Sorpresa. Aunque en Zarzuela aseguren que el anuncio de don Juan Carlos de desaparecer de las actividades públicas de la Corona es una decisión meditada y tomada con tranquilidad, lo cierto es que un hecho ha precipitado los acontecimientos. El Rey Emérito quería ir a la celebración del Día de las Fuerzas Armadas -el próximo sábado 1 de junio a Sevilla-, pero al equipo de su hijo, el Rey Felipe VI, no le ha parecido buena idea y no le ha permitido.
Esta ha sido la gota que ha colmado el vaso de cinco años de desprecios y aislamiento que ha vivido el Emérito por parte del actual Monarca. Cuando este domingo se cumpla justo un lustro desde que don Juan Carlos comunicase a todos los españoles su decisión de abdicar a favor de su hijo será el momento en el que abandone la vida pública. Así lo ha dejado claro en la tarde de este lunes con una sencilla carta en la que habla de su "retirada definitiva de actividades institucionales".
Fuentes oficiales de Zarzuela aseguran a EL ESPAÑOL que el padre del Rey llevaba tiempo meditando esta decisión. Según explican estos interlocutores, la fecha clave sería el día que celebró su 80 cumpleaños en enero de 2018. Y aunque ha sido ahora cuando ha dado el paso definitivo, su hijo Felipe sabía que esta idea le rondaba la cabeza a su padre desde hacía tiempo.
"El rey muere rey", decía la Reina Sofía a Pilar Urbano en su libro La Reina muy de cerca. Esto, sumado a que el servicio a España lo lleva don Juan Carlos en sus genes de Borbón hace sospechar que ha sido una decisión que casi nadie se esperaba. "Tiene una edad, está cansado. Todo lo que hace está mal visto dentro de la Casa, lo critican, no le dejan moverse con naturalidad. La muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba le ha afectado mucho: ya no tiene ganas. Además, el problema de salud de hace unos meses con el tema de la cara le tiene preocupado. Ha sido un cúmulo de cosas personales sumado a la falta de consideración por parte de su hijo y su nuera Letizia", confiesa a este periódico un amigo personal del Emérito.
Cinco actos en 2019: "¿Alguien va a notar que no está?
El caso es que tampoco nadie le va a echar en falta dentro la institución. "Si miras sus actividades, ha tenido cinco actos oficiales en todo el 2019. ¿Crees que alguien va a notar que no está en la agenda? En realidad, se marcha porque ya prácticamente no tiene agenda", apunta la misma persona. La puntilla que le ha llevado a tomar la decisión tuvo lugar hace dos semanas cuando se le negó su petición de estar al lado de su hijo Felipe VI en el Día de las Fuerzas Armadas. Aunque bien es cierto que ha sido un continuó malestar el que le ha llevado a tomar finalmente la decisión de desaparecer ya del todo.
Según fuentes cercanas al Emérito, la persona que más ha apoyado a don Juan Carlos en estos meses tan duros ha sido la Infanta Elena. Su hija mayor, compañera de viajes, comidas y toros, lo tiene claro; su padre tenía que dejar de soportar las humillaciones constantes que estaba recibiendo por parte del actual equipo de Zarzuela. Desde la primera, poniéndole el título de Emérito -cosa que él odio desde el primero día- hasta la última -la negativa de ir a Sevilla el próximo sábado-, pasando por otras tantas humillaciones como el mandar su despacho al Palacio Real.
Porque de salud, que podría ser otra de las razones para mandar la carta [Aquí puede leerla íntegra la misiva], se encuentra todo lo bien que puede estar un hombre de su edad. "Tiene obsesión con no quedarse en silla de ruedas como su madre. Ha sufrido lo que no está escrito por culpa de su cadera, pero él se ha empeñado en mantenerse en pie como sea. Muchos ya se hubieran rendido, pero él no", revela a EL ESPAÑOL otra de las personas que están a su lado casi cada día.
"Eso sí, anuló un par de comidas porque le dolía tanto la cadera y la rodilla que prácticamente no podía caminar y no quiere que nadie le vea así. Pero la salud no es la causa, aunque él es bastante asustadizo con el tema de la enfermedad. Lo de la cara le tiene acojonado. Pero no hay nada por lo que preocuparse. La salud no ha sido razón", aclara esta misma fuente.
Las cosas llevan un año muy torcidas entre padre e hijo. La publicación en EL ESPAÑOL de las Cintas de Corinna en las que su amiga íntima le confesaba al comisario Villarejo varios de los negocios privados poco claros del emérito fue un antes y un después en su relación. Eso, en julio de 2018, desencadenó una serie de humillaciones, pero la más destacada para el padre del Rey, la que de verdad hizo que el ex monarca entendiera que ya no era persona grata en Zarzuela tuvo lugar unas semanas después. Cuando su hijo no le dejó competir en la Copa del Rey de Palma de Mallorca, competición para la que llevaba entrenándose todo el invierno con su tripulación en aguas de Sanxenxo, en La Coruña. Felipe VI no quería una foto con su padre en el muelle del Club Náutico y eso le partió el corazón a Don Juan Carlos.
Pero ha habido más humillaciones. Desde su abdicación, el monarca fue pasando a un completo segundo plano y su agenda en el exterior quedó prácticamente circunscrita a tomas de posesión de mandatarios iberoamericanos. Sin embargo, en recientes investiduras como la de Andrés Manuel López Obrador en México, desde Zarzuela se explicó que no asistiría por sus problemas de salud. Sin embargo, tal y como informó EL ESPAÑOL, durante estos meses esos mismos supuestos malestares médicos no le han impedido viajar a Estados Unidos o los países árabes.
Antes de que le explote otro Caso Nóos
Aunque Zarzuela intento dejar pasar el asunto, lo cierto es que el pasado mes de abril la princesa alemana confirmó ante notario que el director del servicio secreto español en aquellos años, Félix Sanz Roldán, la amenazó de forma directa tras su ruptura con el rey, al conocer que ella guardaba información confidencial y documentos que afectaban directamente al monarca.
El problema venía porque la Fiscalía Anticorrupción consideró al padre del Rey inimputable por su condición de Jefe del Estado, pero ahora sólo era Emérito. "Puede que en la cabeza de don Juan Carlos con su retirada, también esté la idea de desaparecer antes de que le explote un Caso Noos, pero con él de protagonista y que afecte al reinado de su hijo, como afectó Urdangarin al suyo. ¿Y si el padre sólo está haciendo lo natural? Proteger a su hijo", explica un trabajador de la Casa.
No obstante, antes de las Cintas de Corinna, Juan Carlos ya había recibido otra "puñalada" cómo el mismo la había denominado a sus amigos más íntimos. En junio de 2017, a raíz de la celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas, se produjo una de las mayores crisis en el encaje de qué hacer con el Rey Emérito. Finalmente, el padre del rey no fue invitado por problemas protocolarios. Así, ante ese brutal desplante hizo saber a todo el mundo su malestar por no haber acudido.
Una cosa está clara. Don Juan Carlos, el rey que durante más tiempo ha reinado en nuestro país en tiempos de paz, se marcha con una simple carta para poder disfrutar de sus aficiones como la vela y los viajes con amigos sin que nadie le moleste. Y sobre todo, con la sensación de que ya nadie más le volverá a llamarlo Rey Emérito, adjetivo que tanto detesta. Una decisión con la que la Reina Sofía no parece estar muy de acuerdo, ya que según comenta su entorno ella está dispuesta a seguir teniendo, en la medida de lo que le permitan, una agenda oficial.