En el quiosco de Verónica R. G. se vendía un poco de todo. Había prensa, chuches, revistas... lo típico. Pero Verónica se salía de lo ortodoxo vendiendo pequeños kits con droga. Estas bolsas incluían un cigarrillo, papel de liar, un chicle para el aliento posterior y una pequeña porción de hachís. Los jóvenes que entraban en el establecimiento sólo tenían que decir "una de choco", para que Verónica lo entendiera.
El local está localizado en la avenida Font de Mora, en el municipio valenciano de Puzol, y a él acudían jóvenes de todas las edades a comprar la droga. Además, a escasos 300 metros hay un colegio y dos parques, por lo que se trata de un lugar de paso de jóvenes. El precio de la droga oscilaba entre los tres y 20 euros, dependiendo de la cantidad, según ha podido adelantar el diario Las Provincias.
El pastel se descubrió después de que un padre pillara a su hijo con la droga y, tras una reprimenda, el joven le confesó a su progenitor de dónde había sacado los estupefacientes. El padre, inmediatamente se lo comentó a la Policía Local de Puzol, que inició una investigación al respecto.
Tras conocer la denuncia, las autoridades locales montaron un dispositivo de vigilancia junto a la Guardia Civil. El dispositivo consistía en seguir discretamente a jóvenes que salían del establecimiento y cachearlos, con el resultado de que muchos llevaban este kit de droga. Tras la investigación se ha averiguado que la actividad se realizaba desde abril.
Los agentes han detenido a Verónica por un delito de tráfico de drogas y pasó a disposición judicial el pasado lunes. Este miércoles ha vuelto a reabrir su negocio tras quedar en libertad provisional.