Letizia cambió de nariz, de músculos, incluso de mente: sus 15 años de lucha por ser ella, la reina
Ha cambiado y mucho -y no por la cara-. El paso del tiempo no perdona ni para las reinas: tengan más o menos bótox. Lucha por ser otra aunque sin dejar de ser Ortiz
25 mayo, 2019 01:14Han pasado 15 años desde que aquella joven, que miraba desde la ventanilla de un Roll Royce cómo la lluvia arruinaba el día de su boda, se dirigía hacia la Catedral de la Almudena de Madrid dónde le esperaba su destino. Parecía nerviosa e insegura, pero se trata de la misma mujer que esta semana entraba con paso firme en la sede central de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en Ginebra, Suiza, para participar en una reunión anual con más de 150 ministros de Sanidad de distintos países del mundo. Así es. Mucho ha cambiado Letizia Ortiz Rocasolano en una década y media. Estos son los diez puntos en los que aquella chica de 32 años más ha cambiado para transformarse primero en princesa y después en reina.
1. De la nariz al yoga extremo
Sin duda el cambio más espectacular. Nadie puede decir que la Reina no haya cambiado de aspecto en esta década y media.
Una de las características más pronunciada de la personalidad de Letizia es la búsqueda de la perfección. Como buena Virgo, nació un 15 de septiembre, la Reina es perfeccionista y exigente consigo misma y eso afecta también a su cuerpo. Su cambio físico es evidente. Reconocidos o no han sido muchos los retoques que se ha hecho en el rostro. Zarzuela sólo ha reconocido su operación de nariz de 2008, motivada por problemas de salud. Sin embargo, su rostro deja ver tratamientos de belleza de todo tipo que le han ido cambiando la fisionomía de la cara en 15 años. Todos los retoques estéticos a los que se ha sometido Letizia han sido para equilibrar y armonizar su rostro, que antes era más anguloso. Al retocarse la nariz aguileña su rostro ganó dulzura y su contorno se ha redondeado con rellenos de ácido hialurónico. Incluso sus labios parecen más definidos y carnosos, y comentan que se hizo una otoplastia. Esto último es, una remodelación de cejas.
También su cuerpo es completamente distinto al de 2004. Además de la transformación lógico que supone tener dos hijos en la complexión de cualquier mujer. Letizia empezó a hacer deporte cuando llegó a la Zarzuela, pero fue tras el nacimiento de la Princesa de Asturias y de la Infanta Leonor cuando empezó a ser algo habitual.
La Reina tiene un entrenador personal que acude a Zarzuela casi a diario. No es cierto que entrene en el mismo gimnasio que el resto de los empleados. Lo hace en uno que tiene la familia. Practica sesiones de pesas y ejercicios de cardio y, de vez en cuando, hace running por los jardines del palacio. Pero lo que más le gusta son las clases de zumba y está enganchada a una modalidad de yoga llamada Iyengar. Se diferencia del yoga tradicional en que hace especial énfasis en mantener cada postura durante un largo período de tiempo y emplea bloques, elásticos o correas para ayudar a alinear el cuerpo. "Está muy enganchada a esta modalidad de yoga porque le ayuda a reducir la ansiedad y a mejorar la postura. Aunque no parezca importante para una persona que pasa tanto tiempo de pie es super importante. Lleva diez años haciéndolo y verla es un espectáculo. Cuando ella hace algo, lo hace perfecto o no lo hace", confiesa a EL ESPAÑOL una amiga personal de la Reina.
2. Sólo fruta y verdura ecológicas
Aunque se ha hablado mucho, a lo largo de estos quince años, de la Reina y su relación con la comida, lo cierto es que Letizia tiene una estrecha relación con la alimentación sana. Come pero lo hace de manera ordenada y healthy. "Desde hace unos diez años en la residencia de los Reyes sólo entran alimentos saludables. La Reina sólo quiere frutas y verduras procedentes de agricultura ecológica u orgánica. Cero productos químicos. El azúcar restringido al máximo. Eso para la familia. Pero con ella misma es todavía más exigente. Es fan de la dieta Perricone. Tienen propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias y anti-retención de líquidos. Verduras de hoja verde, té verde, salmón salvaje, lácteos enteros y cuanto más naturales mejor, cúrcuma, frutos rojos, copos de avena, cacao puro, aceite de oliva virgen extra y té kombucha… son los imprescindibles de su lista de la compra", recalca un trabajador de la Casa.
3. El cambio tras la muerte de Érika
Sin duda, uno de los cambios más radicales que ha sufrido Letizia a lo largo de estos 15 años es la exposición de su familia a los medios de comunicación.
Cuando aterrizó en Zarzuela en 2004 la familia Ortiz Rocasolano se convirtió como por arte de magia en la más famosa del país. Los padres de la Reina, divorciados, aparecían ante las cámaras felices y amables. Los entonces Príncipes de Asturias viajaban hasta la casa de la abuela Menchu, en Ribadesella y posaban con ella sin problemas. Todo parecía un cuento de princesa feliz.
Pero todo cambió el 7 de febrero de 2007 cuando apareció muerta, en el antiguo piso de la Reina en Moratalaz, su hermana pequeña Érika Ortiz. La familia de la Reina, incluida ella, responsabilizaron a los medios de comunicación del fallecimiento de la joven por culpa de la presión que ejercían sobre ella. A partir de entonces los Ortiz Rocasolano se blindaron, dejaron de ser amables y construyeron un muro a su alrededor. Lo mismo hizo Letizia con su familia, nada de intimidad ante los medios. Un claro ejemplo es que sólo hemos visto a la Princesa Leonor soplar una vez las velas. Fue en su primer cumpleaños, en 2006, unos meses antes de la desaparición de su tía.
4. Una desconfianza enfermiza
La Reina ya no se fía de casi nadie. Es muy habitual verla en durante un acto hablando con algún invitado tapándose la boca o dando la espalda a las cámaras que estén presentes para que nadie pueda saber lo que está diciendo. Cuando cruzó las puertas de Zarzuela en 2003 era habladora y dicharachera. Preguntaba y esperaba respuesta. Daba su opinión sin importarle mucho quién estuviera delante. Ahora intenta expresarse lo menos posible en público y siempre pregunta muchas cosas para intentar que sea el otro el protagonista de la conversación y así no tener que hablar ella y no contarle nada a alguien que no sabe a quién se lo va a contar. Aunque sea el más mínimo detalle, como le ocurrió en una conversación tras entregar un premio de literatura infantil. Se puso a charlar sobre lo que le gustaba leer a sus hijas y al día siguiente todos los medios titulaban por la lectura favorita de la Princesa de Asturias.
5. "Quiere ayudar de verdad"
Nadie puede decir que Letizia no es una Reina cercana. Lo que pasa es que lo es en sus temas de agenda. Un ejemplo de esto es lo que ocurre con el tema de las enfermedades raras, cuestión que gracias a las gestiones de la esposa de Felipe VI se ha puesto de manifiesto en nuestro país. "Su Majestad se sabe los nombres, problemas y rutinas a los que se enfrenta cada familia que tiene una persona con alguna de estas patologías. Pero ella no lo exhibe a los cuatro vientos. Se preocupa por las familias con este problema en privado porque no quiere la publicidad, quiere ayudar de verdad", cuenta una persona que trabaja con ella en este tema con mucha frecuencia. Puede que la Reina sea menos cercana con el gran público, con las masas, pero en su trabajo no puede serlo más’ añade.
6. Solo habla con el elegido
Cuando empezó en su camino como Princesa de Asturias a la Reina le gustaba llegar a los sitios donde tenían lugar los actos y charlar con los invitados. En muchas ocasiones, el Rey tenía que ir a buscarla porque se entretenía tanto que el acto retrasaba su comienzo. Esto ha cambiado mucho. Ahora Letizia siempre busca a alguien conocido entre las personas que asisten a este tipo de actos, se aferra a él o ella y no habla con nadie más en todo el tiempo. "Esto enfada mucho al resto de los invitados, porque todos quieren hablar con la Reina. Pero ella se queda hablando con una sola persona todo el rato mientras los demás esperan en vano, ya que no dejará la conversación hasta que se vaya", explica una persona que trabaja en Zarzuela, como por otro lado es evidente entre quienes asisten a los actos de Letizia.
7. Más paciente cuando trabaja
Otra de las cosas en las que la Reina ha cambiado durante estos quince años es en la paciencia. Letizia ha ganado mucho de esta virtud tan necesaria para ejercer su labor. Cuando comenzó su carrera como royal los teléfonos móviles no eran algo tan común como lo es en nuestros días. La esposa de Felipe VI ha tenido que aprender con paciencia a soportar a cientos de personas, que teléfono en mano que o bien quieren hacerle una foto o hacerse un selfie con ella. Ella sonríe y cumple con su deber.
8. Hace lo que se le antoja
Si en estos 15 años Letizia ha ganado paciencia, lo que ha perdido es discreción. A la Reina no le importa quién este delante para formular lo que quiere preguntar.. Eso es algo que conocen muy bien los periodistas habituales que cubren las noticias de la Casa del Rey que temen sus preguntas y comentarios en cuanto se acercan. "¿Hoy no tenías quién te planchara la camisa?", le preguntó a un redactor de una cadena de radio durante un corrillo en la celebración del Premio Cervantes en Alcalá de Henares delante del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su esposa. El periodista no pudo evitar ponerse rojo. Otro jefe del Gobierno vivió en persona el momento en el que la Reina sacó un espejo y se retocó los labios ante sus ojos mientras esperaba a que comenzaran los saludos a la Familia Real. Mariano Rajoy le quitó importancia.
9. Nunca se relaja con un policía
Un trabajador de Zarzuela nos lo explica así: ‘En eso sí que ha pegado un cambio radical. Desde hace unos años la Reina nunca se relaja, no baja la guardia. Siempre está tensa, controlando todo lo que hay a su alrededor. Muchas veces nos reímos comentando que debería ser ella la que montara los dispositivos de seguridad porque no se le escapa nada’.
10. Obsesionada con no ser sólo consorte
Mientras que otras royals europeas son más figuras decorativas que otra cosa, nuestra Reina trabaja y además le gusta demostrarlo. "Alucinamos con ella cuando entró en la clínica. Sabía perfectamente a qué nos dedicábamos allí, que tipo de pacientes teníamos, que patologías tratamos… Quiso saberlo todo, con mucho detalle. Había hecho los deberes sobre la malaria, que es nuestro principal problema, pero de forma asombrosa", cuenta una de las personas que trabaja en la Clínica de la Cruz Roja que visito la Reina hace pocas semanas durante su viaje de cooperación a Mozambique.
Letizia quiere sentirse útil, no cumplir con su título de reina consorte, sino servir a la Corona y a España con su labor como cualquier alto funcionario del estado, termino con el que le gusta equipararse cuando habla de su labor.
Lo que parece claro es que Letizia ha cambiado y mucho -y no por la cara-. El paso del tiempo no perdona ni para las reinas: tengan más o menos bótox. Letizia ya no es lo que era cuando se casó hace 15 años. Lucha por ser otra aunque sin dejar de ser Ortiz aunque aquella vida quede tan lejos. Pero es algo natural, no puedes evitar que te afecte el paso del tiempo y nadie es el mismo después de que le hayan pasado quince años por encima. La Reina tampoco.