feministas".
Leonor Sánchez tiene un módulo de grado medio, es educadora, intérprete ambiental y artesana. Dice que la escritura es una de sus principales aficiones. Comenzó Ciencias Políticas a los 18, pero sus inquietudes provocaron que terminase por dejar la carrera. Hasta ahora, que ha dado el paso definitivo a la política, ejercía el activismo desde la Plataforma Feminista de Ávila. "Allí represento a Equo, donde hay gente de distintas asociaciones y partidos".
No es el único lugar en el que uno puede encontrársela a lo largo de la semana en Ávila. También, desde el año 2017, acude al centro autogestionado La Casa Abril, donde realizan toda suerte de actividades y de concienciación social. Se trata de un colectivo que no está adscrito a ninguna sigla política. "Es apartidista, allí no se ponen etiquetas".
En ese lugar ayudan a todo tipo de gente: mujeres víctimas de la violencia machista, inmigrantes que necesitan ayuda al llegar a España, a niños que necesitan esparcirse y desarrollar diversas actividades, a las personas que lo tienen más complicado. Organizan, para estas personas, decenas de cursos, más de ochenta desde su fundación. Así que a todo lo que le están diciendo estos días por su look tiene restarle la importancia que se le está dando. "Me lo tengo que tomar a broma porque quienes lo reproducen son de risa".
"No tomo drogas, os invito a comprobarlo"
Su atuendo y estilo -cresta rosa (un poco al modo estético de Travis Bickle en Taxi Driver), chupas de cuero, eslóganes antifascistas en las prendas de ropa- le han valido gratuitamente el seudónimo, por parte de muchos usuarios de internet (y algún que otro portal de extrema derecha), de la candidata punky. Ante su look, han visto conveniente adherirle toda clase de improperios y de prejuicios: que si piojos, que si drogas, que si alcohol, que si ETA, que si okupa, que si ladrona, que si bruja, que si 'quema iglesias'... "Me ducho y no tengo piojos. Podéis venir a mirarme la cresta que tanto os gusta", insiste, con cierta ironía en sus palabras.
"No tomo drogas. También os invito a comprobarlo. Ni siquiera me gusta el alcohol de alta graduación". Será su primera ocasión de optar a un puesto de responsabilidad y de servicio público. Ella no se amilana ante los ataques que está recibiendo repletos de prejuicios: "Okupa, mendiga, vegana, comunista, malabarista, independentista y atea no son insultos, a ver cuando os entra en la cabeza".
Durante mucho tiempo, el fervor de la juventud le llevó a pensar (como a muchos otros) que las instituciones no eran sino la prolongación de un sistema contra el que estaban luchando. Pero pasaron los años y en cierta forma su punto de vista cambió. "Mi decisión personal de meterme ahora en política viene de que pienso que la lucha que hay en la calle y en las instituciones no están reñidas. Es nuestra obligación estar en con la gente en las manifestaciones, pero también el estar dentro, para que las reivindicaciones se lleven a cabo. Cuando vas teniendo cierta madurez mental y política las decisiones se toman en las instituciones".
"Equo es lo más afín a mis inquietudes"
Ávila está actualmente gobernada por el PP, que ostenta la alcaldía con 9 concejales, y con el apoyo de los cinco ediles de Ciudadanos. En la oposición, PSOE ostenta 4 e Izquierda Unida 3. La situación está claramente balanceada hacia el lado derecho y parece complicado que este sistema vaya a revertirse. Sin embargo, desde la oposición apelan al respeto por el adversario.
Algunos están enmarcando las elecciones municipales de Ávila en una situación en la que, supuestamente, las protagonistas serían Pilar Baeza, candidata de Podemos a la alcaldía condenada por asesinato, y en la número 3 de Izquierda Unida-Equo, Leonor Sánchez.
En el caso de esta segunda, no consta al parecer ningún antecedente penal. Algunos medios de comunicación han entrado a valorar su aspecto físico, su estética o incluso su modo de vida para utilizarlo a modo de ataque contra ella. "Hace falta mucho más que todo esto para hundirme, ya os lo digo. Lo bueno y que sí agradezco son las muestras de apoyo que me están llegando de los amigos en los últimos días".
"Conocí a mis actuales compañeros de Equo y consideré que era el partido más afín a mis inquietudes. Y no, no voy a meteros la mano en la cartera (ni en ningún sitio). Y tampoco he quemado nunca una iglesia".