Ya había pasado antes. No era la primera vez que Verónica tuvo que sufrir las risas de sus compañeros, que se violara su intimidad, ser el centro de atención utilizando su sexualidad como un arma arrojadiza. La joven de 32 años que se quitó la vida el pasado sábado, después de que un vídeo sexual suyo circulara por una parte importante de la plantilla de la fábrica de Iveco donde trabajaba, ya había vivido esa realidad tiempo atrás, volvía a ser víctima por segunda vez.
Fue hace aproximadamente diez años cuando Verónica mantuvo una relación esporádica con otro compañero de trabajo y ambos se grabaron manteniendo relaciones sexuales. Como en esta última vez, esas primeras imágenes también se enseñaron y se difundieron, según ha podido comprobar EL ESPAÑOL. Sin embargo, no se compartió de una forma tan masiva y se quedó en un círculo más cerrado de personas. Era algo que la gente sabía pero no tantos habían visto y Verónica salió del paso como pudo.
A pesar de que los hechos son similares, los autores de la difusión del vídeo son personas distintas. El primero de ellos, el de hace diez años, fue un compañero de trabajo muy cercano a Verónica mientras que en el último caso el autor de la difusión ha sido un trabajador de otra sección. "Muchos sabíamos de la existencia de ese primer vídeo. Yo lo vi porque me lo enseñó ese trabajador, que también se lo estaba enseñando a otros en el móvil. Todos se reían", recuerda una compañera.
Según apuntan las investigaciones, el responsable de publicar el segundo vídeo comenzó a tener una relación con ella en un momento en el que la mujer había roto temporalmente con su pareja y actual marido, D.S.. Las primeras pesquisas apuntan a que este último trabajador llevaba tiempo amenazando a la mujer con viralizar el vídeo si no volvía con él.
La existencia del primero de los vídeos también llegó a oídos de su marido, entonces pareja, a través de la cuñada de ella, que también trabaja en la misma fábrica. Pero en aquella ocasión no fue a más y quedó como algo esporádico. Pero la pesadilla se volvió a repetir para ella, y no pudo más.
Fue el último de los dos vídeos el que puso la gota que colmó. Llevaba al menos desde mediados de mayo circulando entre los trabajadores y complicando la vida a Verónica. Según ella misma dijo a su entorno cercano, podía ver como había gente que, desde la otra punta de la fábrica, iba a su puesto de trabajo a ver quién era la del famoso vídeo.
Por eso, Verónica acudió el pasado jueves a la dirección de la empresa para comentar la situación y desde Iveco le ofrecieron un cambio de puesto. La plantilla está formada por 2.500 personas y ese nuevo puesto era en la otra punta de la fábrica. Ella lo aceptó. Iba a cambiarse, sobrellevarlo y ser fuerte de nuevo. Pero entonces su marido se enteró, despertó fantasmas del pasado y el mundo se le vino abajo.
La posible responsabilidad de Iveco
Este jueves, el Juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá de Henares ha abierto diligencias previas a un juicio por la presunta comisión de un delito de descubrimiento y revelación de secretos, contemplado en el artículo 197.7 del Código Penal. El principal objetivo de las investigaciones es confirmar quién difundió el vídeo y por qué motivos. Esto último es relevante ya que si hubo extorsión se podría haber incurrido en otro delito añadido.
La tarde de este jueves, un hombre se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Mejorada del Campo, en Madrid, en relación con este asunto. La benemérita llamó inmediatamente a la Policía Nacional, que está a cargo de la investigación, y fue trasladado a la Jefatura Superior para tomar declaración. Aunque el hombre reconoció haber sido pareja de Verónica en el pasado, negó haber participado en la difusión del vídeo y fue puesto en libertad sin cargos.
En estas investigaciones podría acabar cayendo también el responsable de la difusión del primero de los vídeos si se demuestra que lo compartió. Aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces, hay gente que lo ha visto hace poco por lo que todavía puede quedar rastro de los archivos en los distintos teléfonos.
El movimiento del Juzgado de Instrucción se suma al de este miércoles cuando la Fiscalía, a través de la Sala de Criminalidad Informática, ha pedido a la Policía Nacional de Alcalá de Henares una investigación al respecto. También la Agencia Española de Protección de Datos ha iniciado actuaciones de oficio.
Las autoridades están investigando también si Verónica pudo sufrir acoso laboral tras la publicación de las imágenes, algo que la propia afectada trasladó a su círculo y a la empresa.
El sindicato Comisiones Obreras ha anunciado que denunciará a Iveco ante la Inspección de Trabajo ya que, según aseguran, la empresa lo sabía desde el pasado jueves. Ese fue el día que Verónica subió a contar a la empresa todo lo que estaba sucediendo, lo hizo con compañeros sindicalistas, ya que ella misma también estaba afiliada. La empresa “no hizo nada para evitarlo”, consideran desde Comisiones Obreras, y aseguran que no activaron el protocolo.
Tanto la empresa como los distintos sindicatos que operan en ella han optado por el mutismo a medida que el caso de Verónica ha ido creciendo mediáticamente. Ningunos se quieren pronunciar al respecto y están esperando a los próximos movimientos de la Policía Nacional, que se espera sean de manera inmediata.